Eres real

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La habitación se ilumina con los calientes rayos del sol, siento ligeros besos que se extienden de mis clavículas hasta mi cuello, sonrió inconscientemente, comienza a jugar conmigo y yo jugaré con ella. Sigo haciéndome la dormida.

—No se porque no te creo. Estas despierta– quiero reír, pero reprimo las ganas, desliza sus labios entreabiertos por mi mejilla y siembra un beso en la comisura de mis labios –¿acaso está jugando conmigo, señorita Danna?– susurra sobre mi oreja, su tibio aliento hace que un golpe de calor me invada por completo.

Ninguna de las dos cede, ella insiste en "hacerme reaccionar" y yo en "no reaccionar" comienza a besar mis labios, eso es jugar sucio, sabe que no me resistiré a besarla, comienza sin obtener éxito pero quien persevera alcanza, no se rinde, sigue moviendo sus húmedos labios en los míos y no puedo resistirme ni un segundo más, la besó con desespero, me apodero de su boca violentamente y ella sonríe con triunfo. Maldita sea, siempre pierdo.

—Lo sabía– dice entre besos.

—Calla– digo impaciente lanzándome de nuevo a sus labios. De un segundo a otro ya estaba sobre ella sosteniéndole las mando sobre su cabeza, me recibe impaciente, abre las piernas flexionadas y las deja ubicabas a los lados de mis caderas.

Vaya manera de comenzar el día.

Cuatro años atrás

—¿A donde vamos?– pregunto curiosa mientras la sigo entre las calles, no me ha dicho nada después del "vámonos".

—Tu solo sígueme, ¿prefieres volver al bar?– niego con la cabeza y la sigo resignada.

Por un segundo dudo de mis actos, la acabo de conocer y ya estoy escapando con ella, vaya que he enloquecido. Probablemente mi cuerpo sin vida será encontrado mañana y yo en este momento la sigo sin un porque.

Se detiene frente a un gran y lujoso hotel, no me acostaré con ella si es lo que piensa... se detiene de golpe en la esquina y esconde su cuerpo en un arbusto, actúa como una espía y eso inevitablemente me causa gracia, así que río de ella.

—¡No te rías!– dice de prisa me abraza sobre los hombros y con sus manos tapa mi boca. No entiendo lo que hace.

Observa cuidadosamente al guardia, cuando este se descuida y entra al hotel Judith comienza a correr arrastrándome con ella, entramos por un pasillo justo a un lado de la entrada y comenzó a trepar una escalera. Sin duda está loca.

—¿Qué es lo qué haces?– pregunto riendo sin seguirla.

—Sólo ven.

Lo pienso unos segundos pero terminó siguiéndola, realmente necesito dejar de seguirla si quiero terminar con vida. Subimos bastantes metros, mis piernas temblaban por la altura, sentía el estomago apuntó de ser devuelto por mi boca. Hasta que la vi forcejear una puerta, lo logró, entro y se asomó para verme pálida abajo de ella, sonrió y me extendió su mano. Completamente loca.

—Tenía sospechas sobre tu falta de cordura... ahora lo confirmo– digo agitada al subir, la escucho reír.

Cuando puedo respirar con tranquilidad visualizo el lugar a donde me ha llevado, es hermoso, es la parte más alta del hotel, alto, tanto que podría ver la ciudad entera desde aquí.

—¿Qué hacemos aquí?.

—Es genial– dice sonriendo –¿no lo crees?.

Sobre tu mirada  •|profesora y alumna|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora