Quiero seguir durmiendo, pero los rayos del sol que entran por mi ventana no me lo permiten. Miro el reloj de mi cómoda son las 8:00 am, termino dejando la cama para bañarme y empezar un nuevo día, no permitiré que nadie lo arruine esta vez, ni siquiera papá.
Al salir de la ducha encuentro a Elissa sentada a la orilla de mi cama, luce abatida, triste y eso es lo que menos me gusta de toda las cosas que nunca me han gustado.
—Hey, hola —la saludo usando un tono cálido al hablar.
—Siento no haberte cubierto bien anoche —se disculpa apenada mirándose las manos, camino hasta la cama sentándome junto a ella.
—La que te debe una disculpa soy yo, no debí ponerte en ese tipo de aprietos, no creas que no te compensaré por ello, gracias por ayúdame eres la mejor hermana que pude haber tenido —la mimo abrazándola y yéndola de besos por el rostro.
Sé que no le gustan mis afectos excesivos pero aun así lo hago. — ¡Cara basta ya! —chilla apartándose de mi tortura, me rio ante sus quejas.
—Mejor dime ¿ganaron? ¿Valió la pena tu escape arriesgado? —indago mirándome a la cara.
Sonrío.
— Si, en definitiva lo valió, te habrías quedado con la boca abierta si me hubieras acompañado, Dénis dio una anotación de infarto — Elissa me mira de una forma extraña mientras le cuento.
¿Hago muecas graciosas o algo por el estilo sin darme cuenta?
— ¿Que, porque me miras así? —le pregunto, la castaña niega con la cabeza.
—Nada. —dice restándole importancia. —Felicita a Dénis de mi parte ¿ok? Me voy a la escuela, te veré en un par de horas, ah y para pagarme puedes darme la mitad de tu mesada del mes. —opina con una mirada picara.
—Mejor no te hubiera pedido nada. —repongo y ambas reímos, luego mi hermana se despide de mi con un beso en la mejilla, dejándome sola en mi cuarto segundos más tarde, aproveche el estar sola para arreglarme bajé a desayunar con la esperanza de que mi padre se hubiera ido pero no, todavía seguía aquí.
El ambiente en la cocina era de tensión pura, nadie hablaba se escuchaban los tenedores chocando contra el armazón de nuestros platos amortiguaban el pesado silencio. —Espero hallas entendido la conversación que tuvimos — hablo mi padre refiriéndose a mí con la voz demandante que siempre utiliza para intimidarnos.
Pero más que una conversación fueron gritos que soltaban cosas que dolían, y que me hicieron sentir terriblemente humillada. Mi madre me mira, puedo ver el miedo en sus ojos.
Pues seguramente se encargó de sobajarla como acostumbra a hacerlo cada mañana, tengo tantas ganas de decirle que se vaya, que dejé de atormentar a mamá. Pero aquella mirada suplicante me detiene.
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Por Ti Lo Haría( Disponible en Amazon)
Roman d'amourCara Williams y Denis Preston son mejores amigos desde niños a pesar del ferviente odio que hay entre sus familias. Una amistad indestructible o eso es lo que parece hasta que un terrible secreto que podría dejar una marca imborrable en la vida de a...