Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Samuel: Mi amor, no me gusta verte así. No quiero que te enfades conmigo. Perdóname, puede que yo sea sobre protector o lo que sea, pero no voy a dejar que nada malo te pase a ti. – Dijo, abrazándola por la espalda, mientras apoyaba su barbilla en el hombro izquierdo de Andrea.
Andrea: Lo sé, solo estoy harta de esta situación. Siempre he sido libre. ¿Y ahora no puedo ni siquiera cabalgar por mis tierras? – Dijo, mientras se volteaba para mirarlo a los ojos.
Samuel: Te entiendo, me duele el corazón que te sientas así. Pero, te prometo que esto es algo temporal. Fernández está empeñado en atrapar a estos maleantes y, yo estoy seguro que a Arturo y Sofía les encantaría acompañarte en un recorrido por nuestras tierras. Puede que sea hasta aún más divertido, ¿no crees? – Dijo, intentando animarla, la sentía triste, sabía que una situación como esa no era fácil para nadie.
Andrea: Perdóname por hablarte así... Te amo. Gracias por cuidarme y estar pendiente de mí. – Dijo, abrazándolo.
Samuel: No tengo nada que perdonarte. Yo te amo y siempre voy a cuidarte, mi amor. – Dijo, mirándola a los ojos, mientras la besaba despacio. – Ahora a desayunar, porque anoche tuvimos mucha acción y, yo me desperté con mucha hambre. – Dijo divertido.
Andrea: Entonces somos dos! Porque anoche me dejaste sin aire. - Dijo divertida, mientras le guiñaba el ojo.
Samuel: Uy, pero esto suena sexy. – Dijo. Haciéndola reír. - Me encanta tu risa, es una de las cosas que más me gustan en ti. – Dijo, mirándola a los ojos.
Andrea: ¿Ah sí? ¿Y qué más te gusta? – Preguntó, mientras empezaban a desayunar.
Samuel: Uy, son tantas cosas... Me fascina estos ojitos hermosos que tienes. Eres la mujer más dulce y bella que he conocido en mi vida. Me encanta tu carácter y tu forma de ser, eres una mujer impresionante, inteligente, fuerte, valiente, me encanta esa fuerza que tienes, eres capaz de lidiar con todo, me encanta tu ternura, tu voz, como te sonrojas cuando te hago un halago, me gusta verte dormir en mis brazos después de hacerte el amor... Eres tierna, apasionada y increíblemente sexy. Me enamoras más y más cada vez que tú me dedicas una sonrisa o una mirada. Estoy enamorado de ti, Andrea. Te amo como nunca he amado a nadie en toda mi vida. Pienso en ti todo el tiempo. ¿Crees que con esto contesto un poquito tu pregunta? – Dijo, sin dejar de mirarla, la veía tan emocionada.
Andrea: Ay, Samuel! Soñé tanto con ese día... El día en que volverías a decirme todas esas palabras bonitas, y ahora se me hace difícil creer que estoy despierta... Te amo, mi amor. – Dijo, atrapando el rostro de Samuel entre sus manos y besándolo tiernamente en los labios. – Eres el amor de mi vida. – Susurró, mientras apoyaba su frente a la de él.
Samuel: Nooo, no es ningún sueño, mi amor. Es la realidad, te amo. – Dijo, besándola despacio. Desayunaron entre besos y risas.
Samuel estaba en la sala. Cuando Andrea lo miró con una sonrisa, él estaba teniendo dificultad para arreglar el nudo de la corbata.
