About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen Wolf

Capítulo 24: The Great Coven. Parte III

| Killing Me To Love You.

Stiles.

El aire se vuelve pesado y un lúgubre manto de silencio cae sobre nosotros en cuanto Lydia nos dice que puede sentir cómo Meredith está muriendo, llorando por lo bajo y haciendo su mejor esfuerzo por contener los sollozos.

—No te creo —espeto al cabo de unos segundos, tensando la mandíbula—. No te creo nada.

—Pues deberías...

—¡Cállate! —vocifero, cortando lo que sea que la bruja fuese a decir—. ¡A no ser que vayas a decirme dónde mierda tienes a mi novia, mantén tu maldita boca cerrada!

Christine arquea las cejas, pero no luce molesta sino tan sorprendida como mis amigos lo están por mi reacción. Incluso me atrevo a decir que ella se ve casi divertida.

—De acuerdo, ¿quieren saber dónde está Meredith? Tan solo miren al cielo.

Me lastimo el cuello al inclinarlo con suma rapidez hacia atrás para elevar mi mirada, mas no me importa en lo más mínimo pues allá arriba, flotando a la altura de las altísimas copas de los árboles, está Meredith. Su largo cabello se agita con suavidad ante la brisa primaveral mientras la luz de la luna hace ver como si tuviera un halo alrededor de todo el cuerpo, el cual cuelga de una manera extraña al estar casi doblado hacia atrás, especialmente su brazo izquierdo, el que Malia le fracturó semanas atrás y ahora está sin el yeso.

—¿Qué le hiciste? —cuestiono a Christine, desviando mi mirada del cuerpo inmóvil de mi novia para verla a ella directo a sus fríos ojos azules con cada gramo de ira que poseo.

—La sedé —me dice con simpleza—. Ahora mismo está durmiendo.

—¿Por qué? ¿No se supone que querías ayudarla? —suelta Allison al instante.

—Quiero ayudarla —asegura la bruja—. Pero yo ya hice todo lo que estaba en mis manos para hacerlo.

—¿De qué hablas? —Ella no me responde, en cambio se da la media vuelta y baja del Nemeton, encaminándose hacia el interior del bosque—. ¡Oye! ¡Oye! ¿A dónde demonios vas?

—¡Vuelve acá! ¡Regresa!

—¡No te vayas!

—¡No huyas!

Todos le gritamos, le exigimos que regrese. Incluidos Kira y Scott, quienes aun con sus mordazas balbucean cosas que seguro son las mismas que nosotros vociferamos. No sé si sentirme aliviado o confundido cuando la veo regresar, sosteniendo lo que parece ser una pequeña hielera.

—¿Qué es eso? —pide saber Lydia, afligida.

—Ustedes deberían saber ya qué es lo que traigo aquí —enuncia en respuesta.

Trago en seco. Sé lo que es.

—El corazón de Meredith —susurro débilmente.

Christine se para en el espacio que separa a la pelirroja y la mujer coyote, deja la hielera en el suelo, la abre y Lydia suelta una exclamación, dejándome saber que estoy en lo correcto un par de segundos antes de ver a la bruja sacar aquel órgano vital que debería encontrarse dentro del pecho de Meredith, no en su mano.

—Te daría otra estrellita, Stiles, pero tenemos el tiempo contado —expone, subiendo de nuevo al Nemeton—. Verán, revivir a una persona es complicado y va en contra de las normas del Gran Aquelarre porque es considerado como magia negra —relata—. Lo que está muerto, debe quedarse muerto —recita, posando su mirada sobre el corazón de mi novia—. Pero no Meredith. Ella tiene que vivir.