Capítulo 60

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Rancho Del Junco

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Rancho Del Junco

Cuando Andrea entró en la casa, su mamá y sus hermanas la miraron extrañada. Cayetana iba a regañarla por haber salido del rancho sin sus guardaespaldas, pero cuando su hija se lanzó a sus brazos llorando desesperada, ella la abrazó aún más fuerte. Sus hermanas se acercaron. En medio a sollozos Andrea les contó lo que había pasado. No podían creer que Samuel fuera capaz de hacer algo así, pero Andrea les aseguró que ella misma lo vio en la cama con Patricia.

Irina: ¡Pero lo voy a matar! – Dijo enojada. – Voy a partirle la cara! Cómo pudo hacerte esto? ¡Es un maldito desgraciado! - Dijo.

Sofía: Güera no estás ayudando. – Dijo, mientras acariciaba la espalda de Andrea. – Ven chiquita, tienes que descansar un poco. – Dijo.

Andrea: No puedo Sofí... No puedo borrar esas imágenes de mi mente. – Dijo llorando.

Cayetana: Voy a darte un sedante para que duermas un poco. – Dijo. Y Andrea se acordó de su bebé.

Andrea: No, no quiero ningún sedante! – Dijo.

Irina: Pero te hará bien. – Dijo.

Andrea: ¡No quiero! – Dijo, gritando.

Sofía: Ya, tranquila... Por lo menos un té, sí? – Dijo, insistiendo hasta que Andrea aceptó. Subió las escaleras hacia su habitación, entró en el baño, se quitó la ropa, se duchó y puso su pijama. Sus hermanas se quedaron con ella hasta que se quedó dormida. Pero en medio de la noche se despertó muy agitada, miró su celular y no había llamada de Samuel. Seguro aún está con la cabaretera, entonces las imágenes de los dos acostados en la cama, llegaron a su mente.

Tienes que aprender a vivir sin él, no estás sola, ahora tienes a un bebé que necesita de ti, por eso tienes que encontrar las ganas de vivir y ser feliz, tu hijo necesita de tu alegría... Ya no voy a llorar por ti, Samuel. Mañana voy a empezar mi nueva vida, y para eso, tengo que alejarme de aquí, por lo menos por un tiempo. Pensó, mientras se arropaba con las sábanas.

En la mañana siguiente

Andrea se despertó temprano, se duchó, bajó hacia la sala y encontró a su mamá en su despacho. Cayetana estaba revisando los contractos que Andrea llevaría a Dallas. Ella iba a encargarse de las negociaciones con la petrolífera y con la venta de una propriedad que Ignacio tenía en la ciudad.

Andrea dijo a su madre que hoy mismo se iba a Dallas en su carro. Le gustaba conducir, además era un viaje de unas cuantas horas, ya conocía las carreteras, no tendría problemas. Cayetana dijo que los guardaespaldas la acompañarían en su viaje, pero Andrea no quiso. Ella desayunó con su mamá, su abuelo y sus hermanas, nadie tocó en el nombre de Samuel, bueno, su abuelo lo nombró un par de veces pero sus nietas y Cayetana intercedían cada vez que él lo hacía. Andrea se despidió de su familia, puso la maleta en su carro, les dejó un beso en el aire y se fue a Dallas.

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