Denis 30

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Once en punto esa fue la hora en la que vi a Taylor aparcar su coche fuera de casa de mi amiga desde mi ventana

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Once en punto esa fue la hora en la que vi a Taylor aparcar su coche fuera de casa de mi amiga desde mi ventana.

No sé porque, pero no pude despegarme de aquí desde que los observe a lo lejos, como se besaban minutos antes de marcharse a quien sabe dónde y lo preciosa que Cara lucia en ese vestido.

La ansiedad que me carcomía por dentro se redujo cuando la supe resguardada en su casa. — ¿Por fin llegó a casa? —la pregunta de Rene me sobre salta.

— ¡Toca la puerta carajo, me vas a matar del susto! —le reclamo cuando me giro hacia él.

—Lo hice tres veces —se excusa encogiéndose de hombros— Estabas tan ocupado esperándola que ni me escuchaste.

—No la estaba esperando —Rene levanta una ceja mirándome.

— ¿No? ¿Entonces qué hacías? No creo que estuvieras pidiéndole deseos a las estrellas —dice burlón.

—Estaba pensando —le explico y no es del todo falso.

El asunto del que le he estado ocultando a Cara me ronda por la cabeza más que antes, incluso las pesadillas se han vuelto más largas, como si quisieran decirme algo.

—No es eso de la muchacha a la que le ayudaras a fingir un noviazgo ¿Verdad?

—Se llama Ginger— lo corrijo, y para mi sorpresa se trataba de la misma chica con la que me tropecé en el mercado. — Y si, si pienso en maneras de cómo hacer rabiar a su ex, quiero hacer un buen trabajo —me alejo de la ventana dirigiendo mis pasos al closet donde guardo el pijama.

Me meto en el cuarto de baño vistiéndome lento para así hacerlo desesperar y que Rene saliera de mi habitación, en lugar de eso sigue hablando junto a la puerta.

—Sabes que eso no terminara bien — lo oigo advertirme, ya vestido cepillo mis dientes y mojo mi cara escuchando el discurso de Rene. — Mira como ha terminado lo de Arielle. — me recuerda mi hermano.

El solo nombre de esa mujer me eriza la piel, junto a una sensación escalofriante que me recorre hasta la médula y no es una sensación agradable, tiro del pomo de la puerta encarando al muchacho.

— ¡Eso no será así! —levanto la voz tomando a Rene desprevenido, sus ojos agrandados su boca entreabierta son la evidencia de que no esperaba esa reacción de mi parte.

Se pasan los dedos por su abundante mata de cabello castaño dorado, el color de su cabello, como el de sus ojos son una extraña combinación entre el de papá y mamá, su pelo es castaño, pero tiene mechones de dos tonos más claros como mamá. Y sus ojos son como los de mi madre con destellos verdosos, su tez blanca y finos rasgos le dan una buena imagen.

Por eso es que los Preston somos irresistibles, aunque ahora es lo que menos importa.

—Si vas a venir a imponerme cosas por ser el mayor mejor vete, no pierdas tu tiempo.

Por Ti Lo  Haría( Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora