El más delicioso sufrimiento

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-¿Raptarlo? ¿Y dónde lo escondo?- doy una carcajada mientras termino de trazar la línea del french en el dedo meñique del pie de Anto.
-Tienes como siete mil casas, alguna debe servirte- se encoje de hombros y mira atentamente mientras barnizo su uña. El teléfono vibra como por centésima vez, noto que a Anto le incomoda- Al señor Lí-Sellers no le gusta que esté aquí, ¿Verdad?
-No es eso. Su hermana está agonizando y cree que incendiaremos su casa.
-¿Incendiar? ¿Cómo lo que le pasó a la casa de su hermana?
-A-Algo así, claro q-q-que yo no sé de eso- balbuceo intentando ocultar mi nerviosismo.
-A ver- Anto se asoma y mira sus pies- ¿Te alacio el cabello?
-¿Me qué?
-Alaciarlo; con la plancha plana.
-Casi nunca lo hago, no me alcanzo la parte de atrás.
-Mira, tu pelo está bien increíble, es lacio pero no tanto, como medio ondulado y toda la cosa pero necesitas dar un cambio- se levanta de la cama y empieza a hurgar en las gavetas, saca mi alaciadora de la última gaveta y juega con el conector- ¿Dónde hay tomacorriente?- mira hacia todos lados y le señalo detrás de mí, ella camina y conecta la plancha, la deja sobre la mesa de noche mientras calienta y toma un spray, un peine y pinzas- Enderézate- ordena. Me siento en la cama y comienza a peinarme, me rocía con el spray protector y separa mi cabello, lo plancha por sección mientras seguimos hablando.
-¿Hace cuánto que conoces al director?- pregunta.
-Como tres meses.
-Wow, ¡Qué rápido ocurrieron las cosas entre ustedes! ¿Cómo fue todo?
-Iba a incendiar una disco, él me durmió con cloroformo y me llevó a la estación de policía. Mi padre me consiguió la inscripción en Mánchester con Liz y me mandó a vivir con ella ya que yo no tenía edad para vivir sola y él necesitaba quedarse en Londres. Liz vivía con Cameron, y el resto...no creo que quieras detalles.
-Si que te gusta el fuego...sobre todo el día que se incendió la casa de la hermana del director-deja de pasarme la plancha por el pelo, esto llama mi atención y me volteo hacia su rostro, ella alza una ceja y veo que se dio cuenta de todo- Si que la odias- sonríe.
-¿Vas a delatarme?- miro hacia el colchón.
-Dicen que no hay que morder la mano que te da de comer- toma otro mechón de mi cabello y pasa la plancha por él.
-¿Por qué no eres mala conmigo ahora?- pregunto curiosa. Espero lo peor, alguna respuesta chantajista.
-Porque tú no lo fuiste conmigo cuando me hallaste en la calle literal y metafóricamente- toca mi hombro y me volteo, termina de alisar el mechón de mi frente- Deberías hacerte un flequillo- dice mientras juega con el mechón que acaba de alisar.
-No lo sé- dudo.
-Te quedaría muy bien, ya regreso- se dirige de nuevo a los cajones y saca una tijera. El estómago se me entume y siento un hilo que hala desde mi esófago hasta el más allá. Recuerdo lo que yo le hice a Paulette, ahora estoy en riesgo.
-No. No necesito un flequillo- digo alarmada y me levanto. Anto da una carcajada y me sigue por la habitación.
-Por favor, Jane. No te haré nada malo, tú matas gente yo no, eso significa que eres más peligrosa que yo- me toma del brazo y me sienta de nuevo en la cama, sus palabras no me dan mucha confianza pero me arriesgo.
Anto toma el peine y una sección de cabello de mi frente, la baja hasta mi nariz y pasa la tijera debajo de sus dedos, empuño mis ojos y espero lo peor, siento que lo hace de nuevo y estoy apunto de aventarla lejos de mí.
-Abre los ojos, sigues viva- ríe. Abro un ojo y luego el otro. Sí, sigo viva. Anto toma la plancha de nuevo y el nuevo mechón corto de mi frente, lo alacia de una manera curva para darle forma y luego lo coloca al lado de mi rostro- Ve a verte.
Me levanto inmediatamente y corro hacia el espejo. Díos mío, ¿Quién es ella? Traigo el cabello lacio, forma un ángulo perfecto de ciento ochenta grados, se mira mucho más largo, roza mi cintura. Un pequeño flequillo que pica a la mitad de mi mejilla con una pequeña onda a la altura de mis ojos. Quedé bien. Sí, quedé bien.
-Wow, pensé que ibas a raparme- murmuro mientras juego con mi cabello.
-Jane, una cosa...Tú fuiste quien puso aquella pentilencia en la universidad ¿Cierto? El día que no fuiste tú ni ninguno de tus amigos- se acerca y la miro a través del espejo. Recuerdo aquél día.
-Sí, ¿Alguna otra duda?- me volteo y la miro, ella niega con la cabeza.
Nos dormimos en la cama comiendo unas frituras y bebiendo un poco de whisky.
Cuando despierto Anto está dormida a la par mía. Me levanto y bajo las escaleras para comer algo cuando veo el más hermoso de los paisajes dormido en el sofá. Me acerco; trae los pantalones desabrochados y una camiseta cuello v blanca, sus pelo está hacia atrás y sus labios ligermanete abiertos, sus ojos cerrados descansan, su brazo está detrás de su cabeza y en la otra mano descansa su teléfono, está encendido. Le quito con suavidad el teléfono y miro las llamadas; la mayoría son de Martín y algunas de Oriana, tambien tiene una de mi madre ¿Liz ya se habrá muerto? Salgo de las llamadas y veo que el fondo de pantalla es una foto mía durmiendo, miro mi ropa y es diferente a la de la foto, ¿Cuándo fue que me tomó esto? Lo miro y me planteo una pequeña broma. Me arrodillo en el suelo y me acerco a su rostro, saco la lengua casi rozando el borde de sus labios y tomo una foto al momento, la miro y está perfecta, la selecciono como fondo y regreso el teléfono al sofá. Acaricio las puntas de sus pelos enrrollándolos en mis dedos, planto un beso en sus párpados y estos se mueven, se abren y sus pupilas se dilatan. Sus ojos se suavizan y sus labios se amplían en una sonrisa.
-Desobediente.
-Rebelde, fiestera, loca y mala- agrego, y él esboza una sonrisa.
-Bésame- ordena y yo obedezco imnediantamente. Me inclino a sus labios y los succiono con delicadeza, él presiona mi cabeza contra su boca con su mano y me doy cuenta qué es lo que quiere. Me aparto y él busca mis labios de regreso sediento, abre los ojos y sonríe cuando sus ojos se encuentran con los míos.
-¿Qué pasó con Liz?- <Muerta>
-Pasó la noche- suspira ilusionado. ¡¿Qué?! ¿Cómo que pasó la noche? ¡Tiene que morirse! Si se recupera estoy muerta.
-E-E-Entonces...ella...
-Pues está igual que antes pero pasó la noche y me mandaron a descansar un rato, tomaré una ducha y volveré- se sienta en el sofá y mira hacia las escaleras- ¿Por qué trajiste a Antonella?
-Estaba en la calle sola. Terminó con Nate y no tiene donde estar. Vivirá aquí mientras encuentre un lugar ¿Te molesta?
-Jane, esa niña es una drogadicta, Nathan la introdujo en eso, no es seguro que esté aquí- susurra.
-¿Y yo que soy? ¿Una santa? ¡Drogadicta igual a ella a la mitad de los que van a tu universidad!- me levanto y Cameron me toma la mano, me hala y me sienta sobre sus piernas.
-A ver, Claire. Primero, le bajas a esos humos que salen por tu locomotora. Segundo, ella y tú solas en una casa no es confiable, ví las botellas en el suelo de la habitación. Y tercero- coloca mi flequillo detrás de mi oreja- Pienso que te ves hermosa con el cabello lacio- se empina un poco y planta un beso en mis labios, se aleja pero yo necesito más, tomo su mejilla y me hundo en su boca para seguirlo besando profundamente.
-Cuarto; yo estoy aquí- nos interrumpe la voz de Anto. Ambos nos separamos y la vemos, tiene una cara de dormida fatal.
-Hola, Antonella- saluda Cameron incómodo y baja la mirada al suelo, yo sigo en las piernas de Cameron.
-¿Que viva aquí significa que tengo el año aprobado?- bromea y camina hacia la cocina.
-Lo que se hace por amor- susurra hacia sí mismo.
-Lo que se hace es el amor- lo rectifico y lo empujo contra el sofá, lo beso pero él se aparta a los segundos.
-Antonella está aquí- se levanta.
-¿Y qué? Yo estoy aquí.
-Jane, sabes cual es mi posición en la universidad, no puedo darme el lujo de mostrarme tan...flexible.
-Esto es lo que obtienes cuando te fajas a una alumna.
-No lo digas de esa manera.
-Es la manera que es- me encojo de hombros- Pero si tanto te incomoda, Anto y yo podemos encontrar donde ir, dinero no me falta- camino hacia la cocina.
-No. No. Irte no- me toma del brazo y me mira con sus ojos penetrantes- ¿Por qué me chantajeas de esta manera? Sabes que te necesito conmigo.
-No piensas echarla de aquí ¿O sí?
-Jane, la odiabas, estuviste a punto de lanzarle un vaso de orina con colorante verde- No puedo abandonar a Anto, menos ahora que sabe todos mis secretos.
-Ella irá donde yo vaya, ¿Me voy o me quedo?- le pongo en ultimatum. Él suspira y rueda sus ojos- Y no me hagas esos ojos, Cameron Zachary Lí.
-Tú no irás a ningun lado si no es conmigo, Jane Claire Dallas- me hala de la camisa y me abraza.
-Awww, se dan un beso más y lloro- Anto arruina el momento, Cameron presiona sus dedos en mi espalda y sé que quiera lanzarla por la ventana. Cameron no soporta a las niñas locas e inoportunas; justo lo que soy yo pero claro, a mí me ama. <O lo finje> ¡Cállate idiota!
-Anto, una más y le digo a Jane tu nombre real- la amenza riendo.
-¿Su nombre real?- pregunto curiosa y miro a Anto quien está alarmada.
-¡No! ¡No se lo diga!- suplica.
-¡Dímelo!- insisto.
-¡Nooo!- se posa frente a él y lo sacude de hombros.
-Antolina- Cameron da una carcajada y seguida viene la mía.
-¡Noooo!- corre escaleras arriba a esconderse.
-¿Se llama así?- digo ahogándome de la risa.
-Sí, pero lo odia y dice a todos que se llama Anto.
-Por suerte no tuve padres tan ridículos que me llamaran Antolina o Zachary- le planto una mirada y él entrecierra sus ojos.
-¡Voy a matarte!- se lanza sobre mi y me toma en sus brazos, sube por las escaleras y entramos a su habitación, sé lo que viene a continuación. Se recuesta a la par mía y me abraza- Necesito hablar contigo.
-¿Qué pasa?- alzo la mirada hacia él.
-¿Soy buena pareja?
-¿A qué te refieres?- frunzo el ceño. ¿A dónde quiere llegar con esto?
-Responde.
-Sí, fajas muy bien- bromeo.
-¿Te imaginas el resto de tu vida conmigo?- sus ojos brillan.
-Cameron, sabes que no soy buena en esto del sentimentalismo, eso se te da mejor a tí con todo lo del Claro de Luna y el cielo y todas esas cosas que combinas para que me ponga loca de amor por tí.
-¿No puedes contestar una simple pregunta?
-No me hables en ese tono- me levanto de la cama.
-Sólo te estoy preguntando, responde- se levanta tambien.
-No puedes obligarme- me cruzo de brazos.
-¡No te estoy obligando! Sólo te estoy pidiendo que respondas una maldita pregunta.
-¿Maldita pregunta? Aquí la única que maldice soy yo ¿Qué te pasa?- murmuro frustrada, algo le pasa ¿Liz habrá dicho algo?
-¡Por Dios, Jane! No hagas un drama de esto como lo haces de todo.
-¿Ahora soy una dramática? ¿Qué te pasa conmigo? ¿Es por lo de Anto? Si quieres me voy al purro grande con ella, no te necesito.
-¿No me necesitas?- me voltea con fuerza y me pega a su cuerpo.
-No eres el único hombre en el mundo, Lí- lo encaro.
-Pero sí el único que amas- me presiona más a su pecho.
-¿Qué pasa contigo, Cameron? ¡Estás loco! Me estás apretando- forzajeo pero no me suelta.
-¡No te suelto! ¡Tú eres mía!
-¿Qué? ¿Desde cuándo eres tan posesivo?
-Desde que...-lo miro a los ojos y él duda-...Liz habló un poco y, bueno, los doctores dicen que puede que hable incoherencias pero...me dijo que te acostaste con Jack- ¿Qué? ¡Maldita!
-¿Qué yo qué? ¿Y le creíste?- lo empujo y me suelta.
-¡Claro que no! Pero no puedo ni plantearme que fuiste de nadie más ¡Nadie, Jane Dallas! ¡¿Me entiendes?!- me hala de la camisa con fuerza- Nadie- susurra.
-¡Avísame cuando lo haya hecho! No seas paranóico ¡Yo no tengo nada con nadie, cretino! ¡Deja de decir tonterías!
-Más te vale, no te perdonaría una infidelidad... menos dos ni tres, cuatro...
-¡Ya entendí! Deja de amenazarme con estupideces que no he hecho, es como si me acusaras ¡Ya déjame!- doy media vuelta y él empuja la puerta para que no salga- ¡¿Qué te pasa?! ¡¡Déjame salir!!
-No me has respondido- murmura nervioso. Algo le pasa, puede que Liz le haya dicho algo más.
-¡Y dale con la pregunta! ¿Qué quieres, Lí?- trato de restarle importancia.
-¡Que me respondas!
-¡¡No me grites!!- grito.
-¡¡Tú no me grites!!- grita.
-¡Me estás gritando!
-¡No te estoy gritando!
-¿Por qué estás tan nervioso, maldita sea?- estallo.
-¡¡Porque no hallo la manera adecuada de pedirte que te cases conmigo!!- se toma la cabeza y se voltea, su respiración está agitada y la mía se paraliza.
-¿Hablas enserio?- estoy perpleja, en shock. Cameron se voltea y me mira.
-Sé que no es el mejor momento ni el mejor lugar pero...quiero que seas Jane Lí, y quiero que lo seas lo más pronto posible.
-Cameron, y-yo no sé que d-d-decirte- juego con mis dedos nerviosa. Quiere casarse conmigo. CASARSE. Atarme a él para siempre, sin alternativa alguna una vez que diga sí frente un altar ¡Un altar! Vestido, velo, gente llorando, haciando drama, mi familia ¡Que horror! Un pequeño flash de un futuro lejano viene a mi mente, mi imaginación vuela lejos.
****FLASH****
Estoy limpiando el suelo el vómito de Wade, un pequeño de dos años que parí y no deja de correr por la casa. Susan está llorando porque Gareth lo está pellizcando ¿Cuantos hijos tengo? En la esquina hay un niño de diez meses en su silla de comer botando la papilla al suelo, dos más lloran pero no los veo. Hay un pequeño de seis años defecando en un plato en la sala. Me miro al espejo y tengo como cincuenta kilos en cada lado de la cadera, de mis brazos cuelgan aletas de grasa y mi cabello es un desastre. La puerta se abre y Cameron entra y mira el desaastre, él está tan guapo como siempre y se asusta al verme. Estoy gorda, fea, tengo veinte mil hijos y tengo que limpiar, planchar, cocinar y no sirvo para fajar porque me he de ver fatal desnuda ¡Y no tengo elección!
***************
Estoy espantada, mi imaginación viaja a mil por hora y la imagen de mi futuro no es la más hermosa ni la que deseo de mi vida. No quiero ser gorda ¡No quiero veinte mil hijos! ¡Ni siquiera me gustan los niños!
-Un sí sería lo que yo más quisiera oír- sonríe nervioso.
-Estoy confundida- doy dos pasos hacia atrás.
-¡Jane, no!- se acerca y me toma de los hombros- Lo siento, es que estoy muy nervioso...- pega su frente con la mía y mantiene sus ojos cerrados- Jane Dallas, ¿Quieres ser mi esposa?- susurra. La palabra ''esposa'' resuena hasta en los escombros de mi cerebro <Gorda, sucia, fea e inútil esposa, por no decir cuernuda por una más sexy>
-¡No!- digo exaltada, él me mira con los ojos abiertos y sorprendido- Lo siento, Cameron. No. No quiero casarme, no quiero, lo siento. No quiero ser tu esposa- me aparto y salgo por la puerta, corro bajo las escaleras y salgo de la casa, no sé a donde ir ni que hacer. Me acaban de proponer matrimonio, estoy hecha un lío, ¿Dónde voy? No tengo teléfono y ni siquiera traigo mi cartera conmigo, está dentro, no puedo ver a Cameron, no quiero ver a Anto. No tengo de otra, tengo que irme, no puedo vivir con Cameron despues de haberlo rechazado de tal manera. Regreso a la casa y subo de nuevo las malditas escaleras, busco la maletas bajo la cama y las abro, introduzco todas las pertenencias que puedo dentro de ellas y escucho que la puerta se abre.
-Jane, ¿Dónde vas?- la voz de Cameron se quiebra. Mi cuerpo se tensa y mi corazón se acelera. Cameron está aquí.
-Me largo, no puedo seguir aquí.
-No tienes que irte. Amor, perdóname por habértelo dicho tan repentino- murmura nervioso- No te vayas, prometo darte espacio...
-No es por tí, Cameron. No quiero...-me volteo y lo miro y me rompo en pedazos- un matrimonio no es lo que quiero para mi vida a los dieciocho.
-Entiendo, Jane, pero yo quiero estar contigo toda mi vida, quiero compartirla, asegurarme que te quedarás conmigo, quiero jurarte amor frente a un altar. Tengo veinticinco años, quiero hacer mi vida y la quiero hacer contigo, quiero que tengamos hijos y...
-¡Alto ahí!- levanto mi mano- ¡No quiero! ¡No! Ni hijos, ni ceremonias ni nada de eso. No se necesita un papel con el que me puedo limpiar el trasero para testificar que te quiero. Eso de las ataduras y no tener más opción que anclarme a alguien para siempre no es lo mío.
-¿Atarse, anclarse? ¿De qué hablas? Nos uniremos el uno al otro por amor, no es una pena criminal...
-¡No quiero, Cameron! ¡Entiéndelo! ¡No me quiero casar contigo! Y ya ni siquiera sé si quiero estar contigo, quiero estar sola, quiero que me dejes en paz ¡Me largo!- bajo las maletas de la cama y las ruedo por la habitación hasta la puerta.
-Jane, no, porfavor- me sigue y me toma de los brazos.
-¡Suéltame! ¡Déjame ya! No quiero vivir contigo más, no quiero casarme, no quiero atarme a tí para siempre. Quiero vivir más, probar más, quiero aventurarme. No nací para anclarme a alguien de por vida. No quiero acabar aqui, casada contigo, lavando pañales mientras tú te acuestas con una prostituta y yo subiendo dos kilos por día ¡No quiero! ¡¡No lo concibo!! ¡Suéltame!- lo aparto de un halón y él cae al piso.
-No sabes lo que me estás haciendo- sus ojos se cristalizan y se llenan de lágrimas- Nana, te amo, pensé que tú me amabas tambien, que querías estar conmigo toda la vida, eso fue lo que me impulsó a dar este paso. Si sientes que es muy pronto lo entiendo, no hay presión pero no te vayas, por favor- me suplica de rodillas mientras me toma los tobillos- Te lo ruego, mi clara de luna. No quieres casarte, está bien, no quieres vivir conmigo, está bien, no quieres hijos, está bien, pero no te vayas, no me dejes, Jane...-su voz se quiebra y una aguja atravieza el centro de mi pecho. Un repele hacia él emana de mi cuerpo, no puedo, no puedo quedarme, no puedo anclarme, no lo haré, debo huír, ya. Debo hacer que me deje ir, debo partirle el corazón y largarme con los pedazos del mío y olvidarlo.
-No, Cameron. Suéltame, te ves patético, inútil y débil. No te necesito, nunca te he necesitado, tú sólo eres una buena sábana con que sacudir mi cama. Jamás quiero unirme a tí en ningún sentido.
-¿Pero qué dices? Tú me amas...- su voz débil es casi un susurro desesperanzado.
-No. No es así, si te amara no podría vivir sin tí y justo ahora estoy decidiendo hacerlo. Se acabó, me largo, no me estancaré en una vida de gorda casada, ni siquiera contigo. Suéltame- aparto mis pies y sus puños caen al suelo- Adiós- corro por el pasillo y bajo las escaleras tratando de no rodar por ellas, no sé porqué mis mejillas están empapadas y mi vista se dificulta, oigo que un teléfono suena y recuerdo que no tengo, es el de Cameron, él no contesta. A unas millas de la casa encuentro un taxi y me huno en mi misma llorando en la parte trasera confundida con todo y perdida en mis dudas, mi existencia y en el amor que siento por Cameron, o sentía.

Mala JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora