About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen Wolf

Capítulo 10: A Night to Remember. Parte II

[NOTA]: Un poquito de smut al principio de este cap... 😅

| Please Don't Say You Love Me.

Stiles.

Abro los ojos y de inmediato vuelvo a cerrarlos, encandilado por la excesiva cantidad de molestos rayos solares filtrándose por la ventana. Suelto un bostezo, sintiendo la boca pastosa cuando éste termina, por lo que boqueo un poco para deshacerme de la sensación y al mismo tiempo trato de volver a los brazos de Morfeo, con la esperanza de dormir un poco más y continuar soñando.

Sorprendentemente anoche no tuve ninguna pesadilla, lo sé por el simple hecho de que no desperté en mitad de la noche gritando y alterado, con grandes dificultades para respirar a causa del pánico que el horrible sueño me provoca. Por primera vez en un mes pude disfrutar de una noche entera de descanso, dormí por más de tres horas y sin pesadillas, tan solo soñando con el amor de mi vida entregándose a mí en cuerpo y alma, sin hesitación alguna.

No sé por qué pero la constante y persistente pesadilla que sin falta me acosa cada noche fue reemplazada por un sueño húmedo, uno muy nítido pues el roce de su piel contra la mía, la exigencia de sus besos y la sensación de sus uñas clavándose en mi espalda se sintieron demasiado reales, tanto que casi puedo jurar que mi espalda está realmente arañada. Fueron tan intensas todas las sensaciones de ese sueño que de solo recordarlo la piel se me pone de gallina.

Acompañado de un suspiro abrazo a mi almohada, la cual hoy más que nunca se siente muchísimo más cómoda de lo que usualmente es, escuchando de la nada un quejido que por alguna razón parece provenir del bulto de plumas debajo de mi cabeza.

Confundido, parpadeo varias veces para que mis ojos se acostumbren a la luz y en medio de mi visión aún nublada por el sueño que lucha por arrastrarme de regreso a sus profundidades y la potente iluminación que me cala en los ojos, alcanzo a distinguir un mueble que sé con seguridad no es mío y que el color de la pared detrás de éste no es el de mi habitación.

Mi cerebro, todavía adormilado, se pregunta cómo es eso posible hasta que mi almohada se mueve un poco debajo de mí, acompañada de un leve quejido. Es en ese instante que mis neuronas hacen sinapsis y conectan los puntos: la descomunal cantidad de luz solar filtrándose por la ventana, el mueble desconocido, el color blanco de la pared y los quejidos de mi almohada se deben a que no me encuentro en mi habitación, mucho menos en mi casa pues pasé la noche fuera.

Estoy en el lugar que tanto trabajo me costó conseguir prestado por una noche, o séase la casa del lago de los Martin, lo cual implica que absolutamente todo lo que hasta hace un minuto pensaba fue parte de mi sueño húmedo en verdad sucedió y por consecuente mi almohada no es realmente un bulto de plumas cubierto por una funda azul marino sino que es el cuerpo de mi novia, con quien pasé la noche entera.

Levanto la cabeza al instante, con los ojos abiertos de par en par y tragando en seco, cualquier rastro de sueño o cansancio esfumándose por completo al ser plenamente consciente del cuerpo desnudo de mi novia, cuyos senos probablemente utilicé como almohada toda la noche.

Sin poder evitarlo mis ojos viajan desde su alborotado cabello enmarcando a la perfección su apacible rostro y dándole un toque extra de sensualidad; perdiéndome un par de minutos en los recuerdos que sus apetecibles y deliciosos labios traen a mi mente antes de bajar hasta sus pechos, que son del tamaño perfecto para caber en mis manos, y luego un poco más abajo, al área entre sus piernas, el lugar en el que anhelo perder la cordura por el resto de mis días.

Embobado por la belleza de su cuerpo e inmensamente feliz por saber que en verdad fue mía la noche anterior, mi corazón se acelera, bombeando sangre a todo mi cuerpo con mucha más rapidez de la usual, en parte porque no puede acabar de creerse que Mer y yo hayamos pasado la noche juntos y porque ser el único privilegiado que puede tocar cada milímetro de su hermoso cuerpo es algo jodidamente extraordinario. Es un millón de veces mejor que sacarse la lotería.