Cara Williams y Denis Preston son mejores amigos desde niños a pesar del ferviente odio que hay entre sus familias. Una amistad indestructible o eso es lo que parece hasta que un terrible secreto que podría dejar una marca imborrable en la vida de a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No puedo creer que piensen que estoy tan idiota como para dejarme envolver en sus mentiras. Charlie me mira desde el sofá, baja la vista a las fotos que están en la mesita de centro.
—E-es una posibilidad, no sé si él sea parte de esto directamente pero...
—Vete.
— ¿Disculpa? —La incredulidad se extiende por su cara.
—Sal de mi casa Charlie —me pongo de pie y le señalo a la puerta— No quiero oírte más —tomo un poco de aire— No quieras culpar a la única persona que no me ha hecho daño. —le exijo.
—Cara... —me súplica con cansancio, por un micro segundo algo me dice que no me esta mintiendo. Pero claro que lo hace, Denis es más amigo suyo que yo, me recuerdo a mí misma.
Lo que intenta es que le crea y no voy a dejar que lo consiga, avanzó hasta la puerta, la abro invitándolo a irse él deja caer los brazos a sus costados mostrándose derrotado, al final me hace caso y sale de mi casa con la mochila colgando de su hombro.
El azul de sus ojos me examina. —Espero de verdad... que no te arrepientas de no haberme creído — me lanza una advertencia, un golpe me asalta el pecho tras haberlo escuchado.
Charlie se dispone a irse lo veo introducirse a su auto y arrancando el motor de este, cierro la puerta recargándome en ella mirando la lámpara colgando en el techo. Expulso el aire que tenía atrapado, mientras la conversación con el chico de Bárbara se reproduce en mi mente.
Sacudo la cabeza para olvidarme de ello, no me harán dudar de Taylor, solo para acercarme a alguien que no me importa en absoluto.
—Te sigue importando, que quieras hacerte creer que no es así, es distinto —me reclama mi mente, no sé qué decir contra eso porque por mucho que lo quiera negar es verdad.
Me importa, Denis me importa.
Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón, tecleo el nombre de Taylor en el buscador de contactos y presionó llamar, al primer timbre responde.
—Me leíste el pensamiento, iba a llamarte primero —dice y sonrió como tonta.
— ¿Ah sí? Pues te gane.
—Espera la revancha —bromea— ¿Cómo este cariño? —me pregunta mi novio dudo en contestar su pregunta con honestidad. ¿Cómo voy a decirle que han venido a ponerme en su contra?
—Bien...—le miento por su bien.
— ¿Segura? —indaga cauteloso.
—Sí, sí, —insisto pensando en una manera de decirle que necesito verlo para dejar de torturarme con la confesión de Charlie sin que suene urgente. — Mm... me preguntaba si... ¿Puedo ir a tu casa?
—Iba a decirte que si ¿podrías venir a casa hoy?
Nuestras palabras se tropiezan entre sí, y ambos nos echamos a reír.
