5

208 26 3
                                        

El día había comenzado tormentoso, y una luz grisácea se colaba por las ventanas de la cocina. Rosita aun seguía pensando en cómo Dwight la había asido, y no podía dejar buscarle significado a aquel gesto de derrota que vio que acompañó el hecho que la soltase. Sabía que era una estupidez seguir dándole vueltas al asunto, pero su piel seguía respondiéndole de manera extraña ante aquel recuerdo, y empezaba a incomodarla el hecho de comprobar que, lejos de molestarle aquel episodio, la tibieza de la mano de aquel hombre había desatado un cúmulo de extrañas sensaciones.

Y así, perdida en aquellos pensamientos, de repente escuchó a Eugene dirigirse a ella.

-Aquí tienes, te traje un jugo de naranja. La naranja es rica en vitamina C pero se oxida rápidamente, te aconsejo que lo tomes enseguida para aprovec-

-Sí, gracias Eugene.- lo cortó antes que siguiese con su perorata.

Desde que Eugene había vuelto a Alexandria después de su temporada en El Santuario, había empezado a vivir con Rosita, al principio porque Java no soportaba verlo, pero luego simplemente se quedó allí. O al menos era la excusa que Rosita se repetía para sí misma, pues en realidad ella sabía que Eugene sentía algo más que simple camaradería para con ella, pero trataba de no darle motivos que alentasen esperanzas en aquel hombrecillo. Sin embargo, desde el retorno de Eugene, y más precisamente, desde que terminara la guerra, ella había notado que él había comenzado a prodigarle detalles que nunca había tenido antes, como tenderle la cama por las mañanas en cuanto abandonaba la casa, o estar pendiente de las comidas de ella, o la más reciente, decoraba con flores la mesa de la cocina en los desayunos.

Rosita simplemente le dejaba hacer esas cosas porque no quería sentirse sola, pero sabía que nunca podría corresponderlo, no obstante habían comenzado a fastidiarle, y esa mañana, algunos días después de haberse reencontrado con el rubio líder de El Santuario, no lo resistió más. Sin que ella lo previese, Eugene apoyó su mano sobre su muñeca, y la muchacha sintió como una corriente de rechazo la atravesaba, y rápidamente quitó su mano del contacto de Eugene.

Él la miró sintiendo como su corazón se llenaba con hondo desconsuelo, mientras ella se levantaba con rapidez, al tiempo que se ponía su chaqueta y se dirigía a la entrada.

-Ya... ya te vas? No desayunaste....-

La muchacha se detuvo con la mano sobre el picaporte. No quería lastimarlo, pero no podía permitirle que avanzase más.

-Tengo que hacerlo... Por favor... eres mi amigo, no quiero que eso cambie- y diciendo eso, simplemente cruzó la puerta y se marchó.

Los vidrios de las ventanas vibraron con suavidad, y Eugene se quedo mirando la puerta por la que ella se había marchado, y a pesar que sentía congoja, una férrea determinación se afianzaba dentro de él. No aceptaría un no como respuesta. Sólo debería intentarlo un poco más...

+++++++

El frío y húmedo aire en su rostro era una sensación agradable, o al menos ella lo hubiese disfrutado, de no estar tan alterada. Con paso firme se dirigió a la armería, y tras escoger una automática y un par de recargas, y con su cuchilla sobre su cadera, se encaminó hacia la entrada de Alexandria.

Por primera vez en mucho tiempo necesitaba salir, se sentía ahogada, y aunque sabía que era de ella misma de quien quería huir y de sus pensamientos, salir de la comunidad quizás la ayudase, alejarse de todo, reencontrarse con cierto sosiego...

"Verlo me recordó todo lo malo que hizo... simplemente es eso... Ayudó a torturar gente, mi gente... mató a Denise... es un maldito..." murmuraba una y otra vez... pero tales argumentos comenzaban a flaquear cuando los ojos de zafiro volvían a su recuerdo... "¿Por qué rechazaste así a Eugene y no a Dwight cuando te tomó de la muñeca?" Sentía que en esa pregunta había mil aguijones buscando enloquecerla...

Vagaba sin rumbo, y ya había matado al menos de media docena de walkers cuando de repente comenzó a escuchar el sonido de agua que golpeaba sobre un grupo de rocas... casi sin saberlo se había encaminado a la cascada en donde hacia algunos días había acompañado a Rick. Sentía el corazón galopar con ritmo que comenzaba a acelerarse dentro suyo mientras seguía aquel sonido... y cuando empezaba a salir de la arboleda que rodeaba el claro, lo vio...

Dwight estaba sentado en una de las rocas de la orilla, mientras en sus manos sostenía una navaja y tallaba con minuciosidad un pequeño trozo de madera... Estaba absorto, y quizás fue por estar tan ensimismado o por el ruido que hacia el agua al caer, él simplemente no había percibido el sonido de los pasos de ella.

Luego de la sorpresa de verlo allí, una idea oscura entró en su pensamiento, entonces Rosita sacó su arma y le apuntó.

"Tengo que hacerlo... Se lo merece... si muere al fin estaré tranquila nuevamente" se dijo, mientras con lentitud sacaba el seguro...

Enemigos Intimos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora