Capítulo XXVII: De vuelta

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A medida que las ruedas del carro avanzan a gran velocidad por la carretera hacia una sola dirección que representa el hogar de London —a esa misma medida— mi corazón se acelera al verla por pequeños fragmentos de segundos a mi lado antes de mirar...

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A medida que las ruedas del carro avanzan a gran velocidad por la carretera hacia una sola dirección que representa el hogar de London —a esa misma medida— mi corazón se acelera al verla por pequeños fragmentos de segundos a mi lado antes de mirar hacia el frente y no perder el control del volante.

—¿Puedes reducir la velocidad? —Su pregunta, o más bien sugerencia, en un tono de preocupación presente, me hace dirigir mi atención a ella que mira por la ventana las calles que vamos pasando. La contemplo, la estudio, la registro... su expresión es tierna, reemplazando la mirada severa que tenía cuando recién hicimos contacto frente a frente y sentía que el mundo se me venía encima cuando minutos antes creía que la perdía.

—Por supuesto —respondo, mas sin embargo, mis alertas se activan al ver que ella fugazmente acaricia su vientre sin darse cuenta que la observo detenidamente.

El sueño de escucharla decir que seré padre se vuelve más real de lo imaginado. No le había preguntado a Frank sobre mis sospechas, tal vez, me tomaría como un loco o diría que había sido producto de mi trance. Algo es real, lo sé, y es que esas palabras me despertaron de la oscuridad de la cual me sentía atrapado.

Temo preguntarle, temo arruinar el momento, temo desilusionarme con una respuesta que es incierta... y es que ha pasado tanto tiempo de mi ausencia.

Miro hacia el frente evadiendo mirar su expresión al decirle lo que es evidente. Dean irá tras nosotros y no parará hasta verme muerto o eliminar lo más quiero por el solo placer de verme herido.

—Debemos irnos lejos de la ciudad hasta que solucione mi problema con Dean —sugiero.

En sorpresa, siento su mano acariciar la mía cuando tomo la palanca para realizar el cambio de velocidad, y sin dudarlo volteo para encontrarme con una sonrisa en su rostro que me parece extraña e inusual. Son pocas las veces que la he visto sonreír que aún sé que me falta conocer más de ella, pero para eso está el tiempo. Y es por ello que pienso aprovechar cada segundo a su lado.

—Tienes razón. —Asiente—. Necesitamos estar a salvo y lejos de todo esto.


Estrecho su mano.

Una creciente paz se apodera de mí al saber que quiere estar conmigo. No nos decimos nada más, es suficiente darnos una última mirada. Conduzco con precaución por la creciente lluvia que empieza a cubrir el parabrisas.

Paso por la biblioteca donde le había comprado el libro que no le había logrado entregar.

Suspiro.

Unas calles más y llegamos al condominio. Me parqueo y justo cuando London decide salir del auto logro agarrar su mano para retenerla. Siento que cuando entremos al lugar nuestras vidas van a cambiar. Es un palpitar, es un presentimiento...

—¿Qué ocurre? —cuestiona, confundida.

Le sonrío.

Entre su mirada perdida en la mía busco un espacio para tomar fuerzas y decirle:

London © - [Serie Apariencias] [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora