Capítulo 23: The Big Escape. Parte III

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| A Promise to the Dead.

Scott.

Es miércoles por la mañana y eso significa que han pasado cuatro días desde que la lista negra llegó a su fin. No sabemos cómo o por qué, pero los contratos fueron terminados. Todos ellos. Y aunque eso nos ha quitado un gran peso de encima, puesto que ya no hay ni habrá nadie intentando asesinarnos a cambio de una gran suma de dinero, la raíz de nuestros problemas sigue estando presente.

Christine sigue libre, planeando seguramente su próximo ataque, y por ello es que nuestra prioridad número uno es atraparla antes de que dé un solo movimiento más para conseguir lo que sea que quiera de nosotros. En realidad, nuestra prioridad número uno es hacer que le devuelva a mi hermana su corazón.

No obstante, desde lo que pasó en la comisaría Meredith ha reafirmado su decisión de hacer todo lo que esté en sus manos para mantenernos lejos de la bruja y de su trampa, cualquiera que ésta sea.

Por esto mismo le pedí ayuda a Deaton, en quien tengo puesta toda mi fe, no solo para averiguar cómo exactamente Christine le quitó a Mer su corazón o si hay alguna manera de detenerla (ya que la belladona no sirvió del todo), sino también para averiguar qué es lo que Kate le hizo a Derek, pues desde que lo rescatamos de La Iglesia en México él ha ido perdiendo de forma paulatina sus poderes de hombre lobo hasta quedarse sin ellos, convirtiéndose en un humano común e indefenso.

—Okay —la voz de Derek logra sacarme del remolino de pensamientos en el que me había sumergido.

Él está sentado en su sofá de tres plazas (el único que tiene, de hecho), frente a la mesa de centro sobre la cual dejé la mochila de Garret con su paga por la lista negra.

Echo un vistazo a mi hermana, que está parada a mi lado, y ella a mí. Ambos creíamos que él se enojaría con nosotros cuando le entregáramos por fin su dinero.

—¿No quieres saber por qué tardé tanto en devolverlo? —le pregunto un tanto sorprendido a Derek. Tenía todo un discurso de disculpa planeado, pasé la noche entera practicándolo.

—¿Cuánto ganas en la clínica veterinaria? —me cuestiona él.

—Salario mínimo.

—Esa es la razón —suelta, encogiendo un poco los hombros—. Cualquiera puede tentarse, chicos. Incluso un alfa verdadero.

—O sea que ¿no estás enojado con nosotros? —inquiere Meredith, anonadada.

—O sea que ¿no estás enojado con nosotros? —inquiere Meredith, anonadada

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—Ni siquiera es mío. Es de Peter.

—¿Dónde está tu dinero?

—Están parados sobre él —nos dice.

Meredith y yo bajamos la mirada al instante.

—¿Hay otra bóveda? —le pregunto pasmado a Derek.

Él suelta una leve risita y sacude la cabeza.

About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora