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Rosita se puso lentamente de pie sin dejar de mirarlos a los ojos, mientras sostenía aun entre sus manos, con firme agarre, la mano de Dwight. Sentía como si un abismo se hubiese abierto de improvisto bajo sus pies, y en tan sólo unos segundos ella había quedado de un lado del vacío, y todo aquello por lo que había luchado y por quienes había estado dispuesta dar su propia vida habían quedado en la rivera opuesta.

Pudo ver como Eugene se tapaba el rostro horrorizado con ambas manos, y dando un angustiado sollozo había dado la media vuelta saliendo a toda prisa de allí. Pasó su vista entonces hacia Aaron, que la contemplaba con tanta decepción que lastimaba...

-Aaron...- lo llamó, con miedo en su voz.

El hombre sólo atinó a cerrar los ojos, quizás tratando de conjurar en su interior aquello que la realidad le presentaba de manera cruel.

-Por favor... - susurró ella, llena de profundo pesar. Él era su amigo, su confidente, y no quería perderlo... él, por sobre todos, tenía que comprenderla... tantos secretos, tantas risas, tanto dolor compartido...

-No... - le contestó... - No puedo... esto es... demasiado-

y girando sin atreverse a verla, al igual que Eugene, finalmente se marchó de allí.

Rosita bajó su vista, invadida por una angustia que le desgarraba el pecho. No quería perderlos, eran su familia, su hogar estaba en cada uno de ellos... y de aquellos que habían quedado en Alexandria... su mundo se había escindido, y su corazón junto con él...

Pudo sentir aun la mano de D. entre las suyas, y a pesar de todos aquellos sentimientos encontrados se dio cuenta que no podría dejarlo... lo necesitaba... aquel hombre había pasado a formar parte de su propio ser de una manera que jamás creyó posible... y casi con temor y vergüenza puso al fin sus ojos sobre Rick, que con una mirada llena de insondables preguntas la recorría.

El sheriff se tomó entonces unos instantes antes de contestarle, y tomando aire, en un tono monocorde le habló:

-Te esperaré afuera.- fue todo lo que le dijo, antes de salir de la habitación, y dejarla sumida en una infinidad de voces que le recordaban con ponzoñosa provocación que había dado la espalda a los que amaba por aquel hombre.

Volvió su vista a él, y con ternura Rosita depositó un beso en su frente, antes de salir de aquel cuarto.

La mañana estaba más fría de lo que había supuesto, pero aquello no significaba nada en contraste con el infierno de emociones que se había desatado en su interior, y cuando salía del edificio vio que Rick la estaba esperando en aquel gélido corredor.

-Tú... estas bien? Anoche nos avisaron en Alexandria a través de los handys que habías llegado aquí con un hombre herido... No... no entendíamos quién era, teníamos miedo por ti... en cuanto amaneció vinimos a ver qué había pasado... -

-Estoy bien Rick... nos encontramos ayer con el hombre que Dwight expulsó hace poco más de un mes de El Santuario... Logré matarlo, pero antes hirió a D....- su voz se quebró en ese momento, y bajó la vista abrazándose a sí misma.

Rick entonces cruzó el espacio que los separaba y la abrazó, mientras sentía como Rosita dejaba caer todas las barreras en las que había estado conteniendo el dolor y la angustia.

-Ey... tranquila... No voy a negarte que esto es... wow... una sorpresa, pero eres ya una mujer adulta, y no soy nadie para juzgarte... y tampoco quiero hacerlo. Sé que no va a ser fácil en casa, y tú tendrás que decirles cuando vuelvas... Y yo... yo voy a ayudarte, sé que será difícil, pero pienso que Dwight es un buen hombre que tomó decisiones equivocadas... como todos lo hicimos. –

-Oh Rick....-

-Pero si estoy molesto contigo porque no has salido con un handy, y si algo te hubiese pasado?? Por favor... ya no eres una adolecente, no necesitas verte a escondidas con él... -

Ambos se sonrieron, y a pesar que Rosita sabía que cuando volviese a Alexandria no todos serían tan indulgentes, el hecho que él la apoyase era una luz de esperanza a la cual aferrarse.

-Tengo que irme... deberé viajar hasta El Santuario para avisar lo que le sucedió a Dwight... y en cuanto puedas, vuelve. Alexandria sigue siendo tu hogar, somos tu familia, no lo olvides nunca.-

Ella lo abrazó entonces, y en voz baja susurró un "Gracias", y poco después vio como el sheriff se encaminaba en busca de su vehículo.

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Después del mediodía, estaba arrebujada con la cobija que el rey Ezequiel había traído para ella, sentada al lado de la cama donde yacía D., con la mano de él sostenida entre la suya nuevamente. El sueño estaba cayendo poco a poco sobre ella, arrullada por los sonidos de las maquinas que los circundaban.

De pronto sintió como su mano era suavemente apretada, y con ansiedad abrió los ojos... allí estaba él, con sus ojos de zafiro, mirándola con tanta ternura que toda la angustia que había pasado simplemente se desvaneció en el aire...

Dwight trató de levantar la mano para tocar su rostro, pero aún estaba débil, y ella con premura acercó su mejilla hasta su palma... era cálida, y volver sentirlo así era más de lo había esperado.

No hacían falta palabras, el sólo hecho de poder perderse en su mirada era todo lo que necesitaba. D. había cumplido su palabra. Había vuelto, y supo en ese instante que junto a él ya no volvería a sentirse sola nunca más...

Enemigos Intimos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora