Seras adicto a su veneno

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-No no no no- me aparté alarmada.

-¿Qué pasa?- dijo Cameron preocupado.

-No puedo, tengo que quitarme esto- me quité la venda. Cameron se volteó inmediatamente, yo solté 20 litros de baba al ver su cuerpo escultural en boxer.

-¡Jane! ¿A qué horas piensas bajar? Te estamos esperando- escuché que gritaba Edward en la puerta ¡Mierda mierda mierda! Me levanté inmediatamente.

-Ya bajo, me estoy canalizando las energías de Venus- me volví a poner el brasier del disfraz.

-¿Has visto a Lí-Sellers?- preguntó. Yo miré hacia atrás y él permanecía de espaldas con la cabeza en las manos.

-¡No! ¿A-a-a-acaso yo duermo con él?

-No, pero siempre lo andas acechando.

-¡Yo no lo acecho! ¡Lárgate que me estoy vistiendo!- dije nerviosa.

-Danielle y yo estaremos en el auto, apresúrense- escuché que se fue... ¡Espera! ¿Acaso digo... 'Apresúrense'? ¿En plural?

-Vístete- tomó su ropa y entró al baño. Justo cuando cerró la puerta me dejé caer en la cama y di un suspiro de perdedora total. Jane ¿Por qué no te lo fajaste? Comencé a lamentarme y deje caer mi cabeza sobre el colchón. Jane, eres una maricona decía mi psicópata. Mientras el angelito apareció. Nunca debiste haber comenzado con esto decía inconforme. Pensé que sólo habían pasado segundos cuando la puerta se abrió, yo seguía de diabla. Me senté en la cama inmediatamente para apreciar aquél hombre hermoso acomodando sus pantalones. Por favor, mira nada más que hombre, niñita novata. Yo, inundando mi habitación de baba. Cameron alzó la mirada y la bajó inmediatamente con una sonrisa tímida ¡Por favor! ¡Este hombre me incita ponérmele de rodillas y cantarle un himno!

-Hola- susurré. ¿Hola? ¿Qué más pude decirle?

-Hola- murmuró suavemente mirando mi cuerpo. Me levanté y me acerqué a él instintivamente. Él miró hacia el suelo al igual que yo. Me tomó de la cintura y me aferró a su cuerpo envolviéndome en un abrazo. Sentí como todo mi cuerpo se relajó en sus brazos... pero ¿Por qué me abrazaba? No me importa, sólo sigue haciéndolo. Sentí sus labios presionando los míos, los mantuvo presionados unos segundos. Todo era tan malditamente intenso, luego de unos segundos me soltó- Te espero abajo- salió.

Yo solté mi respiración contenida y me lancé al suelo ¿Qué te pasa, Jane? ¿Tan mal te pone? Levántate y haz como si nada pasó...¿Qué? ¿Cómo si nada paso? Me levanté y me puse la ropa, terminé mis maletas y salí de la habitación, cuando las bajé Edward me ayudó a subirlas a la cajuela. Edward me abrió la puerta trasera.

-Jane- me llamó Cameron-... adelante- Edward entró en el auto y yo entré al asiento del copiloto. Arrancó.

No pasó media hora cuando Ed y Dani ya iban tirando risitas tontas y sonidos de bocas, me ponían al borde.

-¿Podrían dejar de estarse succionando? Parecen aspiradoras- ordené sin paciencia.

-Mira Jane, tú no eres mi madre para ordenarme nada ¿Bien?- murmuró Edward.

-Ed, cálmate- dijo Dani paciente.

-Mira, igualado. Yo no seré tu madre gracias al cielo pero no tengo porque estar presenciando sonidos ni imágenes de babeos. Así que paran ya ¡Estoy harta!- me volví a recostar en mi asiento.

-¡Basta! No son niños ¡Compórtense!- ordenó Cameron. ¿Compórtense? Como te comportaste tú con la diablita.

Ni Edward ni Danielle emitieron una palabra y luego de una hora se quedaron dormidos. Y sí, recostados uno al otro. Mi psicópata estaba molesta.

Mala JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora