Dani y Eli bajaron las escaleras junto a Ona en dirección al sótano. Intentaban hacer el menor ruido posible, evitaban hablar, sobretodo porque no sabían que decirle a un espíritu. Dani nunca estuvo muy cerca de Ona en el tema emocional y menos como amigas, si eso en toda su vida habían intercambiado tres palabras. Eli había encontrado el año pasado un lugar seguro cerca de Ona, se había sentido bastante segura con la chica, se hicieron amigas que se ayudaban en los momentos de crisis.
Finalmente llegaron, delante de ellas había una puerta de madera vieja, arriba del todo había una rejilla de metal con barrotes que permitía vigilar a las prisioneras, Ona atravesó la puerta y Eli que era la más alta se asomó y observó a las chicas, dormían juntas en el suelo, sin ninguna manta que las cubriese de la noche, simplemente en el duro suelo.
–Ona, ve y levantalas –le susurró Eli–. Dani y yo encontraremos la manera de abrir la puerta.
La chica asintió y se acercó a las brujas.
–Vale, ¿qué hacemos? –le preguntó Eli a Dani.
–No lo sé, de estas cosas se encarga Eva –contestó su amiga–. Tenemos que dejar de depender de Eva para todo.
–Si, la verdad.
–¡Elizabeth! ¡Dani! –susurraron unas voces provenientes del otro lado de la puerta, la cara de Lidia entro en primer plano.
–Venimos a sacaros de aquí, ¿sabéis donde esta la llave? –atajó Dani.
–Se que no la guardan aquí –contestó Lidia–. Seguramente la tenga mi padre... ¡O mi hermano! El puede conseguirla. ¿Esta con vosotras?
Eli negó.
–Como el resto de las personas se han olvidado de nosotras y de lo que pasó en enero.
–¿Christian? –preguntó Lidia de nuevo.
Lidia y Christian nunca tuvieron una relación unida de hermanos. Nunca se llevaron bien por el simple hecho de que Lidia siempre culpó la muerte de su madre a su padre y a el, porque nunca le paró. Christian se alejó el solo de Lidia porque no compartían la mismas ideas. Habían pasado mucho tiempo juntos cuando se unieron para combatir a Daniel, pero tampoco llegaron a hablar demasiado, ella estaba esperando a que después de todo eso la salvase a ella y a sus amigas del infierno que estaban viviendo, pero cuando Eli le dijo que no estaban de su lado se desanimó.
Otra persona bajó las escaleras y Eli y Dani sacaron sus cuchillos y Lidia se apartó de la ventana de la puerta, Eva se dejó ver ante la luz de las velas que había en la pared del pequeño pasillo, llevaba unas llaves en la mano.
–Las llaves estaban colgadas en la entrada –dijo la chica, y se las dio a Eli para que la abriese–. Daros prisa, Jonathan ya ha pitado dos veces y la gente empieza a levantarse.
Eli asintió y corrió a abrir la puerta.
–De verdad tenemos que dejar de depender de ella para todo –murmuró Dani, se giró al oír como la puerta chirriaba y de ella salía Lidia a abrazar a Eli, detrás de ella salió Sophia y Adele, que la sonrieron con poca fuerza, pero era una sonrisa sincera. Eli no pudo evitar fijarse en una cicatriz que tenía Deborah que le recorría desde un lado de la boca hasta la mejilla. Tortura.
Dani entró a por Heather y a Deborah que parecían estar más débiles que las demás, Heather se levantaba con cuidado y a su lado Deborah se apoyaba en ella, así que Dani las cogió a las dos de los brazos y dejo que se apoyaran en ella. Todas estaban más delgadas desde la última vez que se vieron, Deborah tenía el pelo más corto que lo había tenido hace varios meses, mientras subían las escaleras con dificultad, se sintió culpable.
Mientras que Eli, Eva y ella habían seguido hacía delante, las demás se habían quedado estancadas en el mismo sitio en un pueblo donde las tomaban por locas. Mientras que Deborah había perdido pelo -porque a saber como las habían torturado ya que casi todas tenían heridas y estaban en una condición pésima-, ella había estado en su pueblo, tan tranquila, se había teñido el pelo y había ignorado, es más se había olvidado de que había dejado atrás a muchas personas. En ese momento se preguntó si ella era egoísta, si era descarada, o si quiera mala. Pero todo el mundo tenía definiciones diferentes para ese concepto y ella no era una persona mala.
Ella no era una mala persona.
Cuando consiguieron llegar al piso de arriba, Eva ayudó a Dani. Eva y Heather caminaban hacía afuera, Deborah y Dani las seguían, apresuraron el paso cuando se escuchó a alguien caminando en el piso de arriba, así que finalmente la última en salir fue Dani, arrastrando a Heather.
La sorpresa fue que Melody y Jonathan habían cambiado de coche a una furgoneta negra con las ventanas blindadas y las chicas entraban una a una. Entre Eva y Dani metieron a Deborah en el automóvil, la joven estaba que se caía al suelo. Jonathan puso el motor en marcha a las seis de la madrugada y para las seis y media ya estaban saliendo de Pendle Hill y rumbo a Samlesbury.
Por el camino Eli fue entregando comida y agua que se había llevado de su pueblo para la misión, las chicas con ansia engullían la comida, nadie las juzgo, porque a saber cuando fue la última vez que comieron algo.
–¿A donde vamos? –preguntó Sophia.
–Nos vamos a Samlesbury, a buscar nuestros poderes –contestó Dani, con los ojos en la carretera, le había cambiado el puesto a Jonathan porque el chico necesitaba un descanso.
–¿Están ahí?
–No, pero vamos a buscar alguna manera de ver como los recuperamos –cambio de marcha y giró hacía una rotonda–. Al menos ahí nadie os busca.
–No habéis pensado en algo –dijo Melody–. Aquí también os buscan a vosotras, y Christian sabe de donde sois y quienes sois. Os reconoció. Y Donovan también.
–Si, hablando de eso... –Zed y Eva se miraron avergonzados y Eli les miró con sospecha.
–¿Qué habéis hecho? –preguntó Dani.
Zed abrió una trampilla que había en medio de los dos bancos que conformaban la parte trasera en la que estaban ellos, era lo suficientemente grande para guardar armas, o cuerpos en aquel caso. Lidia y Eli emitieron un gritó de terror.
–¿L-les habéis matado? –tartamudeó la pelirroja al ver los cuerpos inertes de Donovan y Christian.
–No seas tonta, les hemos noqueado –contestó Eva, con sencillez–. Las llaves no estaban en la entrada, estaban en el bolsillo de Christian y como ya nos ha intentado agredir dos veces hoy, los hemos noqueado a ambos y aquí estamos.
–Lo único que habéis hecho ha sido incrementar su odio hacía nosotras –le dijo Eli a Eva.
–¿Qué prefieres? ¿Que vengan a Samlesbury por las malas y por su cuenta a por nosotras o que vengan con nosotras y descubramos una manera de devolverles la memoria? –contraataco Eva.
–¿Como les habéis noqueado? –preguntó Sophia, que a parte de Lidia era la única que tenia fuerza suficiente para hablar.
–Zed le dio con una silla en la cabeza –contestó la chica, Zed le miró perplejo–. Esta bien, fui yo, yo les di con una silla.
–¿Por qué? –inquirió Lidia–. ¿No había otra manera?
–A Thomas le dieron con una estantería en la cabeza y recuperó la memoria. A lo mejor servía con ellos –la chica se encogió de hombros.
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El secreto de las brujas de Salem | ✓
Misterio / SuspensoRanking - #136 en paranormal (Necesario leer 'El secreto de Samlesbury Hall' [1] y 'El secreto de Pendle Hill [2]) Estas brujas nos han quitado algo. Ahora, nos lo tienen que devolver. Después de perder vidas inocentes y que los poderes de las bruja...