Capítulo 20: Powerless. Parte IV

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|| The Last Third Of The Deadpool

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Cada vello en mi cuerpo se eriza por la que debe ser la milésima ocasión en las ultimas dos, casi tres horas, en medio del beso número un millón que comparto con mi chica, la mujer que me roba el aliento y es dueña de mi corazón. Cuando el beso acaba, un suspiro largo escapa de mi boca y Mer me regala una de esas sonrisas que ponen mi mundo al revés. El brillo en sus ojos, la diadema de florecillas adornando su cabello alborotado y el rubor natural en sus mejillas provocan que mi corazón de un vuelco –otra vez.

—Soy el hombre más afortunado del mundo entero —bisbiso en medio de una sonrisa orgullosa.

A su vez, ella se recuesta a mi lado, colocando su cabeza sobre mi hombro y pasando una pierna por encima de mí bajo la floreada sábana que nos cubre a ambos de las caderas a los pies. Yo cierno mi mano alrededor de su cintura.

—Eso es muy cierto —concuerda a la par en que posa su mano enyesada sobre mi pecho, las yemas de sus dedos no tardan en comenzar a trazar líneas imaginarias—. Lydia va a molestarse conmigo por haberte perdonado tan pronto.

—Creo que no debería importarle en lo absoluto el que no hayas seguido al pie de la letra su plan para hacerme sufrir... A no ser que te arrepientas de haberlo hecho —termino añadiendo, mirándola con temor de que ese sea el caso.

Para mi fortuna, Mer sacude la cabeza en negación, luego sus ojos se encuentran con los míos.

—No me arrepiento. En el momento que te envié el mensaje supe que, si venías, no podría echarte a patadas.

—Es porque soy irresistible, ¿verdad?

Yo soy irresistible —me alega, siguiéndome el juego—. Por eso empezaste a babear en cuanto me viste.

—Claramente. ¿Quién sería yo si no salivo en exceso al verte con un babydoll puesto? Es un sueño hecho realidad. —Ella se ríe nerviosa, desviando la mirada en un acto de pena—. Recuérdame de agradecerle a Lydia por idear su malvado plan.

—¿Darle las gracias? —repite en tono confundido, volviendo a posar sus hermosos ojos en mí.

—Te convenció de hacer esto. Bueno, no esto esto —enfatizo, señalándonos—, pero su plan para darme una lección ayudó, de cierto modo, a que me perdonaras por ser un completo imbécil.

—Fuiste un gran imbécil. —Asiento, dándole la razón—. Y aun así extrañé muchísimo tus besos —murmura.

—¿Mucho?

La forma en que se muerde el labio inferior al dar un leve asentimiento como respuesta a mi pregunta me insta a acabar con la distancia que me separa de ella y fundirnos en un nuevo, necesario, apasionado beso. Me estremezco de pies a cabeza, deleitándome en el exquisito sabor de su boca, en lo bien que se siente que ella me corresponda con la misma intensidad, que me abrace con fuerza cuando nos giro lo suficiente para tener un mejor acceso a sus ya hinchados labios, que su piel se erice cuando se me escapa un corto jadeo. De nuevo, me pierdo en todas las sensaciones que ella, y solo ella, puede evocar en mí.

About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora