Vas a ser papá.
Es la voz de London llenando cada espacio de mi cabeza con aquellas palabras que se me hacen difícil creerlas. Atrapado en mi cuerpo, queriendo despertar, deseando asegurarme que todo esto no está pasando. Sin embargo, es tarde para retractarme. El dolor que me niego a reconocer empieza a florar en mí. El frío salpicando mi rostro me trae de vuelta a la realidad.
Empiezo a sentir mi cuerpo, a recordar todo, a tomar fuerzas de la base de la cual estoy acostado, los aparatos que invaden mi piel... y justo ahí se empieza a tonar todo más claro.
—¿Random? —La voz de Frank, me impulsa a aferrarme a la luz que entra por mis ojos. No hay vuelta atrás, con mis párpados abriéndose por el sonido puedo verlo directamente a él.
—¡Oh, mi hermano! —exclama asombrado. Mi cabeza da vuelta y mi mundo aún no está claro.
—Lo... —Trato de decir el nombre de London, pero mis palabras no salen. Soy como un niño que recién está aprendiendo hablar. Me desespero y trato de mover mi cuerpo.
—Espera, Random —me auxilia Frank, apoyando sus manos en mis hombros. Trata de inmovilizarme, pero soy persistente. Estoy ansioso de sentarme, de salir de este lugar, de saber si lo que ha mencionado la voz de London es real—. ¡Enfermera! ¡Doctor! ¡Auxilio!
Las puertas de la habitación son abiertas apareciendo una enfermera con una inyección que porta en sus manos y, detrás de ella, un médico. Miro a Frank y trato de negar con mi cabeza. Lo que menos quiero es que me inmovilicen. No quiero dormir más, estoy desesperado por verla, a ella, a London. Por alguna razón, su recuerdo sobre ella en mi mente está más que presente. Duele, extrañamente duele.
—No se mueva —ordena la enfermera, mientras tomo mi brazo para inyectarme. Me niego a que lo haga. Tomo todas mis fuerzas para prohibirlo. Mi cuerpo no responde, traicionándome en el momento en que más lo necesito.
—Por favor, colabore —dice el médico—. Está teniendo una crisis.
Niego con mi cabeza.
—Random, obedece. —Aparece Frank en medio de las dos personas—. Ella te necesita mejorado.
Ella.
¿Se refiere a mi London?
¿A quién más podría referirse?
Me calmo.
Soy inyectado y toda la desesperación en mí se vuelve apacible. Me relajo, me desvanezco, mi tormento se empieza a volver negro. Todo oscurece, todo desaparece...
*Feliz día de la mujer, chicas.
*Gracias por pertenecer a este mundo y, sobre todo, por ser tan lindas como son con sus atrevidos comentarios, sus arrasadores votos y sus correcciones para que esta escritora crezca.
*El capítulo es corto, porque es justo y necesario.
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London © - [Serie Apariencias] [Libro #2]
Romance[ADVERTENCIA: Debes leer Random para poder leer esta parte.] London era un chica buena: No rompía ningún plato en su casa, tampoco en la calle. No bebía. No fumaba. No salía de fiesta. Era cari...