In case you didn't know

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In case you didn't know
Baby I'm crazy bout you
And I would be lying if I said
That I could live this life without you
Even though I don't tell you all the time
You had my heart a long long time ago
In case you didn't know

Maratón 1 de 5

Enero, 1998

Lauren

Aquella mañana el frío invadió cada rincón de mi habitación dejando que el invierno también arrasara contra las paredes de ésta y todo se llenara del fúnebre crespón que el invierno siempre dejaba en su paso por la tierra antes de caer rendido bajo la sensibilidad de la primavera.

Suspiré sintiendo como mis mantas se transforman en fríos témpanos y mis pies descubiertos sentían el efecto de que la calefacción no estaba en una temperatura suficiente como para mantener el calor dentro, por lo cuál abrí perezosamente mis ojos mientras por reflejo mis piernas se encogían para que el calor no se fuese de ellas. Parpadeé un par de veces antes de notar como aún eran apenas las seis de la mañana y hoy era sábado por lo cuál no tenía ningún tipo de panorama para hoy.

Me removí un par de veces sobre mi cama hasta que decidí que el sueño no era parte de mí por lo tanto no dudé en levantarme para darme una ducha y comenzar mi día más temprano de lo que solía hacer cada sábado. Hoy era día de entrenamiento desde las nueve por lo cuál decidí que hacer un poco más de ejercicio en la mañana no sería un mal panorama, me senté en mi cama moviendo perezosamente mi cuello antes de sentir como la alfombra de mi habitación se amoldaba a mis pies fríos y sonreí ante la bolsa que se encontraba a tan solo unos pasos de mi cama y que era el regalo que Camila me había dejado hace semanas atrás cuando llegó antes de navidad a almorzar.

Fue inevitable recordar por unos segundos aquel momento y la camiseta de los Chicago bulls que se encontraba en aquella bolsa negra, aunque me quedaba bastante grande poco y nada me importaba porque era un regalo de Camila. Me acerqué a ella para tomarla y sacar aquella camiseta negra que tenía en rojo el número de la camiseta de mi equipo y debajo de ella se encontraba mi apellido.

Sin dudas alguna había sido el mejor regalo de navidad que había recibido durante mucho tiempo por lo cuál mis dedos impresionados siguieron con delicadeza la tela suave que envolvía a la prenda mientras esas sonrisas que pensaba había olvidado se encontraban en mi rostro adorando aquella camiseta.

Con paso seguro la dejé sobre mi cama porque me la pondría ésta mañana para ir al entrenamiento y como ropa de cambio porque en el gimnasio solo utilizábamos la ropa de los partidos por lo cuál aquella camiseta tendría que esperar en mi bolso. La acomodé sin dejar esa sonrisa que siempre se formaba cuando se trataba de Camila sintiéndome totalmente distinta cuando estaba a su lado, era como si nada malo pudiese pasar si ella estaba conmigo y quizás había algo de razón en ello porque em daba una confianza que no había estado presente en mis días desde hace mucho tiempo.

Fui a mi closet a sacar un calentador azul  que acompañarían a la camiseta y mi típico equipo de basquetball para finalmente dirigirme a la ducha sintiendo como las gotas de agua caliente intentaban mostrar un panorama distinto al frío invernal que sentía todo mi cuerpo.

Al salir de la ducha dejando que todo mi baño se llenara del vapor de agua fue la primera vez que decidí mirarme al espejo sin tener ese miedo constante a hacerlo, quería ver esa imagen que todos los demás veían. A pesar de que la vergüenza de verme me perseguía en cada segundo que me detuve a observarme detrás del espejo me di cuenta que de cierta forma Camila tenía razón y ahí estaban unas ojeras que ocultaban todas mis noches sin dormir y que eran acompañadas por sustancias que en la mañana hacían el efecto contrario al que presentaban en la madrugada.

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