Take your passion
And make it happen
Pictures come alive
You can dance right through your lifeMaratón fin de semana 1 de 4
Lauren
Aquella mañana Seattle se pintó de un cielo encapotado donde no existía más que un denso color gris atravesando cualquier tipo de panorama que el día pudiese ofrecer. La verdad es que ni siquiera el cielo lograba ser gris porque las sombras de la noche aún seguían presentes mientras mis párpados notaban como empezaba a moldearme ante la extrañeza de no haberme levantado en mi habitación sino en una que apenas tenía un par de recuerdos de ayer mientras intentaba luchar contra el estado en que siempre me llevaba un aventón.
Suspiré notando como al menos el dolor de cabeza que tenía ya no era tan prominente y las visiones no se hacían presentes lego de haber recaído en un buen sueño, froté mis párpados notando como la habitación pintada de color crema y que tenía a diferencia de la mía todo en un perfecto orden que me dio un poco de escalofríos al verla; aunque tampoco era muy diferente de como lo había imaginado de alguien como Camila.
Me levanté cansada recogiendo mi mochila que estaba en el suelo mientras entraba al baño en un intento de lograr adquirir fuerzas para combatir la mañana que se presentaba a través de una densa neblina y un frío cotidiano a los inviernos que se formaban en la ciudad.
Me mojé la cara notando como había un reloj en lo alto del baño justo en la parte donde el gran espejo del tocador no lograba tocar, miré con atención leyendo la hora y notando que aún tenía un par de minutos para lograr llegar a casa y darme una ducha antes de ir al colegio. El frío fue presente en el momento que el agua fría recorrió mi rostro cansado marcando en aquel gran espejo la presión que me ofrecía cada mañana seguir viviendo.
Un lánguido suspiro salió de mis labios profanando la soledad que se había instaurado en el baño para darle protagonismo a mis manos buscando algún tipo de refugio frente a las bajas temperaturas notando como aquella pastilla beige con verde aún existía en mis bolsillos, la pasé sobre mis manos mirando detalladamente como en letras negras resplandecía el nombre, Prozac se veía en un tamaño digno de los elementos publicitarios que nos dominaban diariamente a consumir cosas que ni siquiera conocíamos pero apoyábamos como sanos por la publicidad que veíamos en todas partes.
Al final de todo, era imposible no haber visto en algún lugar esas publicidades que demandaban conciencia contra la depresión donde la tildaba de una enfermedad mortal y que podía ser sanada si uno ponía de su parte para poder hablar con personas que eran expertos en el tema.
Creo que nadie podía olvidar aquel gran letrero que se encontraba en cada uno de los paraderos donde rostros felices adornaban el paradero, rostros felices consumidos por una felicidad comprada a través de los antidepresivos. Era imposible no haber escuchado alguna vez como el Prozac podía ser recetado hasta para niños, le daban tantos elementos mágicos a aquella pequeña cápsula que no era tan difícil caer bajo el cuento de hadas que ofrecía, a través de mejoras inmediatas y una felicidad que podía comenzar a iluminar nuestros días.
Jugué con la pequeña cápsula intentando encontrar razones por la cuál podía detener las ganas de querer probar algo nuevo pero finalmente me detuve ante aquel acto para simplemente botarla, hoy no era el día para caer en antidepresivos.
Hoy era un día donde no necesitaba un rostro oculto en tristeza que era delatado a través de sonrisas falsas, hoy era un gran día porque tenía la final del campeonato interescolar de basquetball por lo cuál no necesitaba drogas para certificar esa pequeña sonrisa que nació al recordar la fecha.
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Perfect
RandomFue en aquel momento cuando el tiempo se detuvo y las manecillas del reloj no se atrevieron a seguir girando, cuando me di cuenta de que la perfección no estaba en sus ojos, ni tampoco en la curva más bonita que tenía, ni tampoco estaba en su mirada...