XCVII. Tituba

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El plan se realizaría de la siguiente manera: Eli, Dani, Eva y Deborah hablarían con Tituba, mientras tanto, Sophia y Adele vigilarían las puertas, Lidia, Heather y Melody entrarían a la casa de Betty y Abigail, el plan sonaba bien, lo habían repasado cien veces. Ona simplemente distraería a cualquier guardia que se encontrase por ahí. Nada podía salir mal.

—¿Seguís buscando brujas? —preguntó Tyler, cuando vio que las nueve chicas se dirigían hacia la puerta de la costurería.

—Tenemos un plan —contestó Dani con frialdad.

Dani y Tyler no habían hablado aún. Las únicas que habían aprovechado la oportunidad para arreglar las cosas habían sido Eli y Eva, y no había salido demasiado bien. Eva se negaba a volver a hablar con el ya que pensaba que estaría haciendo el ridiculo. Eli quería convencerle para que volviese con ellas a Samlesbury cuando recuperasen sus poderes, pero nunca encontraba el momento, ya que siempre estaba con Estelle o no estaba directamente.

—Me apunto —anunció el chico.

—¿Qué? —preguntó Dani, perpleja—. No.

Tyler cogió su chaqueta y negó con la cabeza.

—Nunca cambiarás, Dani. Pero yo voy —siguió diciendo el chico.

—Esta Todo estratégicamente planeado a la perfección, no hay sitio para ti —contraatacó la chica.

—Seguro que puedes encontrarme un puesto —insistió el chico.

—Tyler, no —esta vez la que hablaba era Eva, que con seguridad y dolor se había acercado a él—. No puedes venir, si quieres ayudar tienes que elegir. O Samlesbury o Salem.

—Basicsmente es como si tuvieses que elegir entre el club de lo anormal o el séquito de Daniel —le aclaró Elizabeth.

—¿Estas comparando a mis amigas de Salem con Daniel?

Eva quería asentir, solamente por Estelle. Con Shay no hablaba demasiado y pensaba que Gwendolyn era bastante mona. Pero sentía una rabia interna hacia Estelle bastante fuerte, Eli lo había llamado celos, Lídia odio y Sophia había dicho que amor. Pero la única que estaba en lo correcto era Eli, porque ella tenía el don de percibir cosas ocultas, magia, sentimientos... Eli no era tonta, ni mucho menos. Era cariñosa, generosa y amable, y eso no te hace más tonto o listo, te hace ser una persona socialmente correcta. Eli sabía que Eva tenía celos, aunque fuesen poquitos, los tenía. Porque Eva sentía algo por Tyler.

—Lo siento, Tyler. Pero se hace tarde y tenemos que irnos —Dani fue la primera en salir por la puerta.

La siguieron las demás, y esta vez que Eva no miró a Tyler, salió con la cabeza alta de la costureria y Lidia mientras le daba unas cuantas palmadas en la espalda y la repetía que todo estaba bien. Llegaron a la fuente, Lidia, Heather y Melody se adelantaron y esperaron a que las dos primas llegasen. El tiempo se había oscurecido. Ya no estaba tan soleado como ayer, solo estaba el cielo azul, pero no el sol brillando. El clima empezaba a bajar de frío a caliente. Parecía que hasta el tiempo sabía lo que ocurriría en cuatro días.

—¡Heather, Lidia! —exclamó la voz de Betty desde un lado de la placita—. ¡Venga, no hay tiempo que perder!

Después de saludarse y hablar un poco sobre cosas triviales, finalmente empezaron a caminar rumbo a la casa de los Parris y la prision de Salem. Las chicas mantenían distancia con Betty, Abigail, Lídia, Melody y Heather que mantenían una conversación sobre las brujas que estas habían acusado hoy. Claramente, Dani estaba enfurecida cuando escuchaba como hablaba de ellas, y quería lanzarles un hechizo para que se les quitase la tontería, pero Eli y Eva se lo habían impedido. Bueno, ellas y la falta de poder. Betty y Abigail guiaron a las descendientes de brujas por calles estrechas rodeadas de casitas y pequeñas tiendas y oficios. La mansión de los Parris era un gran edificio de piedra gris, una puerta enorme como entrada y ventanas pequeñas que daban paso a La Luz, era la casa más cara y la que más envidia generaba en el pueblo. Al lado había una pequeña casucha de madera lo bastante grande para meter a las brujas, delante habían dos guardias que fueron derribados por Ona en cuestión de segundos, Adele y Sophia reemplazaron sus puestos y cuando las chicas se aseguraron de que habían llegado para hablar con Samuel Parris, entraron decididas.

Las condiciones en las que se encontraban las brujas encarceladas eran pésimas. Peores que las que se habían encontrado hace unos días las descendientes de las brujas de Pendle. Comparado con lo que estaban sufriendo estas brujas, no era nada. La casa era un viejo granero, aún conservaba paja y había alguna que otra gallina pululando por ahí. De momento solo se encontraban ahí Tituba, Sarah Good, Rebecca Nurse y Bridget Bishop, a parte de algunas de las cuales no se sabían los nombres, estaban bastante demacradas y parecían hambrientas y sedientas.

—Elizabeth, Danielle, Deborah y Evangeline, acercaros, por favor —pidió una de las brujas.

En seguida Eva la reconoció. Era Tituba, la esclava negra de Samuel Parris. La única que había admitido públicamente que era una bruja. Mientras se acercaban a la última celda, las demás brujas las observaban con curiosidad.

—Faltáis algunas —comentó la bruja.

Eli se mordió el labio y no supó que hacer, se encontraba delante de una de las brujas más poderosas de la historia, dudaba que se acordase de ella cuando hace un año vino en busca de su ayuda. Dani a su lado estaba indiferente, Deborah intentaba vencer al miedo que le provocaba esa bruja y Eva la miraba con respeto.

—Si queremos que el plan funcione, necesitamos algunas vigilantes —respondió Eva—. Pero las trasladaremos toda la información que nos des a ellas por igual.

—Se que no sois de aquí —dijo Tituba—. Decidme, ¿por qué habéis venido a Salem justo en estos tiempos tan peligrosos?

Todas se miraron, y Eva dio un paso y se acercó a la celda mucho más. Las demás chicas la habían nominado como portavoz.

—Hemos perdido nuestra magia porque en el sacrificio el círculo de las brujas se quedó entreabierto. Buscamos ayuda de brujas que nos puedan seguir de guia.

Tituba empezó a reír.

—¿Creéis que se donde están vuestros poderes?

—Puedes tener una idea —esta vez fue Dani la que habló—. Los necesitamos de vuelta cuanto antes.

La bruja asintió.

—Lo sé. Lo que no sé es donde están.

Deborah empezó a pensar que todo estaba perdido.

—Sin embargo, vosotras si lo sabéis —indicó la bruja con certeza—. Una batalla perdida no significa el final de todo, significa el principio de la mejoría. Volved a confiar.

Ona apareció junto a ellas.

—Lidia, Heather y Melody no pueden retener a Samuel y a su familia más. Los guardias empiezan a moverse otra vez, hay que irse ya.

Desapareció de nuevo.

—Tenemos que irnos —anunció Eva—. ¿Quieres que os saquemos?

Tituba negó.

—No intentes cambiar la historia, querida. Lo que pase pasará.

La morena asintió, y seguida de Eli y Dani se encaminó hacia la puerta. Sin embargo, Deborah fue retenida por Tituba un segundo más.

—¿Te acuerdas de cómo conseguiste tus poderes? —le preguntó a La Niña.

—No tuve que sacrificarme, ni cambiar, ni revelarme por nada —contestó—. Simplemente al ver que Eli, Dani y Eva los tenían gane más confianza y los conseguí fácilmente. Y los cristales fueron una parte importante también.

—Olvídate de los cristales de momento. Esas tres carecen de confianza. Haced lo mismo que hicieron ellas con vosotras y haced que la ganen de nuevo.

El secreto de las brujas de Salem | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora