Cara Williams y Denis Preston son mejores amigos desde niños a pesar del ferviente odio que hay entre sus familias. Una amistad indestructible o eso es lo que parece hasta que un terrible secreto que podría dejar una marca imborrable en la vida de a...
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El campus estaba atestado de estúpidos alumnos parloteando y planeando sus estúpidas vacaciones, yo me deslice entre la multitud tratando de llegar al estacionamiento.
A este paso llegare hasta el próximo año.
Suelto un bufido molesto.
— ¡Quítate de mi camino! —Bramo, empujando a un chico con anteojos.
—P-perdón —tartamudea y me abre con paso asustadizo.
Cuando tengo una mejor vision, capturo la imagen de Taylor siguiendo a Cara, la chica se ve muy cabreada y ni siquiera deja que la toque, con una sonrisa satisfecha me aproximó lo más cerca que puedo para ver que tanto consigo escuchar de la discusión.
— ¡No tenías derecho! Yo no quería que él lo supiera así —grita Cara.
— ¡Se iba a enterar de todas formas! Él sabe que si de elegir se trata no puede competir conmigo —le responde Taylor también a gritos, Cara arruga el entre cejo y abre un poco la boca cuando lo escucha decir eso.
—Eres un egoísta —le reclama negando con la cabeza y mi sonrisa se ensancha, Hamilton tenía que ser.
—Ni siquiera sé si quiero casarme contigo —le ladra a Taylor y se marcha echa un manojo de rabia, camino silencioso colocándome a su lado.
— ¿Problemas en el paraíso? —le pregunto con fingida preocupación.
—Cállate idiota —dice enfadado mirando a la dirección por donde se fue la chica.
—Veo que sí, eso de que te vas a casar ¿Es solo para hacer más real cuando le rompas su frágil corazón, cierto? Si que tienes ingenio — le digo orgulloso, entonces su mirada se dirige a mí.
—Me voy a casar con ella porque la amo — confiesa de la nada, el rostro se me descompone tras haberlo escuchado tan seguro de lo que decia, él se ríe de la reacción que me ha provocado diciendo:
— ¡Touche! Me voy hermanito, tengo que hacer que me perdone si quiero que sea mi esposa —arguye con la intensión de marcharse, sin embargo antes de que pueda hacerlo lo tomo por el cuello apretando mis manos sobre él ahorcándolo con tal fuerza que su rostro se pone azul por falta de oxígeno.
— ¡Tú no vas a casarte con ella! ¿Lo entiendes? — demando colérico, las cuencas de sus ojos casi se salen de su lugar por lo impredecible que le resulto mi reacción, lo libero dejándolo caer al piso sin importarme cuanto lo he herido, lo miro con desprecio desde mi altura.
Él no va a casarse con ella, lo matare si es preciso.
Doy media vuelta para irme malhumorado y todo por culpa de las estupideces de Taylor, tengo que pensar en algo rápido si quiero evitar que cumpla con el objetivo de casarse con ella. Camino al estacionamiento ya sin gente a excepción de Cara que por lo que veo no se ha ido aun.
