Juego no correspondido

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No puedo reaccionar ante su maldito juego, en cambio ella sigue presionando mi cuerpo hacia el suyo mirándome fijamente.
Donde quedo la mujer que no me volteaba a ver y me ignoraba durante toda la clase, la que me pidió que nuestra relación fuera estrictamente profesora y alumna, donde quedo aquella mujer que tomó mis ilusiones con sus finas manos para así destruirlas y salir arrogante por la puerta de mi casa.

Toda la confusión y nerviosismo que habitaban en mi en ese momento fueron transformados por rabia, mi mirada se tornó furiosa y mis brazos impulsivamente empujaron con fuerza a mi profesora logrando despegarla totalmente de mi cuerpo.

Me dio una mirada que no duró demasiado entre sorprendida y confusa debido a mi reacción, en sus pupilas prendió una llama ardiente en deseo que la obligó instintivamente a morder su labio inferior. Acción que provocó un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

—¿Qué sucede?– preguntó acercándose a paso lento y peligroso.

Sin lugar a duda la mujer que ahora se encuentra devorándome con la mirada, me confunde en un nivel difícil de entender, sus cambios de humor me revientan el cerebro. Despierta tantas cosas en mi hasta el punto en que estás mismas llegan a contradecirse en repetidas ocasiones, logrando un colapso en todo mi ser, pero, por más que mi subconsciente me obligue a olvidar todo para así lanzarme directo a sus labios y hacerla mía en ese escritorio, sigo teniendo dignidad o al menos eso quiero creer. Me rehúso a ser partícipe de este juego en el que ella es la experta y yo la estúpida que no tiene idea de como se juega.
La mire sin poder creer la pregunta que acababa de hacerme.

—Contésteme una duda profesora, ¿esto es parte de el trato entre profesora y una alumna?– pregunté fulminandola con la mirada

—No me i...

—A mí me quedo muy claro el "estrictamente profesora y alumna". ¿A usted no?– corte de prisa cualquier palabra que fuera a salir por sus labios y me confundiera aún más.

Me miró fijamente con el ceño fruncido sin decir palabra.

—Bien, entonces si me disculpa profesora Montés, voy con demasiado retraso a mi próxima clase– le di mi última mirada fría para después esquivar su cuerpo en postura erguida y salir por la puerta en la que comenzó todo.

Aún recuerdo verla parada justo aquí mirando arrogante a toda el aula mientras yo me encargaba de admirarla completamente. En ese momento nunca pasó por mi cabeza que esta situación iba a presentarse, es más, podría asegurar que si alguna persona me lo hubiera dicho, una carcajada no faltaría.


Llegue a paso rápido al salón en el que tenia clase, toque la puerta blanca y segundos después fue abierta revelando a un hombre calvo junto a toda una aula completa mirándome extrañados.

—¡Señorita León!– habló sorprendido– ¿a qué es debido su retraso?

—Disculpe, tuve un inconveniente– hablé dándole un vistazo rápido a Claudia que se encontraba haciendo  mil preguntas con los ojos– olvide mi teléfono en el salón de la clase anterior y la profesora me detuvo un momento.

El viejo profesor de literatura asintió dando paso hacia un lado para dejar el camino libre. Pasé la clase soportando los susurros impacientes de Claudia preguntando que quería la profesora y por que me detuvo, conteste a muchas preguntas diciéndole que en la salida hablábamos, pero no se quedaba en paz y seguía molestando. No podía responder debido a que llegué con retraso a la clase y si el profesor se enteraba que ademas estaba hablando seguro me hubiera sacado del salón.

Sobre tu mirada  •|profesora y alumna|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora