Un día de Playa

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Un día de Playa


–¿tampoco puedes dormir? –pregunto Matías y Jade lo miro negando–

–no, estaba buscando a Mayte, con permiso –Jade trato de irse–

–tú hijo es maravilloso –esas palabras hicieron que Jade lo mirara y suspirara–

–sí Matías es lo más lindo que tengo

–sabes mi esposa lleva siete años tratando de tener un hijo –Matías suspiro– y yo nunca había estado convencido que realmente quisiera tenerlo, pero ahora –Jade lo miraba atenta– creo que es un buen momento para tener un hijo –Jade trago en seco– Katia es una mujer buena, que sería una excelente madre –Jade lo miraba pero ahora desconcertada– no me imagino a nadie mejor para ser la madre de mi hijo –esas palabras le dolieron a Jade sintió un nudo enorme en la garganta suspiro tratando de que la sensación de tristeza se fuera–

–ojalá y pronto llegue tu hijo –Matías quito su vista del mar y miro a Jade–

–¿fue difícil?

–¿qué?

–tener un hijo tan joven, digo te vez muy joven

–más que difícil un poco inesperado –suspiro– y tenía mucho miedo, acababa de cumplir la mayoría de edad cuando Mati nació

–debió ser complicado

–mis padres hicieron que fuera hermoso, siempre me apoyaron –Jade lo miro– nunca me arrepentiría de nada de lo que paso, porque mi recompensa es enorme, no sabes lo lindo que fue escuchar el llanto de Mati por primera vez y después tenerlo en mis brazos y saber que me necesitaba –Jade miraba a Matías de una manera extraña era como si en sus palabras le estuviera agradeciendo el mejor regalo que había recibido su hijo–

–tú hijo es un niño muy especial

– ¿por qué lo dices? –pregunto curiosa–

–Nuestro primer encuentro fue desagradable –Jade hizo una mueca–

–lo siento mucho, no sabes cuantas veces le he dicho que no debe correr con el refresco –Matías sonrió–

–pero es niño y ellos hace esas cosas, y gracias a ese choque cuando vi sus ojos me recordaron –Matías guardo silencio–

– ¿a quién? –Preguntó acercándose a Matías que estaba recargado del barandal–

–a nadie, alguien que no debe de tener importancia en mi vida –esa palabras traspasaron como si fuera lumbre el corazón de Jade–

–Creo que lo mejor es que me vaya –Matías la observó confundido estaban hablando bien y de pronto Jade decide irse–


–Jade entró a la habitación observó a Mati mientras dormía, no pudo evitar que algunas lágrimas escurrieran en sus mejillas y le dolió darse cuenta cuánto daño le habían hecho esas palabras, no puede ser pensaba mientras abrazaba a su hijo, yo no puedo sentir esto él está casado y ama a su esposa, por favor Jade solo fuiste una aventura de una noche tanto que no se acuerda de tí–



–la mañana siguiente todos estaban en el comedor excepto Jade, quien en cuanto se levantó le indico a Matías que se cambiara para regresarse necesitaba huir de ahí, algo le decía que lo mejor que podía hacer es mantener distancia–

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