Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Después de la cita con la doctora, Samuel y Andrea volvieron a su casa. Sus bebés estaban perfectamente bien, al igual que su mamá. No podían creer que en siete semanas su familia iba a estar completa.
Andrea: Estoy tan cansada, mi amor. – Dijo, sentándose en el sofá.
Samuel: Me lo imagino, tuvimos un día lleno de emociones. – Dijo, sentándose a su lado.
Andrea: Sí, lo mejor es saber que ellos están bien. – Dijo acariciando su vientre.
Samuel: Deberías descansar un poco. – Dijo.
Andrea: No puedo, aún tengo que arreglar la recamara de nuestros hijos. – Dijo.
Nieves: Escuche a su marido, el reposo es fundamental en las últimas semanas del embarazo. – Dijo.
Samuel: ¿Ves? – Dijo, alzando la ceja.
Andrea: Soy voto vencido. – Dijo.
Nieves: Se me olvidó decirles, el capitán Fernández llamó temprano, dijo que volvería a llamar a noche – Dijo.
Andrea: ¿Pasó algo con mi mamá? – Preguntó preocupada.
Nieves: No lo creo. Hablé con su mamá por teléfono hace poco y ella no hay dicho nada. – Dijo.
Samuel: No te preocupes, ahora mismo voy a descubrir lo que está pasando. – Dijo sacando su celular del bolsillo. – Hola, Fernández, buenas tardes. Nieves me dijo que llamaste. ¿Pasó algo? - Preguntó
Fernández: Hola, Samuel. No te preocupes... Llamé para invitarlos a cenar en el rancho en el próximo viernes. Me gustaría mucho la presencia de toda la familia. – Dijo.
Samuel: Pues, cuenta con nosotros. – Dijo.
Fernández: Gracias, hasta pronto, Samuel. – Dijo colgando la llamada.
Andrea: ¿Entonces? – Preguntó.
Samuel: Nos invitó a cenar en el rancho en el próximo viernes, dijo que necesitaba la presencia de toda la familia. – Dijo.
Andrea: Que raro, ¿No? – Dijo.
Samuel: Sí... - Dijo.
Andrea: Bueno, creo que voy a acepar la sugerencia. – Dijo bostezando.
Nieves: Yo la ayudo, señora. – Dijo, acercándose para ayudarla a levantarse del sofá.
Samuel: ¿Quieres que te acompañe? – Preguntó.
Andrea: No, no es necesario, mi amor, gracias. Me imagino que debes tener muchas cosas del banco para revisar, no? – Dijo. La verdad, sí, tenía mucho trabajo pendiente.