Go call MTV

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(UN MES DESPUES)

─Efectivamente ─dice el doctor con los dedos cruzados y una sonrisa de oreja a oreja.
Siento que los intestinos se me entumeces y mis pupilas se achican. Miro a Cameron a mi lado, quien está boquiabierto y pasmado.
Luego de unos minutos logramos reaccionar y despedirnos del doctor. Un viaje de quince minutos y llegamos a la casa. Está silenciosa, vacía y hasta me da frío.
Cameron suelta un suspiro cuando entramos y nos quedamos viendo hacia el sofá; maldito sofá, seguramente él es el culpable de lo que nos está pasando ahora. Sí, el sofá tiene la culpa.
Arrastró la mirada hasta los ojos de Cameron y él me mira esperando mi reacción violenta. Estoy a punto de arrancarle la cabeza, pero tengo la suficiento compasión por él para que haga un esfuerzo sobrehumano de explicarme qué sucedió con él.
─¡Ta-dah! ─finge una sonrisa levantando sus manos.
─¡Vete a la mierda! ─le gruño caminando hacia la cocina.
─Oh no, mi amor; si yo me voy a la mierda te aseguro que tú me sigues hasta ella ─murmura detrás de mí.
─¿Qué clase de imbécil eres? ─digo cuando me volteo hacia él. Le doy un empujón en el pecho y él retrocede un par de pasos.
─La clase que te vuelve loca, mi vida ─se burla.
─Es increíble ─refunfuño.
─Increíble no, Jane. Esto es lo más normal del mundo, pasa a diario ─se acerca a mí, pero yo busco evitarlo a toda costa. Los nervios se me ponen de punta y las neuronas me estallan una por una.
─Pues a mí no me pasa ─lo amenazo con el dedo.
─Te está pasando justo ahora. Le pasó a tu madre, también podía pasarte a tí.
─¡Yo no quería esto! ─lloriqueo.
─Yo tampoco lo planificaba así, pero ¿qué podemos hacer? ─alza sus manos.
─No entiendo cómo pasó esto ─susurro con la vista en el suelo y caminando de un lado a otro nerviosa.
─Pues, no sé cómo te lo explicó Amber, pero... cuando un papá y una mamá se quitan la ropita, se dan demasiados besitos y se quieren mucho, papi le regala a mami culebritas dulces, mamá las guarda en la chocita y nueve meses despues aparece un...
─¡Ya sé como pasó, no soy una imbécil! ─grito exasperada. No eligió peor día para hacer sus bromitas idiotas─. Todo es tu culpa.
─¿Mi culpa? ─bufa─. Perdona, pero sin la chocita las culebritas no surgen efecto.
─¡Ya para lo de las culebras! ─le grito desesperada.
─¡Já! Pero en su momento me las pedías a gritos ─ríe.
─Una palabra más y te corto el purro ─lo amenazo.
─Serás tú la que saldrá perdiendo ─da una carcajada.
Tomo el frasco de galletas y se lo lanzo con fuerza. El frasco se le quiebra en la cabeza y veo que comienza a brotar un líquido rojo de su cabeza y resbala por su rostro.
─Mierda, tendré un huérfano.
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Tres puntadas.
Ya es de noche y estoy con Cameron recostada en el sofá. Él yace en uno de sus costados y acaricia mi vientre casi imperceptiblemente abultado. Ninguno de los dos trae camisa. Yo acaricio con las yemas de mis dedos su pecho bien formado. No es justo, él permanecerá con un cuerpo perfecto mientras yo me hincharé como una ballena. Al menos, mi mamá no quedó gorda luego de tenernos, ojalá a mí tampoco me suceda.
─Y, ¿cómo se llamará? ─susurra Cameron en mi oído luego de besarme.
─Cameron ─contesto segura.
─Wow. ¿No crees que ya hay suficientes Cameron's en tu vida? Además, sería Cameron Lí, y lo confundirían conmigo. Y, aún no sabemos si será niño ─besa mi oído.
─Esto fue porque no te cuidaste el día de tu jueguito pasional ─suspiro.
─Eso fue hace poco más de un mes y el doctor dice que tienes diez semanas ─susurra con su rostro enterrado en mi cabello. Su mano comienza a descender hacia el sur de mi cuerpo, bajo mi pijama.
─¿No crees que ya deberíamos saber qué es?...¿Qué vas buscando ahí? ─detengo su mano.
─¿Y si son gemelos? Me muero ─bromea.
─Ojalá no sea niña; hay un problema en el gen x por parte de mi madre ─mantengo su mano presionada contra mi vientre, pero lucha por soltarse.
─¿Puedo ponerle el nombre yo? ─me mira a los ojos. Veo la verdadera satisfacción que le daría ponerle el nombre. Pero, ¿qué tal si lo llama Dionisio? No puedo permitir que se llame así. Por amor al arte que no sea Edward ni Farley o Jeremy, mi madre se burlaría eternamente.
─Jared ─muerde el lóbulo de mi oreja.
Jared James Lí. Me agrada.
─Jared será ─miro hipnotizadamente sus ojos y antes de que logre llegar a sus labios su mano ya se ha arrastrado bajo mi pelvis─. Estoy en cinta, ¡respeta!
Ambos reímos.
─Si es niña, tú puedes ponerle el nombre ─acaricia toda mi zona.
─Harriet.
─¿Estás segura? ─jadea.
─Sí ─lo beso.
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(Seis meses despues)
─¡Mueve tu delicioso trasero! ¡Tenemos que irnos! ─grito bajo las escaleras.
─Sí, claro. Tú no tienes que cargar todas estas maletas ─se queja Cameron desde el segundo piso.
─¡Fue tu idea mudarnos a Londres!
─No debiste reconciliarte con tu hermano ─protesta Cameron bajando las escaleras con cuatro maletas encima.
─No seas llorica, ¡apresúrate! ─le aprieto el trasero cuando sale por la puerta.
─Si no estuvieras embarazada te haría...
─¡Cállate y avanza! ─le doy una patada en el trasero y cierro la puerta.
Subimos al auto y nos dirigimos hacia Londres. Miro por la ventana como dejamos atrás aquella casa en la que viví el último año y medio, y todo lo que pasé en ella. Una lágrima se desprende de mis ojos. Siento la mano tibia de Cameron tomando la mía.
─Regresaremos cuando haya nacido, no seas fatalista ─besa mi mano.
─Es increíble que vaya a ver a Edward, lo he extrañado tanto ─sollozo.
─Ya, tranquila ─sisea.
─¿Crees que pueda hablar con mi mamá?
─Has hablado con ella ultimamente.
─Sí, pero, ¿qué pensará cuando me miré así? Embarazada a los dieciocho ─suspiré.
─Ella se embarazó a los dieciocho ─encoge los hombros.
─Sí, pero mi padre sólo tenía cuatro años más que ella ─repongo.
─¿Qué importa que yo tenga veinticinco? ─refunfuña.
─Ni me lo recuerdes, pedófilo.
─Te recuerdo, mi bella abdomen de balón, que quien apareció en mi cama desnuda cuando salía de la ducha la primera vez que llegaste a casa fuiste tú ─toca mi nariz.
─Cállate y conduce. Tengo hambre.
Cameron abre la guantera y de ella se despreden decenas de bolsas de confituras, donas, chocolates, pepinillos, patatas, brownies y quien sabe cuántas cosas más.
─Soy un hombre precavido ─exhala.
─Eres un hombre porque el cupo de gays ya estaba agotado cuando decidiste nacer ─bromeo atragantándome de pepinillos con chocolate.
─Bájale a tu tonito, el niño te está escuchando.
─Mi amor, tu papi es gay, lo que pasa es que lo violé ─murmuro hacia mi barriga─. ¡Y no me digas abdomen de balón!
─Wow, reacción retardada, nuevo síntoma ─mira su reloj.
Llegamos a Londres unos minutos antes de lo que habíamos planeado. Antes de llagar a casa, pasamos por los internados y un par de chicas escapándose.
─¿Deberíamos avisarle a Dallas? ─pregunta Cameron preocupado.
─Nah! Déjalas.
Llegamos a la casa de mis padres, Cameron suena la bocina y Edward sale corriendo hacia nosotros. Cameron sale y me abre la puerta, con su ayuda salgo del auto y a Edward casi se le salen los ojos de sus cuencas.
─¡Pero qué gorda estás!
─Gracias, hermano. A mí también me da gusto verte ─lo abrazo.
─Hola, Edward ─saluda Cameron.
─Hola, Lí, ¿van a entrar?
─¿Qué hay de lo que hablamos? ─pregunta Cameron.
─Ah, está dentro.
─¿Quién está dentro? ─pregunto.
─Ya verás ─Cameron me toma de la cintura y caminamos hacia la puerta de la casa.
Una vez dentro Danielle nos recibe con un abrazo, quedó en shock al verme.
─¡Qué hermoso! ¿Qué es? ─pregunta emocionada.
─Es un niño ─contesto.
Hablé con Danielle hace unos cuantos meses y ella y yo arreglamos las cosas, aunque nuestra amistad ya estaba bastante rota, al menos me di cuenta que no me odiaba y que podíamos seguir siendo amigas, aunque estaba segura de que nunca sería como antes.
Veo a mi padre bajar de las escaleras y lanzarse hacia mí.
─¡Jane! ─frota mi espalda─. ¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo esto? ─mira mi barriga.
Señalo a Cameron inmediatamente y este se pone verde.
─Culpable ─susurra Cameron.
─Espérame detrás de la casa en veinte minutos ─lo señala. Ambos sueltan a carcajadas, aunque las de Cameron eran bastante nerviosas.
─¿Dónde está mi mamá? ─pregunto temerosa.
─Ansiosa por verte ─sonríe mi padre.
─¿Ansiosa?
─Te sorprenderá ─mi padre acaricia mi cabello─. Amber, Jane ya está aquí.
Escucho los pasos de mi madre viniendo de la cocina. Asoma su cabeza y sonríe, pero su sonrisa se desvanece en cuanto baja su mirada hacia mi vientre, luego le lanza una mirada asesina a Cameron y este está por convertirse en el Grinch de tan verde. Cameron me toma la mano y ambos suspiramos.
Mi madre sale de la cocina y me quedo pasmada al ver su vientre tan grande y tan redondo como el mío. Camina hacia mí, y nuestros rostros están igual de sorprendidos.
─Por amor al faje ─masculla mi mamá entre dientes─, pero ¿de qué me perdí? ─me mira de pies a cabeza.
─Hola, mamá ─mis ojos se llenan de agua─. Estás...embarazada ─digo sin aliento.
─Como tú ─suspira.
─Sí ─mi voz se quiebra.
No soporto más y corro hacia los brazos de mi madre, ella me abraza y lloro sobre su hombro.
─No llores, Jane. No seas maricona ─dice entre lágrimas.
─Creo que nosotros las dejamos solas ─dice mi padre llamando a Cameron, Danielle y Edward.
Ellos se van y mi madre y yo nos sentamos en el sofá. Recuerdo que Cameron me contó que hace un tiempo vio a mis padres perdiendo la decencia en este sofá.
─Mamá, ¿hace cuánto que... ─pauso. Estoy asombrada.
─Tres meses.
─Igual que yo ─jadeo.
─Increíble, se llamará Marco, ¿ustedes ya lo nombraron?
─Jared ─lloriqueo─. Mamá, quiero pedirte perdón por...
─Jane, basta... soy tu madre y te amo, no tengo nada que perdonarte ─me abraza

Mala JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora