Cara Williams y Denis Preston son mejores amigos desde niños a pesar del ferviente odio que hay entre sus familias. Una amistad indestructible o eso es lo que parece hasta que un terrible secreto que podría dejar una marca imborrable en la vida de a...
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Dejé a Cara en su casa solo para que ella y Elissa se tomaran el tiempo de ducharse y arreglarse, a mis hermanos se les había ocurrido ir al bar karaoke que esta fuera de la ciudad para embriagarse un poco (esos eran los planes de Rene) Matías quería pasar tiempo de calidad con Elissa sin estar huyendo de mí madre, a nosotros nos toca solaparlo y pensé que llevar a Cara sería una idea fantástica para que se divirtiera y dejará atrás tantos problemas.
Ser testigo de la conversión que Taylor trataba de tener con Cara y ver que ésta se rehusaba a ser convencida, por alguna razón desconocida me alegro mucho e inclusive escapó de mí una sonrisa que tuve que ocultar con disimulo.
Desde entonces tengo un humor excelente, dudo mucho que este disminuya al menos por hoy, cuando llegue a casa bese en la mejilla a mí madre.
—Hola hermosa ¿Necesitas ayuda con la comida? — le pregunte con voz afable, ella me miro para luego sonreír.
—No gracias cariño ¿A qué se debe tanta felicidad? — investigo mirándome a la cara, yo le devolví la sonrisa.
—No se necesita un motivo para ser feliz mama —respondí y mis hermanos me contemplaron juzgándome de loco, en tanto yo me alejaba de la cocina.
— ¿Qué le pasa a su hermano? —cuestiono a los chicos.
—No sabemos —los oí murmurar entre ellos, subí a mi cuarto y encontré a Allen jugando en la consola.
— Hola campeón —le revolví el cabello y tomé otro control para hacerle compañía.
— ¿Te enfrentaste a Alemania ya?
—No, todavía no — contesta el pequeño y yo asiento aunque no puede verme.
— ¿Paso algo interesante hoy en tu escuela? —le pregunte sin despegar la vista del televisor al igual que él.
—Una niña me dijo que era guapo —sonríe de lado ante lo que decia.
—Eres un Preston, eres guapo de nacimiento — le menciono, mi hermano ríe ante mí afirmación.
— ¿Te cuento algo y no le dices a mamá? —Pause el juego y lo mire con atención.
—Claro.
—La bese —admitió. — Pero no le digas a mamá se pondrá celosa si lo sabe.
Solté una carcajada, plenamente orgulloso de que Allen heredará mis encantos para conquistar a las chicas.
—Pero le he dicho a mí amigo Marco que cuando tenga una novia, será igual de bonita que Cara —su total convicción me hizo creerle.
Es tan pequeño pero él ya sabe lo que quiere.
Aunque tiene muy malos gustos, en eso si no se parece a mí. Mi madre se asomó por la puerta acabando con nuestro momento.
