Baby, I'm dancing in the dark with you between my arms
Barefoot on the grass, listening to our favorite song
When you said you looked a mess, I whispered underneath my breath
But you heard it, darling, you look perfect tonightLauren
Las paredes blancas habían dejado de incomodarme y solo las veía como el reflejo de la tranquilidad que deseaba en mi vida, era extraña como la vida funcionaba y podía convertir en cenizas aquellos incendios que habían condenado tu día a día durante meses, quizás esa era la parte que todo el mundo mencionaba cuando sucedía una desgracia y dicen todo va a mejorar ó tal vez solo eran coincidencias y realmente no existía un todo va a mejorar sino un pequeño lapso de tiempo donde podías volver a reconstruir las cenizas que habían sido esparcidas entre la vegetación fértiles de los campos infinitos de las oportunidades.
—Buenos días Lauren —me saludó Natalie con su típica sonrisa, con sus pecas adornando su rostro, un vestido azul y un par de tacones que la hacían ver más alta de lo que ya era. Yo sonreí ante su saludo mientras veía como la pelirroja se sentaba en el escritorio que habíamos compartido durante meses todos los días que llevaba en éste lugar, era cierto que le pagaban por hablar conmigo pero aún así me encantaba pasar horas conversando con ella sobre cualquier cosa sin sentir la presión de que eran solo tonterías y que no le interesaban ni en lo más mínimo. Ella entendía como me sentía, solía recomendarme libros y ya podía encestar desde la línea de tiro libros gracias a mi ayuda.
—Buenos días Natalie —comenté sin dejar de sonreír mientras notaba como hoy se encontraba con varios documentos en la mano, no era normal en ella traer algo más que su típico cuaderno, no obstante, no hice ningún comentario al respecto y simplemente volví a mirar su rostro con otra pequeña sonrisa esperando que ella comenzara la conversación — Hoy ha amanecido más calurosos de costumbre —mencionó riendo y yo solo me encogí de hombros porque era Miami y no me sorprendía en lo más mínimo aunque yo tampoco era devota al calor constante que existía en ésta parte del país, sin embargo, al menos tenía el refugio de la playa cada día por medio cuando así lo deseara.
—Es Miami—respondí con obviedad —Es como si comenzara a llover en Seattle —contesté con un suspiro al recordar todos esos días donde la lluvia se había hecho presente durante casi toda mi vida, era cierto que prefería mil veces lo que Miami me ofrecía ya que era un momento de paz luego de todas las tormentas que existían en Seattle, no obstante, extrañaba a Keana, ver todos los días a Camila, observar como la lluvia nace en momentos impredecibles y como el recorrido hacia casa podía ser una obra de arte si te atrevías a ver más allá de la rutina.
—¿Extrañas Seattle?—me preguntó llamando mi atención y yo bufé ante esa pregunta.
—Un poco, estoy acostumbrada a vivir allá y aunque adoro este lugar creo que ya debo volver —argumenté haciendo que la chica de vestido azul me viera con una sonrisa por mi comentario.
—¿Te gusta estar aquí?—preguntó y yo asentí porque nunca me había sentido tan cómoda como lo hacía aquí, aunque sabía que sino hubiera pedido ayuda estar aquí solo sería una imposibilidad, si era sincera ya no sabía como volver a casa y a un mundo donde apenas recibía un saludo. No quería volver a eso pero sabía que no lo haría porque las decisiones las tomaba yo y podía crear el mundo que yo deseara a través de lo que se me presentase como opción en mi vida, sin embargo, debía aceptar que también cierta parte de mí extrañaba a mamá por el simple hecho de que al final del día seguía siendo eso aunque me hubiese lastimado lo suficiente como para no creer que tuviésemos ningún tipo de relación.—Hoy tengo muchas noticias —comentó enarcando la ceja mientras acomodaba los papeles que estaban en su mano —¿Cuáles quieres primero?—preguntó haciendo que yo frunciera el ceño —¿Las malas ó las buenas?—no había ni siquiera que preguntar aquello porque estaba tan acostumbrada a las malas noticias qué rara vez existían buenas por lo cuál me desvié por la primera opción.
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Perfect
RandomFue en aquel momento cuando el tiempo se detuvo y las manecillas del reloj no se atrevieron a seguir girando, cuando me di cuenta de que la perfección no estaba en sus ojos, ni tampoco en la curva más bonita que tenía, ni tampoco estaba en su mirada...