Lila suspiró ruidosamente una vez más cuando vio que Nathaniel seguía con su dibujo. Él y Marinette eran los únicos que le hablaban, y no le interesaba mucho hablar con la azabache. Es decir, era algo tan curioso. La chica que todos amaban era la única que le hablaba a la que todos odiaban. Ella sabía que los murmullos que crecían alrededor de ambas cada vez que hablaban eran las personas preguntándose lo mismo que ella: ¿por qué Marinette le hablaba? Además, ¿por qué todos parecían creer que Marinette era perfecta o algo así?
En especial Nathaniel. Le parecía repulsivo.
Volvió a soltar otro suspiro ruidoso.
—Si tanto te desagrada verme dibujar sólo debes dejar de hacerlo —le dijo Nathaniel sin verla.
Él también solía estar solo, pero a diferencia de ella la gente sí le hablaba. Si había alguna actividad él era invitado, ya era cuestión de él decidir si iría o no. Ella pensó varias veces pedirle que la llevara de invitada, pero sabía que si lo hacía él ganaría mala reputación, y también estaba el pequeño detalle de que él no le dijera que lo haría, otra razón para nunca pedirlo.
—No me desagrada verte dibujar —dijo ella luego de un rato—. Me desagrada que la dibujes a ella.
—Irónico, tomando en cuenta que es tu única amiga. —Nathaniel seguía sin voltear a mirarla, pendiente a su dibujo.
—Irónico es que te pases dibujando 24/7 a alguien que con suerte sabe que existes.
—Dímelo a mí, señorita-vuelta-villana-porque-Agreste-no-me-ama.
Lila soltó un resoplido y se cruzó de brazos. Le molestaba que él tuviera razón, pero luego veía el vendaje en su tobillo roto y se sentía culpable, creía que era culpa de ella que Nathaniel estuviera así.
Lila..., escuchó la voz de su amigo en su mente.
—¿Sí? —dijo ella.
Nathaniel la miró de reojo.
Haremos algo. Un cambio de planes. ¿Recuerdas que dije que nadie se uniría a nuestro club por un tiempo? Pues tendremos un miembro más.
—De acuerdo —dijo ella.
Se levantó y despidió de Nathaniel. Él ni siquiera le respondió. ¿Sería ella consciente de que le responde a las voces de su cabeza? Nathaniel no lo sabía, pero algo le decía que aquello no era una simple voz. Por eso pasaba tanto tiempo con ella.
Debía averiguar quién era... y ver si podía ayudarlo.
❇❇❇
Nathalie iba caminando por el campus. Pronto debía ir a casa de los Agreste e ir alistando todo para el próximo viaje de Gabriel. ¿Por qué ese hombre tenía que viajar tanto? ¿Por qué Nathalie debía resolverle la vida? Ah, cierto, era su trabajo.
Los estudiantes parecían abrir paso a ella. Estaban acostumbrados al apuro de la subdirectora Sancoeur y viendo lo agitada que parecía estar ese día era más que razonable no querer tropezar con ella, pero...
Nathalie chocó con alguien. Ajustó los lentes que estuvieron a punto de resbalar por su nariz y miró a Marinette Dupain-Cheng frente a ella, con la vista al suelo, con culpa.
—D-disculpe, señorita Sancoeur —dijo Marinette—. T-tengo entendido que hoy es el c-cumpleaños de A-adrien.
—En efecto. —Nathalie arqueó una ceja.
—¿Podría darle esto? —Marinette le estaba pasando un paquete azul. Nathalie la miró confundida.
—¿Por qué no se lo das tú misma? —preguntó ella, como si fuera la cosa más obvia que podría hacerse.
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¿Quién es Chat Noir? [#2]
Fanfiction«-Pero, ¿entonces quién es Chat Noir? -le preguntó Marinette, exasperada. -Sea quien sea, sabe que tú eres Ladybug -dijo Tikki.» Historia terminada el 17 de marzo del 2018. Editada el 31 de agosto del 2022.