¿Quién es Chat Noir? [#2]

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Su Majestad repasó una vez más el lugar en donde podría estar su segunda hija una vez más. El primero, sin lugar a dudas, era el Instituto Françoise Dupont. El segundo era en el Hotel Grand Paris, lo cual fue su primera opción, pero luego de torturar un poco a André Bourgeois se dio cuenta de que no estaba allí; a cualquier pequeña amenaza que viniera de parte de ella, André hubiese entregado a su hija sin rechistar, era todo un cobarde. El tercer lugar que pensó fue en la antigua mansión Bourgeois, al menos lo que quedaba de ella. Otra equivocación. El último lugar era el más obvio: la guardia de Fu, pero era un gran problema. Ella no sabía dónde estaba. El anciano ese cambió varias veces de lugar a lo largo de los años.

—La epidemia dorada sigue aterrorizando a París. Todo comenzó en el prestigioso instituto Françoise Dupont, administrado por el gran diseñador Gabriel Agreste. Cuando dos de sus estudiantes, Amélie Couvreur y Sylvie Compere, fueron ingresadas de inmediato en el Hôpital Necker, donde no fueron capaz de encontrar una cura para su estado o algo que representara mejoría alguna. Ahora, se han convertido en 35 las víctimas afectadas por el poder de la dama dorada. Esto es similar a lo que sucedió entre los años 1999-2007 cuando múltiples denuncias fueron puestas en donde todas aseguraban lo mismo: que una dama dorada los había atacado. Sin embargo, en ese momento no habían víctimas como las estamos presenciado hoy. Muchos aseguran que la dama dorada ha vuelto, anterior conocida como Style Queen, dispuesta a cometer sus verdaderos planes.

—Querida —le dijo Style Queen a su hija mayor—, apaga esa cosa. Estoy harta de escuchar a Nadja Chamack en los noticiarios. Si me lo preguntas, ella debió quedarse con su esposo y ser una dócil ama de casa.

—¿Conociste a Nadja? —le preguntó Ámber.

—Claro que sí. Se graduó unos años antes que tú. Todos decían que llegaría a grandes cosas. Odio cuando las personas dicen eso. Las personas terminan pensando que lograran algo en la vida sólo por eso y mira nada más cómo terminó, un matrimonio roto y una niña de la que hacerse cargo sola.

Ámber no dijo nada. Su madre no traía su máscara puesta, a ella le gustaban esos momentos. Podía apreciar el rostro de Beverly Bourgeois y fingir por unos segundos que ella volvía a ser la misma de antes, sólo unos segundos. Luego podía observar el brillo dorado en sus párpados y pómulos, sus pálidos labios, sus ojos azules que tenían un brillo de otro mundo, cómo se marcaban sus venas doradas y las grietas negras en sus sienes. Sabía que su madre seguía allí y, cuando terminara todo aquello, volvería.

—Ven acá, querida —le llamó su madre.

Ella se acercó diligente. Style Queen tomó un estuche rectangular. Ámber lo había visto hace tiempo pero tenía prohibido ver qué había dentro. Tal parece que al fin sabría qué había allí.

Su madre abrió la caja. Dentro había una flauta dorada. Ámber no entendió.

—Cuando me casé con André estaba embarazada —dijo—. Nadie recordaría más mi trabajo porque cometí un desliz y... No. No podía seguir llamándome Audrey. Así que hice lo que fue mejor. Acepté el apellido de André y me cambié mi nombre a Beverly. Beverly Bourgeois, ¡nadie sabía quién era! Pensé en mostrar mi cara al mundo cuando terminara mi línea de ropa, pero en lugar de eso desaparecí. Nadie que pensara que Audrey Héroux era una genio debía verla casada con alguien como André Bourgeois, mi destino era junto a un Agreste. Así que cuando me convertí en Beverly... todo cambió. La alta sociedad me aceptó. Nadie sabía mis orígenes ni debían saberlos.

Tomó la flauta en manos y la examinó por unos instantes.

—Renací cómo Beverly Bourgeois y luego cómo Style Queen. Ahora, hija mía, es tu turno de renacer. Esta flauta perteneció a alguien cuyo poder es más antiguo que el poder de los Miraculous y ahora es tuya, y con ella renacerás.