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Eugene la estaba aguardando en el comedor, con la mesa lista para desayunar, cuando Rosita bajó las escaleras. Hacía varios días que ella se levantaba mucho más temprano o sensiblemente tarde para evitar encuentros con su compañero, ya que desde aquel día en que le gritó se sentía realmente incómoda junto a él. Con un escueto "Buenos días", pasó con rapidez, dirigiéndose a la salida, cuando escuchó como él la llamaba.

-Rosita, buenos días, te estaba esperando para hablar contigo-

La joven se detuvo con pesar, giró para verlo, y con un poco de culpa al fin se acercó hasta donde él estaba.

-Quería pedirte si me puedes acompañar a explorar unos lugares que estuve estudiando en un viejo mapa que encontré, hallé una fábrica de municiones que puede sernos útil... pienso que si podemos hacer nuestras propias balas tendríamos algo muy valioso para intercambiar con Hilltop y El Reino...-

-Oh... eso es realmente genial Eugene! -

-Gracias- contestó, pero extrañamente no había alegría en su mirada ni entusiasmo.

-Ya le has hablado a Rick de esto? Es fantástico!!-

-En realidad eres la única persona a la que le he contado... no quería echar rueda de prensa sobre esta posibilidad hasta que no fuese algo más concreto... no quiero que se sepa hasta analizar qué posibilidades reales hay de poder hacerlo... no quisiera crear falsas expectativas, por eso confío en tu discreción en este tema.-

-Ok... lo entiendo y en qué puedo ayudarte yo?...-

-Tú sabes más de armas que yo... he estudiado en los libros que tenemos aquí la química y el mecanismo necesario para producir las municiones pero desconozco el calibre de las armas que necesitamos proveer... por eso quisiera que salgamos tú y yo solos de expedición a esa fábrica para ver en qué estado esta y qué podríamos eventualmente producir allí... -

-Me parece buena idea... cuenta conmigo... pero... necesito unos días, para organizar las guardias que tengo que hacer-

-No hay problema... mientras equiparé lo que necesitaremos para la excursión...-

Dicho esto, ella se levantó y antes de llegar a la puerta, se giró de nuevo hacia el hombrecillo.

-Eugene... todo está bien verdad?-

Eugene la miró sin emoción alguna en su rostro, y con un leve movimiento asintió.

Rosita, más aliviada, cruzó el portal, y cerrando la puerta dejó a su compañero para tomar su lugar en el puesto de vigía.

Y cuando se quedó al fin solo, simplemente sonrió.

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La fría mañana discurría tranquila como siempre, Rosita compartía nuevamente su turno de vigilancia junto con Aaron, y después de un rato de cotilleos y bromas con su compañero de armas, la súbita aparición de algunos walkers los mantuvo entretenidos por algún rato. Luego de las apuestas que acompañaban usualmente esos momentos, Rosita se armó de valor, y encaró al fin a su amigo con algo de vergüenza.

-Aaron... necesito que cubras mi turno de mañana. Te juro que esta vez te recompensaré...-

El muchacho la miró con una sonrisa en su rostro, era la tercera vez en el mes que le pedía que la cubriese para salir.

-No- contestó, fingiendo enojo.

-Por favor... - rogó ella...- Cubriré tus próximos tres turnos nocturnos!- trató de negociar.

-No... y será "no" hasta que me digas por qué has estado saliendo el último mes con tanta frecuencia! La última vez que te reemplacé me dijiste que me contarías... y no me has dicho nada!-

-Ok, ok... estoy.. estoy viéndome con alguien...-

-Lo sabía!!- dijo riendo, mientras hacia un gesto de triunfo. - Eric me debe una cena! ¿Quién es? No es alguien de aquí, verdad?-

-No... por eso necesito que me cubras... -

-Ok... pero cuándo le conoceré?-...

El rubor en las mejillas de ella la delató...

-Lo conozco??? Esto es genial! Quién es??? Te juro que no diré nada!!!-

-Dame unos días... te juro que te contaré... -

-Ok... sólo porque veo que desde hace algunas semanas estas feliz no te exigiré su nombre... pero no te librarás tan fácil... además... quiero detalles!!!-

-Sólo te diré que no es de aquí... y que no esperaba que me haga sentir tan... feliz.-

-Eso es todo lo que me dirás???-

-Si... por favor... -

Supo que no iba sacarle más información que aquello, pero verla tan plena era suficiente por el momento.

-Esto es sólo una tregua, lo sabes? Quiero que me lo presentes... quiero ser el padrino de la boda!-

Ella bajó la mirada, la marea de felicidad que Dwight la hacía sentir chocaba inexorablemente con los sentimientos de terror que le provocaba la idea que su grupo, su familia, lo rechazase.

-Aaron... aunque no te guste para mi... aun así seriamos amigos tú y yo?-

Él la miró extrañado por el nerviosismo con el cual su amiga le estaba contando esto, y con honda preocupación se acercó hasta ella.

- Cariño... no me gusta lo que estás diciendo... Qué pasa? Quién es? Te está haciendo daño?? Te juro que lo mataré yo mismo si te hace algo!-

- Pero contéstame... ¿aún si no lo apruebas... todavía seríamos amigos verdad?? -

-Sí. No importa si no me gusta, si eres feliz, yo lo seré, y aún seremos amigos. Pero no me has contestado.-

-No, no me hace daño, por el contrario... por primera vez siento que realmente le importo de verdad a un hombre... que tengo una oportunidad para ser feliz...-

-Lo traerás a Alexandria? Por favor... me estoy muriendo de curiosidad-

-Ok... mañana hablaré con él... y... lo traeré.-

Mañana volvería a verlo. El sólo hecho de saber que en pocas horas estaría entre sus brazos la hacía sonreír... la llenaba de esperanzas que nunca había sentido. Una pequeña parte de ella comenzaba a imaginar un futuro junto a D., en donde cada día despertaría entre sus brazos, quizás hasta formando un hogar juntos... Sabía que era una idea por demás trillada, pero si había una posibilidad, deseaba que fuese junto a aquel hombre que con cada caricia estaba enseñándole por primera vez lo que significaba amar...

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Después de varios días sin nevar, el camino estaba lo suficientemente tranquilo como para disfrutarlo. El día había amanecido despejado, y a pesar de las bajas temperaturas, en cuanto el sol despuntó, Rosita se puso en camino hacia la cabaña, en donde en pocas horas podría reencontrarse con él.

Cuando se bajó del auto, una secreta placidez la llenaba, y de inmediato se puso en marcha a través del bosque y la nieve. Pronto vio las líneas de aquel lugar que se había convertido en un refugio en el cual hallaba consuelo y tibieza... y cuando vio que las ondulantes volutas de humo ascendían desde la chimenea su corazón empezó a latir ansioso... él ya estaba allí.

Cruzó los metros que la separaban casi con euforia, hasta que al fin llegó hasta la entrada de la cabaña, y con su sonrisa más grande cruzó el umbral, mientras decía:

-Oh Dwight! Ya has llegado! Esta vez me ganaste!-

Sin embargo no era D. quien estaba esperándola, de pie junto al fuego había un hombre extraño, que lentamente se dio vuelta, con un arma en la mano, y una sonrisa demoniaca, apuntándola.

-Vaya vaya... creo que tú y yo tenemos amigos en común...-

Enemigos Intimos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora