¿Quién es Chat Noir? [#2]

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Marinette abrió los ojos con dificultad y se sobresaltó al ver el techo de su habitación. Fue una mala reacción. Le dolía todo el cuerpo y la cabeza le daba vueltas. Lo último que recordaba era neblina morada, lo cual no le indicaba nada útil.

—¿Tikki? —dijo con voz rasposa, y sintió la garganta irritada.

—¿Cómo te sientes, Marinette? —le respondió su kwami desde algún lugar de la habitación.

—Horrible. —Marinette trató de aclarar sus ideas, pero era algo complicado para ella en ese momento.

—Creo que lo mejor es que descanses y luego te dediques a pensar —le dijo Tikki, adivinando sus pensamientos.

Marinette asintió forzosamente, dejó caer la cabeza en la almohada y volvió a sumirse en la oscuridad.

❇❇❇

Adrien iba de camino a una sesión con Marinette en la cabeza. ¿Qué haría ahora? Se lo preguntaría a Plagg de haber estado con él, pero lo había dejado con Félix. Sin embargo, el kwami estaba molesto con él y con Tikki, y Adrien dudaba que le diera un buen consejo.

Nathalie no estaba con él. De hecho, tampoco lo había llamado para recordarle que tenía sesión. Quizás ya le estaban dando un poco de independencia, pero parecía una idea muy irreal.

De todos modos, la sesión no fue nada del otro mundo, aunque él estuvo muy distante. El fotógrafo no dejó de comparar su expresión a la indiferente de Félix. Y es que, aunque nadie en el Françoise Dupont lo comentara, Félix también modelaba, pero a él le tocaba la línea de hombres mientras que Adrien estaba en la juvenil. Por eso Félix no sonaba en boca del público como Adrien. Los diseños para los que posaba su hermano eran trajes elegantes y profesionales, mientras Adrien era la esencia de la juventud.

Aún así... ¿qué debía hacer? Marinette era Ladybug, y luego de que lo pensaba tenía sentido, comparando la esencia de Ladybug con lo risueño de Marinette, la respuesta parecía estar frente a él todo este tiempo, pero fue muy ciego.

Seguía siéndolo.

Se dirigió a la habitación de Félix inmediatamente llegó al instituto. Él no tenía compañero, así que siempre reinaba el silencio allí, no como vivir junto a Nino, quien siempre tenía música puesta. Abrió la primera puerta —Félix siempre la dejaba abierta si se encontraba en su habitación— y se sorprendió al ver la segunda entreabierta —ésta sí la dejaba cerrada a toda costa—. Iba a pasar cuando escuchó a Félix hablar con Plagg.

—Eso está mal, niño —decía Plagg.

—Sé que sin importar cómo lo diga sonará mal —decía Félix—. Es que... No encuentro forma de explicártelo bien. He crecido a la sombra de Adrien, no importa cuánto me esfuerce, no importa cuánto intente superarlo, siempre he estado tras de él desde que tengo memoria.

—Tu padre no es muy expresivo que digamos, así que...

—¿No podría tener un favorito? Lo tiene. Es más que obvio. Siempre llama a Adrien para saber de él, no se interesa en nada de lo que yo haga, me complace sólo para salir de mi... Dime paranoico, pero sé que es así.

—Pero y...

—¿Nuestra madre? —le interrumpió Félix, haciendo una gran pausa—. Ella siempre fue buena, se interesó en tratarnos a ambos por igual y siempre que yo tenía la razón me la daba, no como Gabriel, pero había una línea marcada, invisible. No importa qué tanto quieras hacerme creer que no es así, pero yo lo sé, yo lo viví.