Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En la mañana siguiente,
Rancho Del Junco
Andrea se detuvo un momento, mientras veía a su mamá, que la miraba con una sonrisa.
Andrea: ¿Pasó algo, mamá? – Preguntó, concentrando su mirada en su madre.
Cayetana: Sí, es que estoy muy orgullosa de ti, mi pequeña, te quiero mucho. – Dijo, acercándose para abrazarla. Andrea sonrió.
Andrea: Yo también te quiero mucho, mami. – Dijo, después del abrazo.
Cayetana: Si tu papá estuviera aquí, estaría muy feliz. – Dijo, emocionada, Andrea también lo estaba. – Has trabajado mucho para recuperar el Rancho, jamás hemos tenido tantas ganancias. – Dijo.
Andrea: Es el sueño de mi papá, no podría defraudarlo. Yo amo cada rincón de ese Rancho. – Dijo.
Cayetana: Estás haciendo un gran trabajo, hija. – Dijo.
Andrea: Si tuvimos éxito fue porque trabajamos en equipo, tú, mis hermanas, mis cuñados y mi mugrosito. – Dijo, sonriendo.
Cayetana: Hace mucho que no escuchaba ese apodo. – Dijo, sonriendo.
Andrea: Bueno, él es mi mugrosito, aunque él no se acuerde de eso. – Dijo, sonriendo.
Cayetana: Me alegra mucho volver a verte sonreír, mi niña. – Dijo con sinceridad.
Andrea: Es porque estoy feliz, mamá. – Dijo, mirándola a los ojos. – Pensé que lo había perdido para siempre y resulta que Samuel se volvio a enamorar de mí. – Dijo, con una sonrisa.
Cayetana: Pues, yo creo que él nunca ha dejado de amarte. – Dijo.
Andrea: Bueno, sea como sea, lo importante es que ahora estamos juntos y muy felices. – Dijo.
Cayetana: Eso me alegra, que Samuel te cuide y te trate bien. He notado que te envía flores todos los días, como solía hacer antes del accidente. – Dijo. – Aquí tienes a un hombre muy enamorado, mi niña. – Dijo, sonriendo.
Andrea: Sí... Samuel me trata muy bien y cada día lo amo más. – Dijo, sonriendo.
Cayetana: No tienes que decirme. – Dijo, con una sonrisa.
Andrea: Hoy él me invitó a una cena especial. – Dijo, con una sonrisa.
Cayetana: Pues que tengas una buena velada con tu marido. – Dijo, divertida.
Andrea: Gracias mami... Gracias por todo el apoyo que me brindaste todos estos meses. – Dijo.
Cayetana: Eres mi hija, Andrea. Yo te amo y siempre voy estar aquí para abrazarte, consolarte, celebrar tu felicidad y todos tus logros, mi niña. Mi amor por ti es incondicional. – Dijo. Andrea la abrazó, y no pudo contener sus lágrimas, en los últimos días ella se estaba poniendo muy sensible.