LXXXIII. El regreso del club de lo anormal

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Después de aquel trágico día en Pendle, nada volvió a ser lo mismo. Todas las brujas se habían quedado bastantes confundidas y sobretodo perdidas, lo extraño es que ninguna se sentía aliviada de haber perdido sus poderes. Eli, Eva y Dani regresaron a Samlesbury junto a Jonathan y Zed, no nos olvidemos del cuerpo de Ona. Eva tuvo que volver a la casa de su madre adoptiva y explicarle todo, ambas lloraron un buen rato sentadas en el sofá del salón, más tarde, enterraron a Ona en el jardín, sin embargo la chica no fue a casa de sus verdaderos padres. Lilith, Lauren y Thomas volvieron a la ciudad de Lancashire con sus padres, sustituyendo a sus clones, no dieron ninguna explicación porque nadie se había enterado de su desaparición. Eli al volver a Samlesbury lo primero que hizo fue ir a la tienda de antigüedades, pero se la encontró cerrada para siempre, más tarde descubrió que la habían cerrado y se habían mudado lejos de ahí. Las seis descendientes de Pendle se despidieron de sus amigas, sin saber cuando las volverían a ver, lo que no sabían era que meses después a la entrada del verano sus caminos se volverían a cruzar por el destino.

Todo comenzó el último día de curso escolar, Eli, Dani y Eva habían conseguido superar el último año de instituto, o más bien la mitad que les quedaba, ya que los clones se habían encargado de la primera. Lo fueron a celebrar a la cafetería de los padres de Eli, más tarde se les unirían Jonathan y Zed que habían terminado su primer año de universidad, también. Antes de que los chicos llegaran, Eva sacó una cajita de madera, la colocó encima de la mesa de la cafetería.

—¿Que es esto? —preguntó Dani, señalando la caja.

—Abridlo –suspiró Eva, ella no quería mirar, dentro de la caja se albergaban secretos y memorias muy dolorosas.

Eli y Dani intercambiaron miradas, pero acataron las órdenes de Eva y abrieron la cajita de madera, encontrándose los dos cristales de las hermanas, el blanco y el rojo.

—Vuestros cristales —señaló Dani–. ¿Qué pasa con ellos?

—Fíjate en el rojo, brilla —dijo Eva—. El mío dejó de brillar cuando perdimos nuestros poderes, el de Ona se apagó cuando ella murió —Eva tragó saliva, intentando no llorar, recordando los terribles sucesos que la envolvieron hace unos meses—, yo estaba ahí. Sé de lo que hablo. Ahora vuelve a brillar...

—¿Y qué pasa con eso? —insistió Dani.

—Déjame terminar —la morena se aclaró la garganta—. Lilith me llamó el otro día. Dijo que vio a Ona en sus sueños, que la fue a visitar –suspiró de nuevo–. Ona quiere que busquemos nuestros poderes.

Dani bufó.

—Lo dice como si fuera tan fácil —dijo Eli, mirando por la ventana, la plaza de Samlesbury estaba llena de adolescentes que celebraban el final de las clases y la llegada del verano—. Tiene que anotar también que no somos las únicas a falta de poder. Además, ¿por qué quiere que los tengamos de nuevo?

—Eli, Lilith ha visto a Ona en sueños, Ona que falleció en una batalla. Si quiere que busquemos nuestros poderes es por algo.

—Ya, simples pesadillas. Hace meses que nos dijiste que tu también las tienes –habló Dani.

Dani tenía razón, había noches que Eva no podía dormir porque la imagen de su hermana muriendo en sus brazos la perseguía a donde ella fuese, había a veces que cuando cerraba los ojos veía los de Ona, vacíos de emoción, su mano fría, aún sentía su tacto. También, Eva estuvo debatiendo desde que salieron de Pendle muchas cosas. Que haría si la oportunidad de recuperar sus poderes se presentaba de nuevo, con quien iría, a quien tenia que confiar, donde iría. Siempre tuvo impulsos de hacerlo, de escapar de su casa en la que ahora se encontraba vacía debido a la muerte de Ona y la desaparición de su madre día tras día porque se refugiaba en el trabajo, además de que sentía que había decepcionado a su antepasada porque Jane Southworth no volvió a aparecer desde que volvieron de Pendle. Se juró así misma que cuando señal apareciese, cogería sus pertenencias y se marcharía a Pendle, cogería a las chicas e intentarían descifrar la manera de volver a ser brujas. Porque Eva tenía un extraño presentimiento.

—Sé que quedan batallas por combatir, y se que una parte de Ona no dejó nuestro mundo nunca. Sé que si visitó a Lilith, la cual por cierto demuestra síntomas de ser banshee, la chica se cree que puede engañarnos pero ya os digo que a mi no —Eva bufó—. Y lo que quiero decir es que hay que arriesgarse.

—¿A qué te refieres? —preguntó Dani, interesada por sus palabras, cogió uno de los mechones de su pelo, ahora sus puntas se mezclaban colores rosas y morados a parte del rubio que seguía siendo gran parte de su físico. Cuando perdió los poderes una de las cosas que hizo al volver de Pendle fue teñírselo para devolverle un poco de magia a su vida, aunque sonase estupido, también era para recordar a Lauren y a Thomas, sobretodo a el. Porque la chica sentía cosas bastante extrañas por el chico, otra vez.

—Mañana a primera hora me voy a Pendle, y no voy a volver hasta que pueda hacer magia —dijo decidida—. Se que parece precipitado, pero estáis invitadas a uniros. Creo que ya es hora de unir al circulo de brujas otra vez.

Dani y Eli intercambiaron miradas.

–¿Y que pasa con el club de lo anormal? –preguntó Jonathan que había llegado con Zed, las chicas emocionadas corrieron a abrazar a sus amigos.

–¿Cuanto lleváis escuchando? –preguntó Eli, aún abrazada a Jonathan.

–Lo suficiente para decir que nos apuntamos.

Eva encarnó una ceja.

–¿Entonces, qué? ¿Os apuntáis al misterio? –preguntó, y acto seguido puso su mano en el centro.

Eli sin dudarlo, colocó la suya encima de la de su amiga, Jonathan hizo lo mismo, Zed dudó varios segundos, pero finalmente cedió. La única que faltaba era Dani.

–No sé... No me acaba de convencer –se encogió de hombros, negó con la cabeza–. No, no quiero.

Eva se desanimó.

–Dani, dime lo que quieres que hagamos para que vengas con nosotros.

–Que Ona se presente aquí mismo –Dani miró a su alrededor, la cafetería estaba vacía–. ¿Me has oído, Ona? ¡Ven!

La cafetería se quedó en silencio, Dylan que estaba en la barra miró extrañado a Dani, el sabia –como todo el pueblo–, que la chica había perdido la vida en un accidente automovilístico, entonces le pareció raro que Dani la llamase, no dijo nada, simplemente negó con la cabeza y entro a la cocina a darle de comer a su gallina.

Ahora si, cuando Dylan entró, el calor de verano fue absorbido por una fuerza sobrenatural. La temperatura bajó drásticamente, y a todos se les puso la piel de gallina. Una especie de neblina roja empezó surgir desde el suelo, convirtiéndose en un remolino parecido al que había absorbido a Daniel en enero. Salvo que este llevaba el nombre de Ona. El tornado se hizo cada vez más fuerte, haciendo que papeles, cubiertos y hasta una silla se cayesen al suelo, finalmente una figura bastante conocida de una niña, que venía vestida con un traje blanco se hizo presente en la estancia.

Sonrió. A Eva le latió el corazón con fuerza, intentando hacerse la idea de que aquello era real, que el espíritu de su hermana se había presentado ante ellos. Dudó, pensando que estaba en un sueño.

Supo que era real cuando Dani dijo:

–Haced las maletas, nos vamos a Pendle.


NA

Bienvenidos a 'El secreto de las brujas de Salem', empezamos fuerte sin rodeos, ahí, pasemos a la acción cuanto antes.

No os penséis que va a ser tan fácil como ahora, que cuando lleguen a Pendle se darán cuenta de que las cosas han cambiado.

No os olvidéis que para leer esta historia tenéis que leer antes, 'El secreto de Samlesbury Hall' y 'El secreto de Pendle Hill' en ese orden, si no, no vais a entender absolutamente nada.

El secreto de las brujas de Salem | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora