Cara Williams y Denis Preston son mejores amigos desde niños a pesar del ferviente odio que hay entre sus familias. Una amistad indestructible o eso es lo que parece hasta que un terrible secreto que podría dejar una marca imborrable en la vida de a...
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Nelson un compañero del equipo me ha invitado a una de esas fiestas suyas donde terminan en descontrol, estaba repleto de estudiantes alcoholizados, he venido aquí por tres razones:
Una, los que se suponía que eran amigos míos están sobre mí todo el jodido tiempo tratando de adivinar que nos ha pasado a Cara y a mí, no nos hemos vuelto a ver desde que iniciaron las vacaciones. Charlie ha intentado hablar del tema conmigo, yo lo he estado evadiendo.
Dos, necesito algo de distracción y este tipo de fiestas tienen ese toque.
Y tres, ayer por la noche Ginger y yo salimos a cenar, como lo hemos estado haciendo durante la mayoría de las vacaciones.
Sentí la necesidad de besarla, no un beso inocente como los que solía darle para provocarle celos a su ex novio, esta vez la bese de verdad, y por primera vez en toda mi vida siento que quiero una relación en serio, una dónde no sea solo una conquista y una noche de sexo.
Por primera vez me siento enamorado de una chica y no sé qué se debe hacer, estoy tratando de ordenar mis ideas, y por eso aquí estoy bebiéndome un trago en uno de los sillones.
¿Y si se lo confieso y me rechaza? ¿Y si todavía está enamorada de Mike? Dios, esto de enamorarse es más complicado de lo que imaginaba, me frotó la cara con mis manos lleno de frustración.
—Hola guapo ¿bailas? —llevanto la vista y me encuentro a una chica rizada y un atuendo sexy, lista para que algún chico se la llevará a la cama.
Ese chico no iba a ser yo por supuesto.
—No gracias, el chico de haya se ve interesado —le señalo a un pelirrojo que la desnuda con la mirada, y ella me frunce el ceño.
— ¿Eres gay o algo así? —Suelta irritada.
— ¿Se me nota mucho? —Le digo para molestarla y lo consigo ya que se da la media vuelta y desaparece en el mar de gente ebria.
Creo que las fiestas están dejando de ser lo mío, ya nada parece ser lo mío y es todo culpa de Cara. Si ella no se hubiera alejado de mí, todo sería más sencillo, incluyendo el haber descubierto lo que siento por Ginger.
Ella me habría sabido decir cómo actuar con eso.
Dejo el sillón, salgo de la casa para respirar aire fresco, camino sin un rumbo en específico y llego a la conclusión de que si yo no hubiera sido tan idiota y se lo hubiera dicho desde que lo recordé tal vez Cara me habría perdonado y ahora estaría conmigo.
Pero no lo hice y estas son mis consecuencias, mis pensamientos son interrumpidos por mi celular que baila dentro de mi bolsillo trasero del pantalón, lo saco y en la pantalla se ilumina el nombre de Charlie, pongo los ojos en blanco, sé porque ha llamado.
—Vamos dale una oportunidad, tal vez ya se cansó de insistir —me aconseja mi inconsciente, expulso un poco de aire y llevo el teléfono a mi oído.
