Capítulo 89

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Isla de Santorini,

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Isla de Santorini,

Ciudad de Oia,

Grecia.

En la mañana siguiente...

Desayunaron en la terraza de su habitación, se daban de comer en la boca, y Samuel la besaba cada vez que tenía la oportunidad, después del desayuno se fueron hasta el puerto donde haría un paseo de barco, Samuel alquiló un barco solo para ellos. Estar en el mar era una de las mejores sensaciones, les daba mucha tranquilidad. Las islas griegas eran hermosas.

Caminaron por la orilla de la playa, Samuel la cargó en sus brazos y se metieron en el mar

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Caminaron por la orilla de la playa, Samuel la cargó en sus brazos y se metieron en el mar. Andrea se reía a carcajadas, mientras Samuel disfrutaba del sonido de su risa, le encantaba oír su risa. Se besaron en el agua mientras sonreían.

Mientras tanto, en Houston.

Cayetana se veía muy preocupada, estaba en su despacho junto a sus hijas y sus yernos.

Cayetana: No lo puedo creer... ¡Eso tiene que ser una equivocación! - Dijo mirando el informe del laboratorio.

Sofía: Lo siento mamá, pero no hay ninguna equivocación. – Dijo Sofía. – Nuestros caballos han sido envenenados. – Dijo con un nudo en la garganta. Desde que Andrea y Samuel se fueron de viaje, ya habían perdido treinta caballos. Al principio, pensaban que se trataba de alguna enfermedad contagiosa, hasta pusieron los caballos en cuarentena, pero los ejemplares seguían apareciendo muertos. Los análisis de sangre comprobaron que todos habían sido envenenados. ¿Pero quién diablos haría semejante atrocidad?

Cayetana: Dios mío, no puede ser! - Dijo.

Irina: Todo el trabajo que tuvo Andrea... - Dijo abrazándose a Flavio.

Flavio: A mí solo me ocurre una cosa. – Dijo.

Sofía: Eso es obra de Patricia. – Dijo.

Flavio: Eso mismo lo pienso yo, cuñada. – Dijo abrazado a Irina.

Arturo: ¡Cómo es posible que esa mujer siga haciéndonos daño! – Dijo enojado. – Y ahora que ya controlamos los envenenamientos de los caballos, empezaron a envenenar el ganado. – Dijo.

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