Tú me traes mala suerte

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Tú me traes mala suerte


–Jade miro a Matías impresionada por lo que había dicho será que Matías se dio cuenta, la reconoció dios y ahora que iba hacer, tenía miedo, él se moría por tener un hijo y si se lo quería quitar, la sensación de pánico la paralizo, Mati era su hijo no iba a permitir que nadie se lo quitará–

–Entonces síganme –hablo la enfermera al ver que Jade no caminaba y Matías solo la observaba–

–Si claro –Matías se acercó a Jade y puso su mano en el hombro mientras caminaban siguiendo a la enfermera–

– ¡Mami! –Expresó Mati emocionado– lo siento –Jade lo miro y lo abrazó con lágrimas en los ojos–

–No me vuelvas hacer esto –se separó de él y Mati bajo la mirada–

–De verdad lo siento mucho –el niño estaba siendo sincero–

–Hola campeón –Matías se acercó–

– ¡Matías! ¡Qué bueno que viniste!

–¿cómo te sientes? –Acaricio su cabecita–

–Ahora bien pero me dolía mucho –Jade lo veía y seguía afligida, Mati tenía una gasa en la cabeza que se veía con algunas gotas de sangre y la pierna inmovilizada–

–Tranquila señora, su hijo estará bien, solo le haremos una radiografía para saber si es fractura o fisura en la pierna

–¡Fractura! –Jade estaba impresionada–

–Es un niño se recuperara rápido de la operación si es que la necesita y si no pues con inmovilizar la piera será suficiente –Jade suspiro descansando y Matías la observo–

–Todo va a estará bien –le acaricio la mejilla– yo estaré con ustedes –Jade negó–

–no es necesario –la enfermera la interrumpió–

–me llevo al pequeño a rayos x –Jade asintió, Matías se coloco atrás de ella poniendo su mano en su hombre derecho–

–Gracias por traerme, él va a estar bien cualquier cosa yo te aviso ahora vete no quiero que tengas problemas por nuestra culpa –Jade se giró para ponerse frente a él, Matías la miro sonrió puso su mano en la mejilla de ella acariciándola y se acercó a darle un beso corto en los labios–

–No me voy a ir hasta que a Mati lo den de alta, ustedes nunca me ocasionan problemas –Matías acaricio nuevamente la mejilla de Jade y está se alejó un poco–

–¿por qué dijiste que era tu hijo? –Matías sonrió–

–Perdón pero quería verlo y saber que estaba bien –Jade lo miro se mordió el labio inferior y suspiro– ¿Qué pasa? –preguntó cuándo sintió la mirada de Jade diferente–

–Yo tengo que –la puerta se abrió y era el maestro encargado del campamento, Jade casi lo asesinaba con la mirada– ¿Qué paso? –pregunto Jade molesta–

–Lo siento hermosa –se acercó a ella y Matías lo miraba con el ceño fruncido– fue un descuido mío lo sé, pero nuca me imagine que esos niños –Jade levanto las cejas– consiguieran una tabla, no sé de donde la sacaron y se aventaran de las colina

–¡Qué! por dios cariño eso es muy peligroso –Matías alzo la ceja al escuchar la familiaridad con la que se hablaban–

–Lo sé perdón, hermosa nunca más dejarás que Mari salga conmigo lo sé –Jade sonrió negando–

Un Poco de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora