Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Tres meses después
Rancho Del Junco
Llega el día de la boda de Cayetana y Fernández. El rancho Del Junco se ve hermoso para la celebración del amor. Los hermanos Gallardo están a puestos a espera de sus esposas, mientras cuidan a sus hijos. Los invitados ya están en sus lugares, así como Fernández, que no podía disimular su ansiedad. Solo esperaban por Cayetana.
Flavio: Oye, donde están nuestras mujeres? El juez ya nos está mirando feo. – Dijo, mientras dividía su atención entre su hija y el juez. – Ni hablar de Fernández, el pobre ya está temblando de los nervios, seguro está pensando que nuestra suegrita lo abandonó en el altar. – Dijo divertido.
Arturo: Todas las novias se retrasan, es natural. – Dijo, mientras arreglaba el sombrero de Arturito.
Samuel: Mi brujita, no. Ella fue muy puntual en el día de nuestra boda. – Dijo con una sonrisa boba en sus labios, mientras jugaba con las manitas de su hija.
Flavio: ¡Ay, quita la cara de bobo! – Dijo burlándose.
Soledad: Las chicas están con Cayetana. – Dijo, mientras arreglaba la ropita de Samuelito.
Flavio: Pero ya se están tardando mucho. - Dijo.
Samuel: Seguro nuestras mujeres están teniendo su momento madre e hijas. – Dijo.
Soledad: Pronto tu mami se viene a jugar contigo mi príncipe hermoso. – Dijo jugando con los cachetes del bebé.
Samuel: Fernández se ve bien nervioso. – Dijo sonriendo.
Flavio: No es para menos, él sabe que ahora ya no hay marcha atrás. – Dijo divertido.
Arturo: ¡Ay, pero que chistosito eres! No hables así de nuestra suegra. – Dijo mirándolo con reproche. – Arturito, no escuches las tonterías de tu tío. – Dijo mientras todos se reían.
Flavio: Relájate, es solo una broma. – Dijo divertido.
Mientras tanto, en la habitación de Cayetana.
Cayetana se estaba mirando al espejo, después del desastre de su relación con Leonardo, no pensó que volvería a casarse. Pensó en todo lo que vivió en los últimos años, en las leccionnes que recibió de la vida, y pensó en Ignacio, lo recordó con cariño, fueron felices por muchos años, sus hijas eran los frutos de su amor. Pero una relación necesita cuidados y en algún momento de sus vidas el amor bonito que tenían dio lugar a otros sentimientos. Cuantos errores ha cometido, pero aprendió de ellos, y hoy la vida le dio una nueva oportunidad para ser feliz, se estaba casando por amor, con un hombre maravilloso y que la amaba de la misma manera.
Andrea: Mami, ¡Estás hermosa! – Dijo emocionada, entrando en la habitación de su mamá junto a sus hermanas. – El abuelo te está esperando en la sala. – Dijo.