Un Poco de Amor

Un encuentro poco común

Un encuentro poco común

–¿Qué paso? –preguntó Jade preocupada al ver a Mayte llorando pero de coraje–

–Pasa que Sergio es un idiota –Mayte paso y Jade la seguía–

–¿Qué hizo?

–no quiere firmar el divorcio

–pero porque, de seguro todavía te ama –Mayte negó–

–no es porque me ame, es porque le ofrecieron la presidencia de la empresa –Jade la miro confundida– y unos de los requisitos es que tiene que estar casado

–¡qué! pero eso es ilógico el estado civil no debe de afectar a la hora de pretender un empleo

–yo también siento que es algo ilógico pero los socios son personas muy conservadoras, y tienen sus políticas estúpidas

–¿Qué piensas hacer?

–divorciarme, yo no pienso seguir con Sergio solo porque a él le conviene, él solo está pensando en sí mismo, no ha pensado en mí y yo no tengo porque pensar en él

–tienes razón, a veces uno se la pasa pensando en los demás más que en nosotros mismos –Jade suspiro–

–¿Qué te pasa? –preguntó desconcertada–

–nada, es solo que –Jade guardo silencio– olvídalo

–¡cómo que olvídalo! Jade tú y Matías se iban a besar –el rostro de Jade cambio y negó sorprendida– yo los vi, si Katia no llega se hubieran besado

–de seguro viste mal –Mayte sonrió limpiándose las lágrimas–

–no, yo no vi mal, vi cómo él se separó de ti y tu quedaste toda confundida –Jade la miro con cierta culpa– Jade yo sé que Matías está buenísimo –hizo un gesto y Jade sonrió– pero está casado y esa es una víbora, de esas que acaricia primero antes de estrujar

–Mayte no creo que sea tan mala, pero tranquila yo sé que Matías está casado y que la ama

–que la ame, así que la ame no creo la mujer es muy sexy y sensual sabe cómo manejarlo, pero Matías no creo que sea muy feliz, sabe lo vi reír más al lado de Mati que en toda su vida –Jade sonrió–

–Bueno es que la san –Jade guardo silencio– la sonrisa de Mati es contagiosa

–¿segura que ibas a decir sonrisa?

–si ¿Qué más podría decir? Por cierto te diste cuenta del parecido con Afrodita

–oye sí claro ella se viste muy –Jade sonrió– exuberante

–más bien se peleó con la moda –no podía dejar de reír– pero es muy linda aunque un poco inocente, te imaginas que sea tu hermana perdida

–estás loca, eso debe ser el gemelo idéntico que tenemos en alguna parte del mundo –Jade la miro negando– no le veo otra explicación le pregunté y es más grande que nosotras por dos años casi, nació en Londres, es imposible que sea mi hermana gemela, y que nos hallan separado al nacer

–sería una gran historia para llevarla a la pantalla chica –Mayte y Jade rieron ante el comentario–

–Matías llegó al departamento de Eduardo entró con la llave que él le había dado y lo miro muy entretenido editando unas fotos, se acercó sigilosamente y cuando vio las fotos no pudo evitar perderse en ellas y sentir unos celos enormes al saber que Eduardo las tomo y capturo las mejores sonrisas de Jade–