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Félix encontró raro que Adrien no hubiese llegado ya. Era receloso con su tiempo libre entre sesiones, sabía que era debido a que luego tendría otras clases y aprovechaba el poco tiempo libre para su ocio. Llegó a la puerta de su edificio cuando se topó con Adrien, de espaldas a éste, mirando ceñudo el teléfono.

ㅡ¿Pasa algo? ㅡpreguntó Félixㅡ. Iba a ir a tu habitación a llevar a Plagg...

ㅡTendrás que quedarte unos minutos más con él ㅡdijo Adrien sin verloㅡ, padre quiere hablar conmigo.

ㅡ¿Ah sí? ㅡdijo Félix, tratando de verse desinteresadoㅡ. ¿De qué?

ㅡ¿Tengo cara de saberlo?

ㅡTienes cara de ser un idiota.

Adrien rodó los ojos, alejándose hacia la oficina de su padre. 

ㅡAdiós a ti también ㅡmurmuró, con mal humor.

Por mucho que se quejara de Plagg había sido refrescante poder hablar con él, pero Félix no quería lidiar con las consecuencias que podrían haber acarreado esa conversación. No quería preguntas ni nada que le hiciera recordar remotamente que había hablado de sus sentimientos con el pequeño kwami.

ㅡTal parece que pasarás más tiempo de calidad conmigo ㅡmurmuró Félix lo suficientemente audible para que Plagg, escondido entre su cuello, lo escuchara.

ㅡ¿Eso fue tiempo de calidad? ㅡse quejó Plagg, pero él lo ignoróㅡ. ¿A dónde vamos de todas formas?

ㅡNo te interesa ㅡle dijo Félix. No le quedaba de otra más que incluir al kwami en sus planes.

Minutos después llegó a la cafetería, pero no se sentó en ninguna mesa. Prefirió sentarse en una banca que daba de frente al área. Cada vez se sentaba más lejos de la cafetería y aún así nunca se topaba con Bridgette. ¿Estaría enferma? No podía estar tantos días enferma, ¿o sí? ¿Y si la siguieron molestando esos matones de su grado y había decidido no salir de su habitación nunca más? ¿O si se había transferido a causa de eso?

ㅡNo sabía que tenías tendencias acosadoras ㅡle murmuró Plagg.

ㅡNo las tengo.

ㅡY luego me dirás que no estás aquí por Bridgette Dupain.

ㅡNo sé de qué...

ㅡSeré pequeño pero no estúpido. No soy como tú.

Félix soltó un gruñido mientras escondía el rostro en su libro, aunque estando allí sentado se preguntó por qué demonios había escogido La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson. Quizás porque tenía años con esa cosa en su librero y nunca se había decidido a leerla. En ese momento entendió por qué: no le agradaban las historias de piratas.

Se quedó allí, esforzándose por leer un libro que no le gustaba y alzando la vista cada pocos minutos, en busca de una cabellera negra.


❇❇❇


Adrien respiró hondo antes de tocar la puerta. Se dijo a sí mismo que no había hecho nada malo. Su fotógrafo seguro no lo había chivateado con su papá porque no le estaba "echando ganas". Seguro no era para agregar cambios en su agenda, no tenía en dónde poner otra actividad más. Tal vez luego de meses de silenciosa negligencia se estaba dignado a llamarlo a su oficina para ver cómo estaba. ¿Realmente era necesario que hiciera eso? Encima de que era un pésimo director ㅡpalabras de los estudiantes, no de élㅡ no le veía la necesidad a llamarlo a la dirección. No le iba mal en clases. No buscaba problemas. Así que no debía ser nada malo.

¿Quién es Chat Noir? [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora