Denis 32

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Regrese de dejar a Ginger en casa, sus padres le tienen toque de queda, pero  no es como el caso de Cara

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Regrese de dejar a Ginger en casa, sus padres le tienen toque de queda, pero no es como el caso de Cara. Su padre me ve con buenos ojos y su madre incluso me ha invitado a comer, claro no saben que esto no es más que un trato temporal o eso es lo que quiero creer.

He de admitir que me siento bien cuando está cerca.

Me hace olvidar incluso que Arielle paso por mi vida, pero por más cerca que este, no me hace olvidar lo sucedido en casa de Cara me prometí dejarlo estar, como lo hice la vez de la celebración de Halloween y la del karaoke.

Pero es casi imposible que esto lo pase por alto, ya que ella fue quien lo inicio y así como lo inicio lo mando a la mierda dejándome como el idiota innecesario delante de Taylor.

Estoy molesto y creo que se lo he dejado muy en claro.

—No tendrías que molestarte, ella no es nada tuyo. Solo tu amiga ¿Oh quieres que sea algo más? —me enfrenta mi subconsciente.

— ¡No! —Grite en voz demasiado alta.

— ¿No qué? —Pregunta Louis a mi lado, con una mirada juzgándome de loco.

Le devuelvo la mirada.

—Nada, nada.

—Ah vale ¿Oye Cara está contigo? —La preocupación con la que me pregunta por ella, me quito lo furioso que estaba con ella.

—No. Yo acabo de volver ¿no está con Taylor?

—Taylor ha dejado la fiesta furioso, ni siquiera se despidió Bárbara y Charlie la están buscando en la casa, yo te buscaba a ti como a menudo la estas molestando creí que estaría... —el castaño me relata lo sucedido en mi ausencia.

—Hay que buscarla bien —digo tomando camino al gran jardín de la casa.

Avanzo por el pasto húmedo mirando a todos lados sin rastros de Cara por ningun lado, saco mi teléfono del bolsillo trasero del pantalón y marco su número.

—Hola, estas marcando al número de Cara, por ahora no puedo contestar, porque estoy leyendo algo interesante seguramente. Si es importante lo que tienes que decir, dímelo en un mensaje y me comunicaré lo más pronto posible.

—Contestadora de mierda —refunfuño sin dejar de buscarla.

Sigo con mi búsqueda en el interminable sendero del jardín que me condujo hacia la fuente de la que no sabía de su existencia hasta ahora, debe ser nueva, conozco esta casa bastante bien.

La vi abrazada de ambas piernas recargada en el cupido gigante que custodiaba la fuente con una flecha lista para ser lanzada pérdida en sí misma.

—Eres buena escondiéndote —digo despacio para no asustarla desde donde me encuentro, ella se despeja de lo que la mantenía sumida en sí y se gira para verme sin moverse de su posición inicial.

Por Ti Lo  Haría( Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora