We both lie silently still
In the dead of the night
Although we both lie close together
We feel miles apart insideWas it something I said or something I did
Did the words not come out right
Though I tried not to hurt you
Though I tried
But I guess that's why they sayMaratón 2 de 5
Camila
Las gotas de lluvia comenzaron a cubrir todo el panorama de la ciudad mientras una tímida sonrisa aparecía en mis labios al encontrar un estacionamiento disponible en la calle del colegio de Lauren, los últimos días me había dedicado a intentar pasar un poco más de tiempo con ella mientras notaba como era apenas una rosa sin florecer viviendo un invierno eterno en su propio mundo interno pero que con un poco de cuidado había comenzado a florecer siendo una de las rosas más hermosas que había visto sino era la más bonita.
Sus ojos habían comenzado a adquirir ese brillo que nacía de los momentos felices, a pesar de que éstos tenían un color verde casi hipnótico, tan salvajes y tan inocentes a la vez; tenía que aceptar que lo que más me gustaba de ella era esa sonrisa tímida que aparecía sin que nos diéramos cuenta como si fueran pequeñas estrellas fugaces iluminando el cielo oscuro de su rostro.
Definitivamente ella era el mejor espectáculo interestelar que había podido admirar y durante los últimos días había sido capaz de quitarme tantas sonrisas haciéndolas propias además de muchos suspiros ante el hecho de que yo solo deseaba que fuese feliz y que éstos momentos siguiesen presentándose eternamente en su vida.
Bajé del auto sintiendo como las pequeñas gotas caían a mi alrededor decorando el cielo nublado que estaba presente hoy como casi todos los días en la ciudad, tal vez por eso me gustaba tanto Seattle por la simple razón de que era un oasis que pintaba la tristeza en cada una de sus calles y el más mínimo acto de felicidad que pudieses producir en ésta ciudad era capaz de cambiar las calles por unos minutos y teñirlas de la magia que solo podía encontrarse gracias a una sonrisa ó un par de risas sin sentido.
Tal vez me gustaba el hecho de que la ciudad fuese compatible con mi estado de ánimo y esto me obligara a intentar cambiar el panorama generando momentos fugaces de colores que había dejado en el exilio de mi vida.
Las gotas seguían cayendo mojando de a poco la chaqueta negra que llevaba puesta hoy, sin embargo, ni siquiera la lluvia fue capaz de quitar la sonrisa que imperaba mis labios esperando que aquella pelinegra con los ojos más extraordinarios que había visto alguna vez saliera. Los niños comenzaron a salir buscando a sus padres en medio de la lluvia mientras que algunos simplemente seguían el camino hacia su casa, la felicidad que ellos irradiaban me recordaban tanto a esos momentos donde había sido participe de tantas salidas del colegio de André como también esos momentos donde los alcanzaba en casa y él no dudaba en tirarse a mis brazos con todo el amor del mundo.
Un lánguido suspiro salió de mis labios frente aquel recuerdo, no obstante, me negué a llorar por ello porque me parecía injusto que hasta esos recuerdos que eran pintados de los colores del sol fuesen capaz de recordarse en mi cabeza como momentos que necesitaban lágrimas; no era justo para mí ni para él que cada recuerdo que tuviera de mi hijo se transformase en un océano de tristezas y desilusiones por lo cuál simplemente suspiré apartando todo lo que me dolía y desvié mi mirada de los niños que salían emocionados con sus padres.
—¿Doctora Cabello?—escuché detrás mío lo cuál me hizo girarme frunciendo el ceño al no poder identificar esa voz, sin embargo, ver a aquella pelirroja con pecas tampoco me ayudó a recordarla de alguna forma. La chica llevaba una chaqueta café que combinaba con sus botas y su falda negra mientras llevaba un paraguas azul que intentaba protegerla a ella y al niño que se encontraba detrás de ella con la timidez que daba estar con un extraño.
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Perfect
RandomFue en aquel momento cuando el tiempo se detuvo y las manecillas del reloj no se atrevieron a seguir girando, cuando me di cuenta de que la perfección no estaba en sus ojos, ni tampoco en la curva más bonita que tenía, ni tampoco estaba en su mirada...