Cara 21

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Salí corriendo con los ojos llenos lágrimas, quería correr hasta desaparecer, atravesé la acera de en frente casi por instinto, llame a la puerta sabiendo que quizá nadie abriría

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Salí corriendo con los ojos llenos lágrimas, quería correr hasta desaparecer, atravesé la acera de en frente casi por instinto, llame a la puerta sabiendo que quizá nadie abriría. Pero Denis lo hizo, al verlo sentí la necesidad de arrojarme a sus brazos para que el dolor cesara.

Sin embargo fue lo todo contrario, el llanto se desbocó en cuanto lo sentí cerca, tardó unos segundos en comprender lo que sucedía, no hizo pregunta alguna aunque sabía que estaba perplejo, lleno de preguntas pero se dedicó a abrazarme fuerte, consolándome hasta que dejara de llorar.

— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —La preocupación en su voz era evidente.

Una vez que me había sosegado un poco me las arregle para responder.

—No, no estoy nada bien —acepte entre leves sollozos.

¿Quién lo estaría después de haber descubierto algo como lo de hoy?

Me obligó a mirarlo debajo de los estrechos faroles que colgaban en la entrada de su casa, tomando mí cara entre sus manos en un intento de adivinar mí expresión.

—Puedes decirme lo que sea que esté pasando —me alentó a hablar sin dejar de mirarme.

Su comprensión y el tono dulce que uso al decirlo, causó que le contará todo cuanto había pasado en el despacho de mi padre, Denis no pudo ocultar la sorpresa en su rostro cuando termine de quitarme aquel peso que eso significaba para mí.

Y solo podía compartirlo con él y nadie más.

—No sabía a donde ir —confesé.

—Siempre que no sepas a donde ir, ven conmigo —se ofreció a lo que yo asentí de inmediato.

Eleve la mirada que se encontraba concentrada en el jugueteo de mis manos por la ansiedad, encontrándome con sus cálidos ojos verdes. Cuando Denis dejaba de lado su comportamiento fastidioso hacía conmigo para volverse alguien dulce y comprensivo me dejaba sin saber cómo actuar.

Justo como lo hace ahora mismo.

Estoy tan habituada a discutir con él constantemente que cuando pasa esto es algo que tengo disfrutar mucho, ya que no sé si sucederá de nuevo.

—Debo suponer que por el momento no quieres estar en el mismo lugar que tu padre —me leyó el pensamiento, aparte de ser cierto me debatía mentalmente en cómo es que se lo comunicaría a mí madre, respondí a su suposición con otro asentamiento de cabeza— Entra —dijo y yo me quedé en mí lugar, debe estar jugando— Entra Cara —repitió esta vez haciendo un movimiento con la mano.

— ¿Estás loco? Si tu madre sabe que estoy en su casa es capaz de sacarme a media madrugada —le reprocho, un escalofrió me recorre la columna de solo pensarlo.

—Mi madre no tiene porqué enterarse de nada —musita con toda la calma del mundo, todo le parece tremendamente fácil— No planeo dejar que le quites la banca del parque a un borracho necesitado —se burla tirando de mí mano sin darme otra opción más que seguirlo dentro.

Por Ti Lo  Haría( Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora