Una incubadora

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Una incubadora

–Wili se perdió en la mirada tan profunda y sincera de Afrodita por primera vez en su vida sintió una necesidad de hacer el amor con solo una mirada, quería ser dulce, paciente pero sobre todo amarla saber que esa mujer era suya–

–No sé qué me pasa contigo –Afrodita se separó lentamente del beso– sé que me vas a lastimar y mírame –Wili le acarició el rostro–

–No entiendo porque dice eso –acaricio sus labios y se acercó nuevamente a besarlos–

–Wili porque es la verdad, ahora vas a querer tener sexo conmigo y después estaré enamorada de ti, llorando todos las noches cuando te vayas a ver a tus conquistas –Wili la miro y sonrió con ternura– yo –Wili la cayo posando sus labios tiernamente en los suyos–

–Déjame demostrarte que eso que piensas no va a pasar –Afrodita lo observo sorprendida– deja que te conquiste, vamos a conocernos

–Yo no sé –se acercó de nueva a ella coloco sus manos en su cuello y la jalo sentándola a horcajadas encima de él su lengua exploro su boca, sus manos se estacionaron en la cintura de ella mientras las manos de ella acariciaban la espalda de él, se separaron del beso mirándose fijamente y Afrodita lo abrazo escondiendo su rostro en su cuello y suspirando su aroma–

–Vamos a conocernos –suplico Wili absorbiendo el aroma del cabello de Afrodita–

–Pero quiero ir lento –Wili sonrió e hizo de una manera muy dulce que Afrodita lo mirara–

–Vamos a ir al ritmo que tú quieras –Ella sonrió y levanto su ceja–

–Yo puedo tocarte y besarte cuando quiera –Wili sonrió y asintió– pero tú no –se mordió el labio–

–Eso es trampa –se quejó Wili haciendo un puchero– eres muy tramposa –le acaricio su mejilla con su dedo–

–No soy tramposa –tomo la nuca de él para besarlo nuevamente, Wili dejo la boca de ella y bajo besando su mejilla y estacionándose en el cuello, Afrodita cerró los ojos sintiendo el aliento de ese hombre que le provoca cosquillas por todo el cuerpo– falta el postre –dijo de repente y Wili se quejó–

–Yo ya estoy comiendo mi postre –Afrodita sonrió negando–

–Pero yo no –se levantó y le tomo la mano– Anda vamos por el postre –Wili asintió–

–Cierra los ojos –Afrodita frunció el ceño– anda –tomo la tapa que tenía el postre y lo abrió–

–¡Plátanos! –lo abrazó– eso se ve delicioso

–Son riquísimos –tomo un tenedor y partió un pedazo del plátano frito cubierto con rompope–

– ¡deliciosos! –Cerró los ojos saboreándolos–

–Me encantas –se acercó a Afrodita y le dio un beso ella lo abrazo–



–Jade entro al baño estaba triste se miró en el espejo y cerró los ojos no pudo evitar que las lágrimas salieran–

–Solo una noche eso fue lo que fui en tu vida –cerró los ojos suspiro y recordó lo que acababa de pasar la noche anterior– hay Matías porque me haces sentir tanto –se empezó a desvestirse y se metió a la ducha no pudo evitar que alguna lágrima se escurriera por su mejilla, las palabras de Matías le habían dolido y mucho–

–Matías se dio una ducha rápida se cambió y se dirigió al cuarto de Jade necesitaba hablar con ella, entro y se sentó en la cama pensando en esa mujer que estaba detrás de la puerta y todo lo que ella y Matías significaban en su vida, como era posible que en tan poco tiempo ellos dos ya ocuparan gran parte de su corazón si no es que todo, él no quería seguir con Katia, él quería formar una familia con Jade, él quería que Matías fuera su hijo, sonrió al pensar que Matías le dijera papá, la puerta del baño se abrió y Matías se dio cuenta de la tristeza de Jade–

Un Poco de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora