Stiles.
Scott y yo estamos sentados en las escaleras del porche de su casa, ambos con los codos apoyados sobre nuestras rodillas y mirando a la nada, perdidos en nuestros pensamientos.
Dos días han pasado desde que descubrimos que una mujer se llevó el cuerpo de Mer y Scott se metió en la cabeza de Mike, el hijo del señor White, para recuperar sus recuerdos sobre dicha mujer; dos días desde que el retrato hablado de esa mujer se pegó en cada rincón de Beacon Hills y se dio la alerta por los noticieros para que quien la viera o supiera de su paradero llamara inmediatamente a la policía.
Han pasado dos días y no hemos tenido noticias sobre esa mujer ni sobre Meredith. Lo cual solo empeora mi nerviosismo. Especialmente porque es la misma cantidad de tiempo que ha transcurrido sin que alguien escuche la voz de Mer dentro de su cabeza o presencie cosas fuera de lo común tales como entrar a una habitación y ver que los muebles están en el techo. Y eso en definitiva ha hecho que las horas pasen muchísimo más lento, de forma casi agonizante.
Sé que no soy al único que le preocupa lo que las horas de silencio podrían significar, que la falta de cosas extrañas sucediendo a nuestro alrededor podría ser sinónimo de que todos estábamos equivocados y que en realidad Mer en realidad no está viva. Y no quiero equivocarme sobre eso, no quiero que toda esta agonizante espera llegue a su fin con el descubrimiento de que a final de cuentas tendremos que asistir a un funeral. Eso acabaría conmigo de manera literal, pues ni mi alma ni mi corazón lo soportarían. Yo no podría vivir con ese enorme y horrible dolor por el resto de mis días.
Y si ahora mismo estoy vivo es solo por la chispa de esperanza que se ha instalado en mi pecho. Nada más.
—¿Qué hace Malia aquí?
La voz de Scott me saca de las profundidades de mi ensimismamiento y hace que lo mire. Él tiene sus ojos fijos en algún punto frente a nosotros, por lo que sigo el rumbo de su mirada.
—Oh, diablos —maldigo entre dientes al ver que Malia camina hacia nosotros—. ¿Cómo salió de Eichen House?
—Tal vez estaba allí por voluntad propia —opina Scott—. Pero, ¿tú sabes por qué está caminando hacia nosotros?
—No, yo.... —me interrumpo a mí mismo al recordar el trato que Mer y yo hicimos con ella cuando estuvimos en Eichen—. Es mi culpa. Más o menos. —Scott me mira confundido—. Ella quiere que alguien le enseñe cómo volver a ser un coyote —mascullo—. Le dije que tú podías hacerlo.
—¿Por qué ella querría volver a ser un coyote?
No tengo tiempo de explicárselo ya que tres segundos después tenemos a Malia Tate a menos de medio metro de distancia. Sus marrones ojos escaneándonos por lo que me parece una eternidad.
—Vengo a que cumplas tu parte del trato, Stiles —suelta sin rodeos.
Scott suspira con cansancio. Yo resoplo.
—Escucha, Malia, sé que hicimos un trato —comienzo a decir—, pero justo ahora no es un buen momento...
—Dijiste que si te ayudaba a conseguir las llaves de Brunski tu amigo el alfa me ayudaría a ser un coyote de nuevo —espeta de forma acusatoria—. Y si no cumples con tu parte voy a desgarrarte la garganta con mis dientes.
Scott se pone de pie al instante.
—Malia, escucha, en verdad quisiera ayudarte —le dice con notoria sinceridad—, pero Stiles dice la verdad; este no es un buen momento. Y tal vez no lo sea tampoco en los próximos días.
—Tu amigo hizo un trato conmigo, así que más te vale que me ayuden. Los dos.
—Lo sé, y prometo que voy a ayudarte —le asegura Scott con calma—, pero en serio, Malia, justo ahora no puedo hacerlo.
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About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen Wolf
FanfictionEN EDICIÓN LENTA. [Libro #3 de la saga "About Werewolves and Witches"] NOTA: por favor, lee la segunda sección del libro Steredith antes de empezar con este. {Spoiler alert!} Tras convertirse en un hombre lobo, la paz es algo que suele escasear...