Capítulo 22: Perishable. Parte III

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| Lit A Fire.

Por alguna razón que no comprendo me encuentro en el estacionamiento del centro comercial que está al otro lado de la ciudad. Es de noche, por lo que el lugar está completamente vacío, salvo por el coche policiaco que está estacionado a unos cien metros de mí, junto a un poste de luz.

Una persona cuyo rostro no alcanzo a distinguir camina alrededor del vehículo, vaciando sobre éste el contenido del del galón rojo que trae entre manos.

Frunzo el entrecejo y ladeo la cabeza, «¿qué está haciendo?», se pregunta la vocecita dentro de mi cabeza.

—¡Oye! ¡Oye, ¿qué haces?! —vocifera una voz masculina y de pronto veo una silueta en el lado del conductor, sentada detrás del volante. Su voz me suena familiar, mas no logro ponerle un rostro. Asimismo, tampoco entiendo por qué puedo oírle con tanta claridad—. Soy oficial del Departamento de Policía de Beacon Hills...

—Demonios. Esperaba que estuvieras inconsciente más tiempo —enuncia la persona fuera del coche, deteniéndose junto a la ventana del lado del copiloto para mirar al policía que está dentro.

—¿Haigh? —suelta el policía, incrédulo. El aludido retoma su tarea anterior—. ¿Qué demonios? ¿Qué estás haciendo?

—Eres un buen tipo, Parrish —dice el sujeto.

—¿Parrish? —repito en un murmuro, confundida.

—Pero la lista dice que vales cinco millones de dólares —continúa hablando el tipo, en ningún momento dejando de bañar el coche con el líquido contenido en su galón.

—¿Qué? ¡No sé de qué hablas! —exclama Parrish—. ¡Haigh, escucha! Apenas gano cuarenta mil al año.

—Yo solo gano treinta y seis —escupe con enfado el sujeto, parándose junto a la ventana del piloto.

—¡No, espera! ¡Haigh, por favor, detente! —grita desesperado cuando el sujeto empieza a echarle a él el contenido de su galón—. ¡No tienes que hacer esto! Si tienes problemas de dinero...

—Muerto vales cinco millones, Parrish. Parece que tú tienes el problema —le interrumpe, rodeando el auto por el frente para luego pararse a una distancia considerable de éste.

—Por favor... Por favor no lo hagas —Parrish le ruega, yo comienzo a caminar hacia ellos—. ¿Vas a quedarte ahí parado? ¿Solo escucharás como un compañero se quema vivo?

—No, ya voy Parrish —mascullo. El sujeto se coloca unos audifonos y saca un mechero del bolsillo de su pantalón—. ¡No, detente!

Estoy corriendo ya, pero siento que cada paso que doy me aleja más de él en vez de acercarme.

—¡Haigh, espera! ¡No, espera! —le suplica al ver que enciende el mechero.

Acelero y alargo mis pasos, un escalofrío me recorre la espina dorsal.

—¡No! ¡No lo hagas! —le grito, pero él ni siquiera voltea a verme—. ¡No! ¡Parrish!

Siento que la garganta se me desgarra al gritar y que las rodillas me sangran al caer sobre ellas en el pavimento a un par de metros del auto policiaco, los gritos de Parrish penetrando mis tímpanos mientras es consumido por el fuego.

Me despierto entonces, enderezándome sobre la cama de un salto, respirando entrecortada y pesadamente, empapada en sudor y con las manos temblándome.

—Mer, ¿qué pasa? —Stiles me pregunta en tono somnoliento pero preocupado, sentándose a mi lado y colocando sus manos sobre mis hombros—. Estás temblando, ¿qué pasó? ¿Tuviste una pesadilla?

About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora