Stiles.
Mi brazo izquierdo rodea a Meredith por encima de las cobijas que la cubren del frío que la hace sentir como si estuviera en la Antártica vestida con tan solo un traje de baño —sus palabras, no las mías—, su cabeza está apoyada sobre mi hombro, con la mirada perdida mientras busca las palabras adecuadas para responder a la pregunta que le hice hace unos cuantos minutos sobre cómo es eso de que me sintió llegar hace unas horas.
—Es... es como si tuvieras una campanita y la hicieras sonar cada que estás cerca de mí, y no dejas de sonarla hasta que te vas —dice finalmente tras un largo rato de silencio.
—¿Oyes una campanita cada que estamos juntos?
—Sí. Digo, no —repone, sacudiendo levemente la cabeza—. No la oigo, la siento. Siento las vibraciones que hace cuando la haces sonar. Es una metáfora —añade, como si supiera cuál era mi próxima pregunta—. Y no es molesto, es todo lo contrario. Es como estar flotando sobre una nube. Es una embriagante sensación de calidez que me hace sentir una inmensa paz y tranquilidad, pero al mismo tiempo hace latir a mi corazón casi tan rápido como el de un colibrí.
—Y sientes todo eso ¿solo conmigo?
—Si. Solo contigo -murmura,
Mi pecho se infla de dicha y un sentimiento más fuerte que cualquiera, uno en el que no había pensado realmente con Meredith justo a mí lado, pero ahora que lo he hecho estoy seguro de estar emanándolo a montones por los poros de mi piel, inclusive casi puedo ver el letrero en neón pintado en mi frente, anunciando las dos palabras que bailotean en mi mente.
—Tenías razón, no creo que haya algo más cursi que eso —indico con voz ronca-. Pero voy a intentarlo. —Aclaro mi garganta y busco en el interior de mi cabeza la frase más cursi del planeta, mas todo lo que sale es—: Te ves muy bonita.
—¿De verdad? Porque Isaac cree que me veo realmente enferma y pálida. También dijo que parezco un perrito Chihuahua, temblando sin cesar —me dice tras haber soltado una risita nerviosa.
De inmediato pienso en la mejor manera de matar a Isaac por no ponerse un filtro en la boca antes de hablar; tal vez lo mate con un picahielos, le cortaré la lengua y dejaré que se desangre. O mejor aún, lo encerraré en un congelador completamente funcional y así el bastardo se convertirá en una paleta con sabor a miedo.
—Isaac es un idiota —asevero antes de inclinarme hacia ella para depositar un beso casto sobre sus labios—. Te ves hermosa.
—Creí que me veía bonita —suelta risueña.
—Eso fue hace dos minutos. Ahora te ves hermosa.
—Entonces el cómo me veo ¿cambia constantemente?
—Cada media hora, para ser exactos. Los fines de semana cambia cada quince minutos.
Acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja. Ella sonríe con timidez pero sus ojos brillan con felicidad.
—¿Por qué eres tan lindo conmigo?
«Porque te amo» vocifera en respuesta mi fuero interno, mi corazón se salta un latido ante ese pensamiento, emocionado y ansioso, demandando que lo diga en voz alta, no obstante mi cerebro le ordena a mi boca que no repita esas palabras, alegando no estar listo para hacerlo aquí y ahora. Debí decírselo antes de darle el ramo de flores, o justo después de besarla, cuando sus labios aún estaban hinchados por la extensa y memorable unión de nuestras bocas.
Quizás un beso sea la mejor manera de hacerle saber lo que siento, al menos por ahora, así que en lugar de declararle cuanto es que la amo la beso como si la vida se me fuese en ello, con la esperanza de hacerle saber que m sin ella yo no soy nada y que mi corazón late solo por ella. Mi pecho se hincha de felicidad cuando Mer me corresponde el beso con la misma intensidad, desvaneciendo casi por completo la oscuridad en la que me vi envuelto los días pasados.
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About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen Wolf
FanfictionEN EDICIÓN LENTA. [Libro #3 de la saga "About Werewolves and Witches"] NOTA: por favor, lee la segunda sección del libro Steredith antes de empezar con este. {Spoiler alert!} Tras convertirse en un hombre lobo, la paz es algo que suele escasear...