Denis 36

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Hui de la clase antes de  que todos vieran a través de mis ojos como Cara me destrozaba poéticamente con ese  poema, termine en el patio trasero que regularmente lo utilizan los estudiantes drogadictos o marginados

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Hui de la clase antes de que todos vieran a través de mis ojos como Cara me destrozaba poéticamente con ese poema, termine en el patio trasero que regularmente lo utilizan los estudiantes drogadictos o marginados.

En esta ocasión se encontraba casi vacío con solo unos que otros chicos jugando futbol con una botella de agua vacía, me senté en el pasto descansando mi espalda en el viejo roble.

— ¿No es suficiente con lo que está pasando ya? ¿Por qué haces que me apoye en un roble? ¿Porque mejor no me lanzas un rayo? —protesto mirando el cielo nublado.

De pronto algo se estrella en mi cabeza mientras estoy quejándome con dios acerca de mi desgracia, giro mi cabeza para ver qué es lo que me golpeo. Una botella, la botella con la que un grupo de idiotas estaban jugando fútbol.

¡Oh vaya sorpresa! me están mirando y vienen hacia mí, la sujeto con una mano mostrándoles que la he atrapado, pero la estrujo entre mis manos dejándola inservible.

Luego la arrojó lejos de mí creo que no les quedó claro el mensaje, puesto que siguen sin darse la vuelta, se detienen en donde cayó su juguete arruinado.

Uno de ellos lo recoge y lo evalúo con cuidado. —Has arruinado nuestra diversión ¿te das cuenta? —me culpa, no le contesto solo levantó una ceja mirándolo desde mi sitio.

—Y si no se largan de aquí, les arruinare la cara también —les advierto.

Se sueltan riendo como si acabara de decir el mejor chiste sabía que era gracioso, pero justo en este momento en el que mi mejor amiga ha decidido romperme el corazón no me siento el más gracioso sobre la tierra.

—Espera...Bastián ¿No es Denis Preston? —Le pregunta un chico a su lado, al que ahora sé que es Bastián, este ladea la cabeza para verme mejor, yo ladeo la cabeza igual que él para que pueda verme en el mismo ángulo para que no pueda perderse de lo bueno que es mi aspecto.

Aunque en este momento me siento como un montón de mierda apilada y lista para ser arrojada a la basura.

—Sí, es él por supuesto. Esa cara de imbécil no la tiene cualquiera, bueno ahora que sé que te he golpeado me voy más que divertido —dice burlón provocando que mi estado de ánimo se incremente.

Me levanto y camino más cerca de él con una media sonrisa bravucona en mi boca.

— ¿Me dijiste imbécil? —le pregunte para ver si era capaz de repetirlo en mi cara.

Bastián me mira a los ojos. —Sí ¿por? —se atrevió a admitir.

Bajé la mirada un segundo procesando la osadía de su parte volviendo a mirarlo.

—Que bien porque así no sentiré culpa cuando haga que te arrepientas —le anuncio estrellándolo contra el roble donde antes estaba.

Volviendo puré su cerebro tanto que lo dejo algo ido y tirado en el pasto, cuando lo tengo ahí me pongo sobre de él, dejando unos cuantos golpes en su cara, no he tenido un buen día y para mala suerte de estos tipos se les ocurre provocarme.

Por Ti Lo  Haría( Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora