LXXXVI. Plan de huida

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–¿Qué hacemos ahora? –preguntó Eli.

–¿Rompemos una ventana? –preguntó Dani, mirando las grandes cristaleras, desde aquella distancia podían ver a Jonathan y a Zed en el coche, esperándolas, impacientes.

–Intentamos salir de aquí sin llamar la atención –le recordó Eva–. Hay que distraerles.

–¿Con qué? –preguntó Melody.

–Eli, ¿qué tienes en tu bolso de Doraemon? –le preguntó Dani.

Eli abrió su bolso y empezó a rebuscar entre las cosas que llevaba.

–El grimorio, los cristales, un libro, bolígrafo... –Dani no dejó que Eli terminase, la impaciencia por salir de aquel lugar la comía por dentro así que, cogió el palo que le había dado a Melody y directamente fue corriendo a la ventana, la abrió con el palo y les gritó a Zed y Jonathan que pusiesen el coche en marcha—. ¿Para que pregunta si va a hacer lo que le de la gana?

A todo esto, los tres hombres se habían dado cuenta de lo que pasaba, así que empezaron a correr en dirección a las tres chicas que seguían mirando sorprendidas a Dani. Corrieron en dirección contraria, metiéndose entre pasillos que ninguna conocía, llegaron a una sala que era donde todos los pacientes se juntaban para comer o simplemente hacer terapia de grupo, varías personas se giraron a mirarlas.

–Lo siento –Eli se rió forzosamente, cerró la puerta de nuevo y corrieron por otro pasillo.

Parecía que iban a estar atascadas en ese lío durante toda la tarde, seguían corriendo, no querían admitir que se habían perdido, tampoco sabían si habían llamado a mas compañeros para ir detrás de ellas, finalmente Melody les guió hacía la cocina y salieron por la puerta trasera, dieron la vuelta al hospital y finalmente llegaron a las puertas, salieron y se encontraron el coche dando vueltas alrededor, buscándolas. Las chicas se subieron y Jonathan condujo hasta el bosque donde Oscar Bierley había aparcado meses antes la caravana.

–Dios mio –suspiró Eli.

–Bienvenida de vuelta Melody –le sonrió Zed.

–Gracias –dijo la chica–. Me gusta el pelo Dani.

La chica se tocó el pelo y sonrió.

–¿Que vamos a hacer con nuestra vida? –preguntó Jonathan–. ¿Vamos a un hotel? ¿Cafetería?

–Vamos a tener que dormir en el coche a este paso –le interrumpió Eva.

–¿Y eso por qué?

–Melody es una fugitiva, ahora mismo estarán avisando a su cuidadora que la hemos raptado, vendrán a por nosotras ahora –explicó Eva–. Hay que ir a por las demás y volver a Samlesbury. ¿Ona ha vuelto a hacerse presente?

–Si, mientras estabais dentro –contestó Jonathan–. Ha ido a encontrar información sobre donde están las chicas. Dice que quiere ayudar de verdad.

Eli y Eva sonrieron sin darse cuenta. Eva solo quería hablar con ella otra vez, quería verla otra vez, abrazarla.

–¿Y qué hacemos hasta que vuelva Ona? –preguntó Zed.

–Esperar aquí escondidos –contestó Eli.

* * *

Fueron las cinco de la madrugada cuando una luz cegadora que provenía de Ona les despertó a todos. La primera en percibir aquella luz fue Eli, la chica pelirroja fue despertando a todos los demás. Habían dormido en el coche, habían bajado los tres asientos traseros y las cuatro chicas habían dormido ahí, los dos chicos habían estado durmiendo en los delanteros. Salieron del coche y se reunieron con la chica. Su voz no había cambiado.

El secreto de las brujas de Salem | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora