Capítulo 12: Everybody Has A Secret. Parte I

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Es el último día de la primera semana de clases y Meredith recién comienza a ceder ante las suplicas de Stiles para que ya no esté molesta con él. Honestamente la manada y yo pensamos que para este día ya estarían causándole diabetes al resto del mundo, incluidos a nosotros pero por ahora mi hermana solo deja que Stiles la tome de la mano, le dé besos en la mejilla y le cargue la mochila, tres simples cosas que a él parecen hacerle muy feliz... Y también han sacado a flote su lado detectivesco.

—¿Has notado que Mer ha estado actuando algo extraño? —me cuestiona mi mejor amigo.

Me recargo contra el casillero junto al de Stiles, mirándole con una mezcla de curiosidad y diversión mientras él guarda unos libros.

—¿Te refieres a que no deja que estés pegado a ella como un chicle?

Stiles ríe con falsedad.

—Que graciosito. —Me dirige una mirada semi asesina a la par que cierra su casillero—. Hablo en serio, Scott. Meredith no es la misma de antes, está... diferente.

Dejo salir un suspiro en rendición.

—De acuerdo, morderé el anzuelo. ¿Diferente cómo? —Agarro las asas de mi mochila y tiro de ellas al momento en que empezamos a caminar por el pasillo.

—Siempre está cansada y todos los días, sin falta, toma una siesta que puede o no durar hasta la mañana siguiente; tiene frío todo el tiempo, incluso cuando la escuela tiene encendida la calefacción tan alta que el resto de nosotros sentimos calor; se come tres chicharos y dice que ya se llenó cuando antes podía comerse ella sola una pizza grande —enlista, usando los dedos de una mano.

—El medicamento que le recetó el doctor Dunbar tiene como efecto secundario la fatiga, lo que explica que siempre esté cansada —explico—. Siempre ha sido muy friolenta y su falta de apetito no me parece que sea extraña.

—De acuerdo, entonces ¿qué hay de lo que hace en clases? ¿Has visto cómo se cubre las orejas? Es como si un ruido le molestara. Un ruido que obviamente no está allí. O que solo ella escucha.

—Tal vez solo lo hace para concentrarse. Cuando éramos niños solía hacerlo. Pero era porque yo tenía la televisión prendida mientras ella hacia su tarea —digo esto último más para mí mismo que para él.

—Bien, puede que lo haga para concentrarse ¿pero qué hay de los almuerzos o las horas libres o los ratos entre clase y clase? ¿Has notado lo que hace entonces?

—¿Caminar? -pregunto dudoso.

Stiles suspira con cansancio, tuerce los ojos y sacude la cabeza un poco.

—Murmura cosas —hace un ademán con las manos—, no sé qué porque nunca no logro entender lo que dice, pero cuando lo hace parece desesperada o asustada. O las dos cosas.

—Tal vez sea porque todavía hay personas hablando de ella —comento—. Tú mismo has mandado callar a varios chicos cuando los oyes hablando de Meredith.

—No los oigo hablar sobre Meredith, los oigo avivando estúpidos rumores —me corrige, su tono de voz denotando lo mucho que eso le molesta—. Debí romperle la nariz a alguno de ellos para que así todos en la escuela captaran el mensaje y no siguieran creando cuentos tan idiotas.

Ya que de alguna forma las personas en la escuela se enteraron que Meredith había muerto y hasta un funeral habíamos planeado alguien comenzó a esparcir un rumor de que Beacon Hills será el lugar donde empiece el apocalipsis zombi y señaló a mi hermana como la segunda víctima del virus que lo provoca, habiendo sido Jackson Whittemore el primero; así que durante las dos semanas pasadas todos los estudiantes trataron a Meredith como si tuviera una enfermedad mortalmente contagiosa, apartándose de su camino apenas la veían acercarse o cubriéndose las narices para no respirar al tener que pasar a su lado.

About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora