EN EDICIÓN LENTA.
[Libro #3 de la saga "About Werewolves and Witches"]
NOTA: por favor, lee la segunda sección del libro Steredith antes de empezar con este.
{Spoiler alert!}
Tras convertirse en un hombre lobo, la paz es algo que suele escasear...
—Claro que aún eres el capitán del equipo. ¿Subiste tus notas como te pidió el entrenador? —le pregunto a Scott mientras él, Isaac y yo caminamos hacia el campo de lacrosse.
—Sí, pero nunca me dijo si seguía siendo capitán, solo que viniera hoy a las pruebas —se lamenta.
—Tenemos cosas más importantes que resolver de todos modos —digo al tiempo que me coloco frente a ellos y me detengo—. ¿Saben si Allison ya le dijo a su papá sobre Kate?
—Se suponía que se lo diría el viernes —Isaac me responde—, creo que sigue buscando el momento adecuado para hacerlo. ¿Ustedes han encontrado alguna pista que explique el significado del mensaje en la bóveda de los Hale?
Scott y yo sacudimos la cabeza. Hace poco más de una semana que recibimos aquel mensaje, o mejor dicho aquella amenaza: «Las reglas del juego han cambiado. Prepárense para correr». No sabemos lo que significa, ni qué esperar a continuación, pero sabemos que la bruja que está detrás de Meredith es la autora.
No hemos podido evitar preocuparnos hasta el tope, mirando siempre detrás de nuestras espaldas en caso de que algo aparezca, durmiendo con un ojo abierto. De la noche a la mañana todos nos volvimos un tanto paranoicos, bueno, todos menos Meredith, ella luce tan relajada y tranquila, como si no le preocupara nada en lo absoluto.
Como si no hubiera una bruja buscando dañarla o matarla.
—¿Qué hay de los avisos de Eichen House? ¿Ya no han recibido otro? —inquiere Scott con interés.
Yo suspiro.
—Sí, este último decía «FINAL» —comunico. Aparte de tener problemas para pagar mi estadía en el hospital psiquiátrico papá también los tiene para pagar mi resonancia magnética. Haber sido poseído por el nogitsune nos dejó con grandes deudas—. ¿Qué rayos estamos haciendo aquí? Tenemos como ciento diecisiete millones de problemas y preocuparnos por nuestros puestos en el equipo de lacrosse no es uno de ellos.
—Lo es ahora —masculla Isaac, su mirada fija en algún punto detrás de mí.
Me giro solo para ver que hay unos chicos en el campo de lacrosse, practicando. Dos de ellos practican sus lanzamientos, otro practica su defensa en la portería.
Mi cara se retuerce en asombro, incredulidad y una pizca de celos. El chico de la portería está atrapando todas las pelotas, ni una sola logra pasarlo.
—¿Quién demonios es ese? —pregunto luego de un rato pero desearía no haberlo hecho porque justo en ese momento el portero se quita el casco y puedo ver su fea cara—. Tienes que estar bromeando. ¿Liam? ¿El maldito ese? ¿Por qué no pudo ser alguien más, un oso por ejemplo?
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—¿Te molesta que sea mejor que tú en el lacrosse o que él y Meredith se hayan vuelto amigos?
Con ayuda de mi red le doy un golpe en el pecho a Isaac. Él apenas hace una leve mueca y sospecho que no es de dolor le doy un golpe en la cabeza.
